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PEÑA SANTA DE CASTILLA (Macizo Occidental)* |
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Bebemos bastante líquido y no descuidamos el desayuno. Una hora de preparativos que a alguno se le hace corta. Cargados con las mochilas ya estamos preparados para afrontar la trepada por las llambrias de la modesta historia de nuestros Picos.
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 Aunque la pared está próxima, la marcha de acercamiento se nos hace dura. Nuestros cuerpos aún no se han desperezado y se notan los efectos de una mala noche. Hemos contado todas las estrellas del firmamento y no se nos ha escapado una sola estrella fugaz. Noche de ensueño que no nos ha dejado conciliar el sueño.
El terreno no ayuda. Llambrias y pozos en cada recodo que nos obligan a echar las manos a la roca. Caos lapiaz en que no somos capaces a encontrar el buen camino. Algún jito disperso nos devuelve a la realidad. El que los puso camina tan desorientado como nosotros.
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 La Horcada Baja de los Llambriales es una amplia collada que une la pared Sur de Peña Santa con una pequeña cumbre, desgajada de ésta y que se cierne sobre Vega/Llagu Huerta. Desde la Cerra de Cuba destaca mucho más, sólo hay que mirar al horizonte (al Oeste), y se disfruta de un perfil detallado de todos estos accidentes orográficos. A la izquierda de Vega Huerta se eleva otra modesta cumbre: Cotalbín. En una destacada horcadina, en la que confluyen los suaves relieves de Vega Huerta con los más accidentados de Cotalbín, muere una rectilínea valleja que sube desde la Canal de Capozo. El Cueto Agudos y el Cueto de los Cabritos separan esta canal de la de Mesones. La fuente de la vega se encuentra unos cincuenta metros antes de la mencionada horcadina.
En esta collada se inicia la vía de los Llambriales a Peña Santa de Castilla. Es una trepada larga y relativamente sencilla (IIIº) utilizada por los primeros hombres que hollaron la cima de esta montaña.
Tras las primeras trepadas por una inclinada rampa pronto nos damos cuenta de las verdaderas dimensiones de la Pared. La rampa de subida a la que pretendemos acceder queda cortada en su parte inferior sobre los llerones de los Llastrales, por donde se pierde el camino de la Horcada de Pozas. Estamos en la Cara Sur de la pared, pero la sumbrías de estos rincones occidentales aún no han recibido el calor de las primeras luces del Alba. La cresta que culimna la ladera lapiaz que se eleva al Norte de la Horcada Baja de los Llambriales, muere en una terraza en la boca de una estrecha canaleta de grava. Los desplomes sobre las graveras rotas desprendidas de las agujas de Peña Santa son heladores. La cámara abre el objetivo intentando captar la escasa luz del rincón, quemando los bosques y valles de Sajambre, en que ya hace rato que ha roto el amanecer (v. foto ampliada).
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 Apenas subimos unos penosos metros por la ceñida canaleta recubierta de piedar suelta. Pronto nos desviamos por las llambrias de su izquierda, para alcanzar una minia horcadita en el canto de la llambria que nos cierra por este lado. Aquí se encuentra el paso clave de esta parte de la vía de Los Llambriales. Una corta travesía en horizontal, colgada sobre los rompientes de la rampa que sube en diagonal a la Horcada Alta de los Llambriales.
Pasado este hermoso pasaje, abierto a los pastizales de Vega Huerta y a las torres del entorno de la Bermeja, apuntamos ya una continua tendencia a la izquierda, a buscar la base de la rampa. La entrada a la misma nos obliga a doblar una llambria de canalizos, corta y relativamente aérea, pero que, una vez superada, invita a volver la vista atrás. Tras las calizas de la Punta Extremera, ganan terreno los ecosistemas forestales y de pastizal, magníficamente representados por la circular campera de Vegabaño y por el cegado valle de Soto de Sajambre (ver foto ampliación).
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 La vía de los Llambriales es el itinerario seguido por los primeros hombres que hoyaron la cumbre de Peña Santa, el 4 de agosto de 1.892: PAUL LABROUCHE, FRANÇOIS BERNARD SALLES (guía de Gavarnie) y VICENTE MARCOS (Vicentón), vecino de Soto de Valdeón.
La imagen está tomada desde la Horcada Alta de los Llambriales. En esta horcada se da por finalizada la trepada de la cara Sur de la peña. Atrás se deja el verdor de Vega Huerta. Se afronta un corto descenso por la cara Norte (sobre la Horcadina del Neverón -más conocida como la Forcadona-), sobre la que se eleva la mole calcárea de la Torre del Torco.
En la foto ampliada vista del Torco desde la Horcada Alta de los Llambriales.
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