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Rutas por los Picos de Europa

Picos de Juanfría (Macizo Oriental)*Apéndice: Coordenadas GPS

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ArgüébanesArgüébanes se dispersa por el centro de este valle lateral del Deva. Presenta una estructura alargada e interrumpida vertebrada por la estrecha carretera de montaña que le da acceso.
  Casas y cuadras se agolpan en un puñado de desiguales enclaves sin aparente conexión. Ligeramente desplazada aparece la iglesia, nexo dominical de unión entre las gentes del pueblo.
  En la plazuela de la iglesia, o en la contigua, por encima del río Mancorbo, buscamos un recodo en el que apartar el coche.
  Caminamos por el cuesto y estrecho asfalto que remonta hasta el deslavazado barrio alto de Argüébanes (fotos miniatura y ampliación).
  Cerrando el valle del río Mancorbo, se yerguen las altivas torres de Ándara (foto ampliación). Las solitarias cumbres nevadas de los Llambriales Amarillos y del Samelar, escoltan por sus flancos el compacto amasijo de torres, picos y peñascos que se escalonan desde el San Carlos a las pardas peñas de los Picos de Mancorbo. El Alto los Novillos y los Picos de Juanfría, cobran desde Argüébanes un protagonismo, que poco a poco van a ir cediendo a su montaña dominante el San Carlos o Sagrado Corazón.

ArgüébanesSeguimos la calle lineal que apura hasta las últimas casas del pueblo. El olor de La Liébana nos llega en esa casa de adobe con bonito corredor de madera en que suelen apilarse un montón de lienzos recién pintados, es el aroma de un patrimonio rural sorprendentemente bien conservado.
  Giramos a mano izquierda, al lado de una tenada perfectamente trenzada (foto miniatura). Abandonamos con este escorzo una de las pistas troncales de Argüébanes, que remonta directa hacia los altos puertos de Ullances y Trulledes.
  Esta travesía lateral nos devuelve al lecho del río Mancorbo, en el costado occidental de Argüébanes.
  Dejamos al lado una enorme casa de piedra que no es sino un gran molino en aparente desuso. Cruzamos el puente sobre el río, frente a otra bonita casa con corredor (foto ampliación), donde la pista se desdobla en dos brazos. El de la derecha, que apunta a las torres calizas de Ándara (Norte), sube a Osmedián. El de la izquierda, que parece llevarnos en dirección contraria a nuestro destino (Sur) es, curiosamente, la mejor opción para aproximarse a los Puertos de Edes, camino de la Canal de Juanfría.

Paré Corvera, Portillo el Rey, Las AgudinasUna rampa humedecida por la umbría del boscaje, entre el que se intuyen los tejados de las casas y cuadras de Argüébanes, es un falso guiño al montañero en los primeros compases de la jornada. Corona en un puñado de metros un collado donde se funde con una amplia y monótona pista, también procedente de Argüébanes, por la que deberemos seguir ascendiendo.
  Remonta por una valleja, de taludes pelados, por la que se abren camino los postes de la luz. Las dimensiones de la pista y el tendido eléctrico responden a la alimentación y acceso de una quesería enclavada en lo alto del cordal, en una suave ondulación en lo cimero de una de sus lomas, en la que se ha pisado una rampa de despegue de caseros aeroplanos.
  Esta parte del ascenso es lenta y tediosa, quizás por la pesadez de los primeros pasos, la amplitud de la pista y la presencia de los postes. Nos entretenemos mirando las flores y árboles del entorno, y alargando la vista hasta el horizonte, donde vemos detalles de las grandes cumbres hacia las que nos dirigimos. Con el zoom podemos ver con mayor detalle (foto ampliación) la nevada rampa de los Llambriales Amarillos irrumpiendo por detrás de los pastos del Pandillu, en los Puertos de Edes (por donde devola el camino minero que entra en la Canal de Juanfría).
  La pista de la quesería nos conduce linealmente por toda la valleja. Justo antes de afrontar el primero de una larga sucesión de tornos (a los 600 / 700 metros), se desprende de ella un ramal secundario a mano izquierda, que nos pasa al plano opuesto de la valleja.
  Este desvío nos permite, por breves momentos, alcanzar una mayor perspectiva de conjunto de las montañas del entorno (foto miniatrura). En este caso se nos muestran las picas que se alzan sobre la pista que remonta hasta el puerto de Potes (Trulledes), desde Paré Corvera hasta las Agudinas. En el centro de la imagen, se aprecia la raya horizontal de la pista troncal del puerto, por la que se baja desde la Canal de San Carlos.

pinarEl ramal desgajado de la pista principal de la quesería se dirige a lo alto del cordal que separa los valles de Argüébanes y de Lon.
  De este estrecho ramal se desprende otra mala pista a mano derecha. Permitía alcanzar rápidamente el Collao la Hoz, pero está prácticamente perdida. Así que lo mejor es aceptar el rodeo.
  Se trata de bordear una mancha de pinar por el Sur, la misma plantación alóctona que nos va a permitir la identificación del Collao de La Hoz desde las alturas.
  Las tremendas rampas de la pista entran brevemente en el pinar, antes de alcanzar las calvas de lo cimero de la sierra. La pista corona entre este mirador de matorral y el linde del pinar.
  Devola a la vertiente de Lon, recibiendo por la izquierda, por dos veces, una de las pistas que sube desde este pueblo, que coincide en estos últimos metros con otra procedente de Argüébanes (bonita para un cómodo paseo, pero excesivamente larga para una marcha de aproximación ya de por sí de gran dureza).
  La pista sigue la cuerda de la sierra, algo desplazada a su costado occidental. La altura ganada ya nos permite disfrutar de las mejores galas del Macizo de Ándara.
  Llama la atención una casita blanca enclavada en lo alto de una loma de pradería, con pelusa forestal. Una solitaria vivienda, sin apenas adornos, pero enmarcada en un paraíso de torres y canales (foto ampliación). Un casita que nos sorprende por la hermosura del entorno, aunque de belleza menos sugerente para los montañeros de Lon, que ya han visto como la citada casa busca el lugar más abrigado, mas menos vistoso de La Picota.

Collao la HozRetomamos el contacto con el pinar, que nos flanquea por la derecha. Por esta mano llegaba también el ramal perdido a que hice referencia, justo en la rampa de bajada que nos desliza por la comba del Collao la Hoz, entre el pinar y las manchas de bosque autóctono que deslindan un entorno de recogidos invernales y praderías.
  En el Collao la Hoz, retales de pradería nos abren una velada ventana hacia las cumbres del Macizo Oriental (foto miniatura). La vertiente de Argüébanes, sigue tan tupida como el camino que anegó el descuidado pinar.
  Continuamos por la pista, desechando los ramales que nos salen a mano derecha. Corresponden a la entrada a la quesería por esta vertiente del cordal (no comunica con la pista de Argüébanes, dado que esta explotación está firmemente cercada) y al acceso a otro conjunto de invernales. Sale también otra pista de reciente construcción, cuya caja se ha abierto sobre el camino que devola hacia Osmedián, por la cabecera de la sierra.
  A mano izquierda sólo se desprende un apéndice que no es más que una entrada a la pradería de La Picota. Estamos al lado opuesto de la casa. La pista se limita a ir envolviendo esta pradera, hasta entroncar con el camino que sube de Lon.
  Pasada la altura de la casa de La Picota, ya entroncamos con la pista procedente de Lon, dando la revuelta de nuestra pista, camino ya de Andalubia.

AndalubiaNo es este invernal de Andalubia el final de la pista ni de las duras rampas de la misma. Marca, sin embargo, por la belleza del entorno, el final de la página.
  A la vera de la pista sí cuenta con un bebedero que nos puede servir de improvisada excusa para una parada en el camino.
  Contemplamos todo el frontal de ese subcordal de Silla Caballo. Ocupa un lugar prominente, aunque vasalla de esta cimera de Ándara, la destacada y afilada aguja que culmina en la Tabla del Pino, apretada entre las Horcadas del Pino, Bajero y Cimero, pasos hacia la vertiente de la Canal de Lechugales.

 
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