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Picos de Cámara (Macizo Oriental)* Apéndice: coordenadas GPS |
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PEÑÓN DE CUARDES - COLLAO DE CÁMARA (2 horas)
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 El Peñon de Cuardes es un jito natural que marca los lindes del Parque Nacional de los Picos de Europa. Por encima del peñón se extienden un par de cuadros de pradería, últimas fincas de siega de Tanarrio.
En el vértice superior de las camperas muere la pista de Tanarrio. La senda de Mogrovejo, que entra por el lado opuesto de las praderías, pasa desapercibida.
Ambas rutas se unen en una vereda de tierra que remonta monte arriba, entre helechos, para devolar por una falsa collada en la que recuperamos la vista del curso alto del río que se acaba de cruzar.
Trasponiendo la collada la vereda se convierte en amplio y alfombrado camino, restos de la primitiva ruta hacia los puertos (fotos miniatura y ampliación).
Nos acercamos a la base del Macizo de Ándara, donde despuntan las peñas del Pico y del Prao Cortes.
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 El camino alfombrado, que en la ampliación vemos en sentido opuesto, con el Pico Jano al fondo, nos deja al lado mismo de Cueva Masera, que no pasa de ser un simple abrigo en una peña.
El sendero remonta por una banda de tierra que se prolonga en ascenso entre el río y el monte. Momentáneamente recupera el rastro del viejo camino.
Más arriba deberemos cruzar el lecho del río, para pasar a la margen opuesta, por la que seguiremos remontando aún unos metros más, antes de desviarnos por un marcado sendero que sale en horizontal a nuestra izquierda.
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 Sólo seguimos la senda hasta que dobla la llomba que delimita la cuenca del río. En este recodo del sendero, nos encaramamos en la referida loma para remontar por ella.
A esta mano del río salen sendas o caminos que se internan en el bosque. Enlazan pistas madereras que nos permiten retornar a Mogrovejo.
Loma arriba seguimos la traza de una senda de tierra. Tenemos que pasar al lado de otra pequeña peña calcárea, frente al desagüe de la Canal de Cardéu (foto miniatura).
La foto de la ampliación está tomada en el momento en que abandonamos el cauce del río.
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 Desde esta roca caliza que aflora en el camino, puede echarse la vista atrás para contemplar toda la cuenca del río Belondio, afluente por la izquierda del Deva.
Atrás ha quedado el Peñón de Cuardes, monolito calcáreo que irrumpe en mitad de este valle lateral de Camaleño, en el primer recodo del río.
La Canal de Cardéu se encuentra justo delante de nosostros (ver miniatura anterior). En su parte baja crecen jóvenes avellanos, mientras que el hayedo se retira a sus laterales. Este barrido es un claro indicio de que se trata de una cuenca de paso de los aludes. Aunque la presencia de avellanos apunta a una menor cadencia en la formación de los mismos.
La parte inferior de la Canal de Cardéu muestra unos saltos de agua que trataremos de evitar con un largo rodeo por La Campa.
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 La vereda, que se adivina entre la hierba, va girando hacia la derecha, en dirección a La Campa (foto miniatura), en la cabecera del regón que se dejó más abajo (cuenca alta del río Belondio).
Al cruzar por una zona más cortada de peñas prietas, que vierte al torrente, se recupera brevemente la traza del viejo camino. Caja peatonal que enseguida vuelve a desaparecer al entrar en una valleja secundaria, previa al hombro que da paso a los lleraos de La Campa.
La Campa es una llera (pedriza) en embudo, que rompe sobre los primeros resaltes del alto Belondio.
Cierra por arriba un farallón rocoso sobre el que se sustenta el inabarcable mundo de la Canal de Lechugales. Preside la canal una compacta mole caliza que culmina en la estilizada punta calcárea de la Morra de Lechugales, techo de Ándara (foto ampliación).
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 No doblamos la morrena que deslinda las lleras de La Campa, sino que remontamos directamente por la valleja que la precede (foto miniatura). Siempre vaguada arriba, por el lateral derecho del Monte Cardéu, ignorando todas las sendas que nos invitan a pasar a La Campa.
Poco a poco se va perfilando la Canal de Ontuje de Tanarrio, una canal herbosa que sale por un lateral de la Campa (foto ampliación). En la parte inferior se destaca la hoyada de Piedras Negras, donde brota uno de los manatiales que alimentan la torrentera que configura este valle secundario de Camaleño.
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 Una vez que se ha ganado bastante altura, empezamos a echar la vista a nuestra izquierda, mirando al lateral del bosque, en busca de la senda que en éste se adentra.
No se llega hasta las peñas que ciegan esta empinada valleja, antes de pegar contra el contrafuerte se descubre el camino que entra en el bosque. Arranca la vereda entre unas rocas, en una zona de llamarga. Corta en travesía la ladera herbosa que lo deslinda. El frecuente tránsito de cabras y ovejas que buscan la umbría del hayedo delata la presencia del camino, cuya caja se ve ampliada por las calvas de tierra que las pezuñas de estos rebaños han arañado al manto herbáceo.
La sombra de las primeras hojas nos sorprende con la vista puesta en la Canal de Lechugales (foto ampliación). Desde esta perspectiva la cumbre que cobra protagonismo es el Mermeju la Tabla, primer dos mil de un cordal secundario que se desgaja de la línea troncal de Ándara, a caballo entre las canales de Lechugales y las Arredondas.
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 El Monte Cardéu forma en esta zona, una pequeña mancha de hayedo delimitada entre la valleja de subida (paralela a la morrena que cierra la Campa por la izquierda) y la canal del mismo nombre.
El sendero atraviesa el bosque prácticamente en horizontal, ganando eso sí, unos metros, para doblar a la canal por la base de un contrafuerte calizo.
La miniatura recoge un pasaje del breve recorrido por el hayedo; en tanto que en la ampliación se muestra el Monte Cardéu desde la entrada a la canal, con el espolón que se dobla por su base. Al fondo la Canal de Ontuje de Tanarrio y el Mermeju la Tabla.
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 La cabecera de la Canal de Cardéu es una amplia vaguada ceñida entre el bosque y la peña. Remonta directa a las lleras que se forman en la base de las perfiladas torres de Ándara.
El sendero procedente del Monte Cardéu, cuyo rastro hay que adivinar por momentos, atraviesa en llano hasta la parte opuesta de la canal, la que linda con el hayedo.
A continuación, remonta directamente por este lateral izquierdo de la canal. Sólo logra intuirse algún recodo de la caja del primitivo sendero. Por lo general, se sigue una vereda muy tibia que se deja entrever.
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 Cerca ya de las lleras de salida, el sendero vuelve a hacerse notar. Escapa del lateral de la canal, rebasando ligeramente sus lindes. Empieza a formar tornos por las laderas que delimitan el lecho de la canal, libres ya de una mancha boscosa que empieza a ceder.
No pierde de vista del embudo de salida de la Canal de Cardéu. Un sendero corta en horizontal a modo de línea divisoria entre lo que sería la canal y las lleras de salida. Nosotros quedamos sobre su vértice izquierdo, viendo como su otro extremo se pierde al otro lado en una collada de buen pasto. Este sendero pasa al Haya Montestíu, donde inicia lo que se conoce como las Traviesas de Somajía, una larga travesía sobre los farallones inferiores de la Canal de Lechugales, contrafuertes que cierran el circo de La Campa, que constituye un frecuentado paso de los rebaños hacia la Canal de Ontuje de Tanarrio (protagonista de la fotografía ampliada de este apartado).
Por su parte, nuestro sendero, que apunta en la misma dirección que el extremo izquierdo del otro camino, remonta por unas calvas de oscuras llastrias descompuestas. En un recodo, escondida bajo unas rocas calizas, brota la fuente Pozán, que no es sino el manantial que fluye hacia la vaguada de la Canal de Cardéu, pero que se sume entre las lleras de su cabecera.
Suele conservarse gran parte del año un pequeño nevero al pie de la perfilada arista del Jiso, visible desde Tanarrio, que se conoce como nevero Pozán.
En la miniatura descubrimos el lecho de la Canal de Cardéu, delimitada entre la peña y el bosque, y cerrada por las lleras alimentadas por la muralla de torres que forman la arista del Jiso y el Prao Cortés.
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 La fuente Pozán se sitúa prácticamente en la misma línea de la arista del Jiso. Se trata de una vía clásica de escalada de los Picos de Europa, siendo bastante frecuente sorprender a alguna cordada en los primeros largos de la escalada.
Esta arista es la protagonista de las dos fotos de este apartado. Al lado se encontrarían los paredones sudoccidentales del Prao Cortés, que por la vertiente norte no es más que una engañosa rampa de pastizal, vasalla del Pico Cortés, cumbre principal de este sector de Ándara y vértice geodésico de primero orden. Entre el Pico Cortés y la Morra de Lechugales (techo de Ándara) se interpone la Horcada del Jierro o de Lechugales, según la vertiente de la que se mire.
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 La fuente Pozán, dije, está al lado de un recodo del sendero, que gira dando la espalda a las lleras o pedrizas que vierten a la Canal de Cardéu.
Es apenas un escorzo que tira hacia el valle, para volver a reorientarse, entrando entre unos bloques a una línea directa de valleja (fotos miniatura y ampliación).
La vereda, que se difumina al meterse en la vaguada, remonta por la misma. Evita una pequeña ceñidura de ésta, saliendo momentáneamente por su derecha, para retornar a la línea de valleja, ya cerca de la collada de salida.
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 La vaguada nos deja en una suave collada, al lado de la cerra que delimita a aquélla. Enlazamos con un sendero de tierra que viene del lado contrario de la roma cerra, que puede invitar a confusión en el descenso.
Frente a nosotros se levanta el peñasco del Cotero de los Placeres (en la foto ampliada apenas un montículo de roca en comparación con las paredes de los Picos de Cámara). Afrontamos el corto repecho que nos conduce hasta la collada de su izquierda, pues no hace falta llegar hasta el peñasco.
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 En el Cotero de los Placeres puede darse, prácticamente, por acabada la subida para los que se dirijan ´´sólo´ hasta el Collao de Cámara; pues en adelante el desnivel se atenúa considerablemente (puede apreciarse en la foto ampliada como la tirada que resta hasta el Collao de Cámara carece de un desnivel reseñable, apenas cien metros; el Corvo es la torre caliza que se eleva a la izquierda de la collada). Solamente el desnivel y la longitud recorridas pueden hacer mella en nuestras piernas cuando el camino pique ligeramente hacia arriba.
Al doblar bajo el cotero , la senda que intermitentemente veníamos siguiendo, se transforma en la caja de un amplio camino, bastante desdibujado por los argayos (en la miniatura podemos ver un detalle del camino).
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 El camino efectúa una larga travesía sobre el enorme embudo de la herbosa Canal Mayor (foto miniatura). Flanquea a media ladera, bajo las descomunales paredes de los Picos de Cámara.
En una de las vaguadas que va sorteando, arroya una pizca de agua que se recoge en un reducido cuenco natural, es la Fuente Parida.
La vista sobre toda la Liébana es hermosísima. La foto ampliada no es más que un detalle de la miniatura, centrado en la meseta de la Peña Oviedo. Al fondo, en la Cordillera Cantábrica, destacan sus dos máximas cotas, el Curavacas y Peña Prieta.
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 La niebla no es inconveniente en este último tramo del camino, pues está muy marcado por el paso frecuente de los grandes rebaños de cabras y ovejas que pasan a los Puertos de Áliva.
El Collao de Cámara (1.706 m.) es la comba de engarce entre el conjunto de Cumbre Abenas y el Corvo y los Picos de Cámara, primeras torres de Ándara que rebasan los dos mil metros de altitud. Es alta puerta de paso a los Puertos de Áliva, generalmente utilizada por los vecinos de Tanarrio, que carecen de la red de pistas troncales de otros pueblos más próximos al pastizal alpino de Áliva.
Su cuerda está algo descuidada (foto ampliación), inconvenientes de querer mantener un hotel en la alta montaña de los Picos de Europa.
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