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Imágenes de una vida en la montaña (XXXII)* |
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´Bajando´ el río Cares, desde Arenas de Cabrales, recibe al visitante el caserío de Mildón, como fielato de Peñamellera Alta, donde dejar los dineros y probar las delicias de esta escarpadura del Cares en el mesón anejo. Nace en Mildón una retorcida carretera de montaña con un cartel indicador que señala ´Oceño´. ¿Cuántas veces por esta carretera? En coche o andando. Sin embargo, no fue hasta el arreglo de la misma, cuando descubrí mi fortuna al no valerme de la bicicleta. La nueva señalización tiene más indicaciones del desnivel de la carretera que de la precaución por curvas. El desnivel es siempre, si no recuerdo mal, del 12%. Unos cuatro kilómetros de asfalto escapan de las umbrías del Cares a las vegas soleadas engoladas sobre este nuevo desfiladero del río ´divino´ (como se llama una de sus más afamadas gargantas). Una serie de sierras montunas sirven de pedestal a la lejana Ándara. En un valle recóndito de una de estas sierras menores del ´Macizo de la minería´, vive aislado un pueblo. Las casas de Oceño se empozan en el rellano extremo de un valle cegado de prados. Esta verde hoyada de siega y huertos deja que la brisa meza las puntas de sus hierbas, sin llegar a desbordar el borde del cuenco de la ería de Oceño.
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