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Rutas por los Picos de Europa

Cuetu Agudos (Macizo Occidental)

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Monte CardedaPasada la fuente aún se sigue por el camino de Mesones. Dobla en un canto para afrontar la subida por Cuarrienda. Esta cuesta queda cegada por el umbrío embudo desplomado que quiebra la amplitud de la Canal de Mesones. El camino se acerca a los farallones de la derecha, donde se forman unos pequeños parés. Afronta el camino los últimos tornos antes de romper contra los cortados inferiores del profundo e inexpugnable canalón.
  En el último giro se desprende el camino de Cardeda, antes de adentrarse en la acanaladura atorrentada que parece poner fin al camino de Mesones. Éste se cuela por el Sedo Armado, entrando en una zona de transición de la Canal de Mesones, punto de divergencia del Sedo de Mesones y del Camino de las Vacas.
  El trazado de la vereda que sube a la majada de Cardeda, aunque cubierto por la hierba, es bastante evidente. Sin embargo, ha de tenerse cuidado de no coger un sendero inferior, muy marcado, que se desgaja del camino de Mesones a la altura del canto contiguo a la Fuente del Cuciao. Este sendero se pierde en las inclinadas laderas herbosas, en los lindes del Monte Cardeda. La subida a la majada por este lado, al ser más directa y sin la referencia de una evidente senda, se torna más dificultosa. Por lo tanto, ha de continuarse por el camino de Mesones hasta el canto superior de Cuarrienda, donde gira en dirección al Sedo Armado.
  La senda de Cardeda sale de la misma revuelta del amplio camino de Mesones. Inicia una larga travesía ascendente, por las faldas inferiores de los farallones de Los Cabritos, en dirección a un grupeto de árboles desgajado de la próxima mancha forestal del Monte Cardeda.


trepadaEn la travesía aparecen las primeras dificultades. Un corto flanqueo por una llambria, en cuyas repisinas se forman los pequeños peldaños terrosos que responden a la traza de la vereda. Mal terreno que, sin ser aéreo, no debe hacernos descuidar la atención. Este tipo de pasos va a ser una constante durante todo el ascenso. La senda se adentra en los dominios del primer grado, un mundo de constante tensión que invita a obligadas paradas siempre que quiera disfrutarse del agreste panorama del entorno.
  Continúa la travesía ascendente desde este pequeño grupeto de árboles, hasta chocar con una reseca torrentera, argayo que encauza por sus pulidas llambrias piedras y escorrentías en días de lluvia. Se trepa el primer resalte por su margen derecha (sentido ascendente de la marcha), sin llegar a cruzar el regón. El avance queda detenido por un porrucu. Se desvía el sendero (algo difuso en este punto) unos metros a la derecha, en horizontal, por la base del peñasco, internándose levemente en el bosque. Flanqueo de unos veinticinco metros que nos deja frente una diagonal ascendente de derecha a izquierda, tumbada trepada, por la que nos situamos sobre el peñasco que nos cegaba el paso, siempre por la margen derecha del regón (sentido ascendente de la marcha).
  Se sube todo recto, por terreno de pedrera, fuera de los lindes del pequeño bosque, hasta chocar con un nuevo peñasco, con un covacho en su base, que interrumpe de nuevo el avance. Se supera con otra trepada por su izquierda. Sigue dejándose a la izquierda la reseca escorrentía.
  Ésta se cruza algo más arriba, iniciándose una diagonal ascendente hacia un grupeto de árboles que se recogen en una acanaladura. Crecen en la valleja de salida a lo cimero de la sierra.


La RoblizaEl escabroso sendero se interna en el pequeño manchón de hayedo que recubre la acanaladura final. Sube por él y sale en travesía ascendente, cruzando el lecho de la valleja y trepando por el otro lado. Va desdibujándose entre la exuberancia herbácea, mas sólo ha de remontarse directamente hacia arriba, bien por una mala pedrera, bien evitándola por las pendientes herbosas de sus laterales.
  El terreno nos va conduciendo a una peña que interrumpe la canaleta. En su base se encuentra otra covacha, semioculta por las ortigas que crecen en la abonada tierra de entrada a la oquedad. La canal se continúa por la derecha de este peñasco. Aunque es una rápida alternativa para coronar la sierra, el camino de la majada de Cardeda, devola la collada de la izquierda.
  Si se opta por aquella variante, entrando en la canaleta herbosa de la derecha del peñasco, es fácil adivinar la traza del sendero, remontando entre el pindio herbazal. Largos zigzag cortan la vaguada, saliendo a la collada cimera desde el lateral derecho de la acanaladura. A nuestras espaldas sigue manifestándose la majestuosidad que atesoran las cumbres que miran hacia esta vertiente del Cornión. Las omnipresentes cumbres del Jultayu, Cuvicente y Peña Blanca, presentan abismales cortaduras vertebradas por una red de cangas y canales sólo surcadas por los atrevidos cainejos. Se cuelan entre las peñas viejos pasos de vacas que, aunque técnicamente sencillos, se protegen con la escabrosidad de su salvaje virginidad. Hasta la misma pirámide de la Robliza, ya aterradora desde la vertiente de Ario, alcanza, desde la perspectiva de los cainejos, un aura de inexpugnabilidad, acrecentada hasta el infinito por el desconcertante coqueteo con las vaporosas nubes de Mesones.


Torre del Friero y ValdeónFinaliza la acanaladura herbosa en una amplia collada, en lo cimero del cordal que separa las canales de Capozo y Mesones. Este crestón está integrado por el Cueto los Cabritos y el Cueto Agudos, bajando a morir al río Cares desde Los Basares (estribaciones de Peña Santa de Castilla). Es una inmensa balconada sobre las profundidades de Valdeón, bajíos de un valle ceñido entre las escarpaduras del Cornión y de los Urrieles y recubierto por los vastos hayedos de Corona. De la parte más fértil y abierta de Valdeón sólo alcanza a verse el pueblo de Cordiñanes, recogido a orillas del Cares bajo los dentados contrafuertes de la Torre del Friero, peñas y canchales con identidad propia.
  El sendero más pisado se interna en las pindias laderas herbosas de la derecha, inclinados faldones del Cueto los Cabritos, erigiéndose en un paso de pastores hacia los pastos de Cuba y Carbanal. Si se quiere ir al Cueto Agudos ha de girase a la izquierda, perdiendo algo de altura por la vertiente de Corona para evitar un llambrial. Enseguida se remonta de nuevo para encaramarse en las romas lomas de pastizal que envuelven los peñascos que El Pandiello proyecta sobre la vertiente de Cardeda. No tarda en llegarse a la majada de Cardeda, sita en la collada contigua al Cueto Agudos.




 
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