usuario:   clave: entrar    alta
  buscar   PORTADA  
PORTADA
FOTOGRAFIA AEREA
RUTAS POR LOS PICOS DE EUROPA
RUTAS TURÍSTICAS
PAISAJE
ALOJAMIENTOS
TABLÓN INFOJOVEN
ASOCIACIONES
MÚSICA
ARTES PLÁSTICAS
TEATRO
SEMANA SANTA
DEPORTES
ENLACES
INMOBILIARIA GESIMA
COMPRA - VENTA
COLUNGA
NAVA
CECEDA
CORREO WEB @RODILES.COM
AVISO LEGAL
TRIVIAL DE VILLAVICIOSA
Google


Rutas por los Picos de Europa

Vega Huerta -1ª parte-: La Duernona (Macizo Occidental)*

<< anterior  2 de 9  siguiente >>

Soto de SajambreEscondido en un valle cegado, deudor del Sella, Soto suena en la cultura de los Picos de Europa. Cuatro kilómetros de estrecha carretera, incomunican al pueblo de los ruidos de la nacional que baja a Asturias. Cuatro kilómetros de angustia, alaban con música celestial a la Reina del Cornión.
  Pasa el invierno y los hijos de Soto vuelven a sus cerradas casas. La iglesia se abre para acoger el programa de conciertos, que hablan de una sociedad viva.
  Pero Soto no puede aletargarse once meses al año; no perder a sus hijos. Toda vida pasa por momentos delicados, mas siempre se aferra a sus momentos felices. Hubo un tiempo en que Soto era camino entre dos mundos, en que su escuela acogía el griterío de la inocencia, en que La Reina miraba a su pueblo por encima de las nubes terrenales.
Soto de Sajambre¡Cuantas veces aparcando en lo alto del pueblo, lo más cerca posible del lavadero! Siempre llevando el coche a las puertas del monte. Con el nuevo aparcamiento habrá que cambiar de hábito. Vertebraremos el pueblo con el sólo ruido de nuestras pisadas y anhelos.
  El motor del coche queda aparcado a la entrada de Soto. Con nuestras mochilas en marcha, parecemos llegados directamente de la Senda del Arcediano (en el tramo que viene desde la capital del valle: Oseja).
  Incluso en la penumbra del amanecer o en la remolona mañana, la misma Peña Santa nos guía por las calles de Soto (foto ampliación). La calle troncal del pueblo marca la historia de las caballerías que transitaban por esta comunicación medieval.
  La Senda del Arcediano escapa del alfalto en los últimos suspiros de Soto. El viejo camino está tapado por una pista de tierra, que comienza a la entrada del puente que gira hacia el barrio alto. Sobre el río Agüera, se desvían, aún por asfalto, las rutas de Vegabaño.
  ¡Por la Senda del Arcediano a Peña Santa! ¿No es una buena ocasión para replantearse la jornada o jornadas? Con menos sacrificio disfrutaremos de la antigua calzada.
Soto de SajambreHasta la primera revuelta de la pista, con el cuerpo frío, la cuesta se hace dura. Pasada la curva de herradura, el ascenso ahoga al caminante.
  Sin haber iniciado la peregrinación a Peña Santa, se hace preciso detenerse a la vera del viejo camino, para recuperar el aliento. Aunque, algunos aprovechan la excusa de la bella foto aérea de Soto, que regala la empinada pista (foto miniatura).
  El recorrido puede iniciarse con el fresco de la mañana, o con las linternas encendidas de la madrugada. No conviene despistarse, pues la foto de la ampliación no recoge a unos montañeros madrugadores, sino a unos montañeros que han finalizado la doble jornada al límite de la luz de la penumbra.
Senda del ArcedianoA punto de dar por finalizado el sofocante repecho, un atajo con visos de perderse (quizá un tramo del antiguo camino) remonta a mano derecha. Caso de continuar por la pista, en llano se llega al cruce de pistas. Se gira a la derecha, sobre nuestros pasos, dejando el ramal que sube a Güembres.
  Atajo y pista, confluyen en unos metros. El atajo cuenta con una portilla de simple apoyo (se cierra con la fuerza de la gravedad, aunque sería mejor impedir que se golpee contra el poste de apoyo).
  El camino carretero se vuelve más liviano. Alterna taludes de matorral, con cierres descuidados de muria y viejos maderos. El bosque del camino casi es testimonial. Discuto si se trata de una alameda para refrescar al viajero o un linde majestuoso de los pendientes prados de siega que fluyen hacia el valle.
  Descontando un ramal que sale a contramano, se disfruta de un paseo con guiños a Peña Santa, aunque con la vigilancia del voluminoso bastión de Beza (foto ampliación).
  Aunque no es infrecuente cruzarse con algún vehículo vecinal, aún se conserva la tracción animal.
  Foto miniatura en memoria de Valentín. Siempre me lo tropecé subido a su caballo por todos los rincones del valle. Iba acompañado de un diminuto perrito claro, que nunca dijo ´una palabra de más´.
ValdelosciegosEl ascendente paseo por la Senda del Arcediano apunta a su fin, en la dispersión de Valdelosciegos. Al principio, apenas nos apercibimos. Un alto invernal, con la pila de cucho amontonada a un lado, aún mantiene la tónica del camino carretero.
  Pasado el invernal, un filo de agua cruza el camino. Un cuenco en el salto del regato le da aspecto de fuente.
  Un respiro del Arcediano marca la transición hacia las faldas del Puerto de Beza. Ahora es la pista la que cruza el torrente que nutren los Colllaos y el mismo puerto.
  La pista, con grandes piedras sueltas, quiere desvincularse de su destino final en los Puertos de Beza. Pero su cabezonería dura breves instantes. En una cortada revuelta (foto miniatura), gira despidiendo al montañero, que continúa camino hacia el Puerto de Barcinera.
  En este cruce sale, de la misma revuelta de la pista del Arcediano, un camino otrora mejor conservado.
  El camino linda los cierres de las prederas, en los postreros de Valdelosciegos. Un techo descuidado de uralita (foto ampliación), a la vera del camino, quiere tapar las casitas de Soto, empozado en el fondo del valle.
LlagubeñuEn un paréntesis de fresco paseo forestal, no tardan en surgir los primeros apéndices de Llagubeñu. Más que una majada uniforme, se define como un asentamiento de cabañas o invernales dispersos por las praderas que rigen.
  Quizás el tramo más tallado en nuestra mente, sea el doble torno de linde muriada, en que se funden foresta, terruño, pradera, muria, invernal escorado y umbrío sendero (foto miniatura).
  Salvo un ramal algo descuidado a un invernal, que apenas logra detener al caminante, el camino troncal muere en un claro de alargada campera (foto ampliación, con el atardecer sobre Moledizos).
LlagubeñuLa campera parece tragar el camino. Subiendo por la larga lengua de pastizal (Norte - Noroeste), se alcanza la parte alta de Llagubeñu.
  Girando a la derecha, por un rellano de vega (foto miniatura), se retoma el camino levemente perdido unos metros antes.
  [Este tramo de la majada, traza un verde zigzag, que sitúa el camino en un plano superior. Ganados esos metros, el camino permite un breve respiro (foto ampliación)].
  Una muria va conduciendo la senda por el frescor de Les Puertes. Aunque, las hojas de las hayas, a veces, se vuelven en contra nuestra. No siempre acompaña el sol los días de montaña. Con la lluvia forestal la mojadura golpea dos veces.
Cueto Los Callejones y JarioLa muria va cediendo al par de la foresta. La ladera sacude el bosque, aunque no logra libarse de arbustos y matorral.
  En este paréntesis de umbrías, el camino quiere recuperar las miradas de los hayedos de la otra vertiente del valle de Soto. El Cueto los Callejones y el Jario (foto miniatura) parecen cumbres de este pueblo, mas son cabecera de las fuentes del Dobra. Miramos al Sella; sin embargo, caminamos atraídos por su afluente, el Dobra.
  Un marcado giro del camino, remonta a coronar una loma medio pelada. El camino se convierte en vereda. Sube con rapidez por el Teso Les Puertes, confundiéndose entre los arbustos.
  Mientras echamos la vista atrás (foto ampliación), el sendero parece desdibujarse en las sombras. Pozalón y Niajo, Ten y Pileñes, y un camino que pugna por recordar viejos tiempos pastoriles.
Hayedo de Los CañedosGanada la altura, el sendero descansa. Un sombrío rellano de hayedo empuja al sendero hacia las puertas del bosque (foto miniatura).
  Estamos al Este del Puerto de Barcinera. Mas nos desentendemos de la orientación. La senda se ha vuelto a hacer mayor. Achacada por los años, aún conserva su vieja caja. Por los plegamientos de las faldas forestales de Beza, serpentea ociosa entre las hojas.
  No disfrutamos del monte en plenitud, pues tenemos la impresión de que alguien nos observa.
  No estábamos equivocados. Por encima del camino, discurre otro superior. Se trata del Camino de Los Rocinos, una servidumbre de paso de los asturianos por tierras leonesas (foto ampliación: entronque de ambos caminos).
caballería mayorEl entronque con el Camino de Los Rocinos queda marcado ahora por unos postes de dirección. Antes no pasaba se aparentar un sendero secundario que caía, a contramano, sobre el principal que subía de Soto a Barcinera. Aunque el peso de su tradición se impone a la humildad de ese desapercibido sendero.
  Las hojas de los libros hablan de un paso de los ganados asturianos de Amieva por tierras leonesas. Una pura casualidad, me permitió un día, ver a un pastor cruzar la Portillera con sus vacas. El presente se hizo pasado y el pasado presente.
  La montaña también es tradición, historia y cultura. Con mis pensamientos, fui caminando por terreno favorable (en algún tramo embarrado, incluso en verano), a reunirme con mis compañeros -en ocasiones con mi sombra- que me esperaban en el Puerto de Barcinera (foto ampliación).
Puerto de BarcineraEl Collao de Barcinera, junto con el escondido Vegabaño, cierran la cimera forestal del cegado valle de Soto. Entre ambos se interpone la Cotorra de Escobaño; aunque, desde el fondo del valle, sólo se percibe la antecima boscosa de Las Devesas.
  La timidez de La Cotorra y de Vegabaño se contrapone a la soberbia de Barcinera, sabedora de su condición de puerta a Carombo.
  La copa de un haya (foto ampliación) tapa la mirada a la depresión de Vega Huerta, visualmente empotrada entre la Reina del Cornión y la Punta Extremera.
  El filtro del esfuerzo físico, se muestra aquí en toda su plenitud. Una barrera infranqueable para aquellos que no han hecho los deberes.
  No se trata de apartar a la gente de la montaña, sino de un ejercicio de responsabilidad y racionalidad. Toda actividad debe estar orientada a un determinado orden y a un adecuado método.
  No es lógico correr diez kilómetros el primer día. Primero se requiere el hábito. Basta el simple paseo para empezar. Una jornada de monte constituye un buen ejercicio. Bastan un par de horas, con frecuentes paradas para beber, tomar algo, conocer el terreno, sacar fotos, observar los animalillos... En las sucesivas caminatas, se irán incorporando tramos de trote en llano. Veinte minutos de trote, dos días a la semana, y el complemento de una ruta de montaña los festivos, nos harán pasar del sedentarismo a la libertad de movimiento.
  Sin darnos cuenta, semana a semana, mes a mes, iremos descubriendo que las distancias se hacen más cortas y el ritmo más fluido.
  El primer día llegaremos cansados a Barcinera. Vega Huerta nos parecerá una utopía. Descenderemos por el mismo camino, que, sin embargo, ya no será el mismo.
  Volveremos a esta primera ruta, con fuerzas y experiencia renovada. De Barcinera pasaremos a Vegabaño, quizás coronemos la Corrota de Escobaño (vigía de Peña Santa) o retrocedamos por el Camino de Los Rocinos.
  Pasarán los meses y nos aventuraremos a devolar al Dobra, por los montes de Carombo. La meta sigue siendo Vega Huerta, pero el trofeo no está en la ansiada meta sino en el modo de andar el camino.

 
Novedades

Si buscas casa en la zona de Llanes, no dejes de visitar asturhabitat.com
Recomendado: Fotografía aérea.
Recomendado:
Las mejores rutas por los Picos de Europa.


PORTADA | PERSONAL | CONTACTO ©   Sentido Común - 5 Sentidos