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Rutas por los Picos de Europa

Canal de Urdón: El Cares de Cantabria (Macizo Oriental)

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CuetudaveColgado en los abismos del Cuetudave, el Casetón de Electra de Viesgo es el punto de inicio de nuestra travesía por el Canal de Reñinuevu. La única forma de engolarse en este nido de águila es aprovechar los caminos de servicio del Casetón. Trabajados en la peña, vencen la vertiente más inexpugnable del Cuetudave.
  El Cuetudave es una montaña que se eleva en el extremo inferior de la Sierra de Bejes, sobre las confluencias de los ríos Corvera y Urdón con el Deva.
  Por la vertiente de la cuenca hidrográfica del río Urdón, corta a tajo -en horizontal-, sierra y montaña, la línea del canal que alimenta la central hidroeléctrica de Urdón. Esta intermitente raya se aprecia en toda su integridad desde la Senda de la Peña o Ruta de Tresviso (camino carretero minero que comunica esta aldea cántabra con el Desfiladero de la Hermida).


Canal de Las AilerasComienza la andadura en Urdón (Desfiladero de La Hermida). Una pista evita por un costado la central hidroeléctrica, enclavada sobre el cauce del río Urdón. En la parte opuesta de la planta, un puente pasa el camino a la margen izquierda (sentido ascendente de la marcha) del río.
  A los pocos metros se encuentra el desvío. Se deja la Ruta de Tresviso (camino que sigue en llano por el desfiladero del río Urdón), tomando a contramano el sendero que sube por la ladera de la izquierda.
  Va ganando altura en cómodos tornos. El largo trazado de las revueltas inferiores, cortan la ladera de parte a parte, pasando bajo el oxidado raíl que baja directo desde la base de la peña sobre la que pende el Casetón; vertical farallón al que se han fijado los tubos por los que se precipita el agua encauzada por el Canal de Reñinuevu.
  Sólo existe una bifurcación, casi en la base de la referida pared. Se deja el camino que devola la horcada (afectado por los sobrantes del canal y, por tanto, más peligroso), entrando en el estrechamiento superior de la cegada Canal de Las Aileras.
  El camino presenta trabajados tramos muriaos que tratan de aprovechar los contrafuertes laterales de la canal, a fin de mantener un desnivel suave y sostenido.

La cabecera de la Canal de Las Aileras es un umbrío cuenco de pendiente pasto cerrado por verticales paredes de varias decenas de metros.
  El camino se tira a la peña de la derecha. Entra en un corredor airoso sobre la canal, protegido por frágiles barandillas. Al toparse con la roca, se adentra en una sucesión de túneles, horadados en la peña por la que se descuelgan los tubos de la central.
  Unos huecos, ventanas abiertas a los abismos de la Canal de Las Aileras, facilitan la entrada de luz a la oscuridad de la galería. Al mismo tiempo, son un bonito mirador sobre los contrafuertes de la Torre de Árguma (Sierra de Cocón).

Al salir del túnel, el paso llega a la altura de los tubos. Estos gruesos cilindros presentan una sucesión de aros, que no son sino plataformas que enlazan los distintos tramos de protegidas escalas metálicas que se fijan a los tubos para facilitar su conservación.
  Comparten estas escaleras la verticalidad con la que se precipita el agua que rompe sobre las turbinas de la central y el vértigo de bajar por el exterior de la pared, abrazando los gruesos y oxidados tubos. No más seguridad parecen infundar las jaulas con las que se descuelgan los materiales.
  La escalera se cuela en las entrañas de la roca para salir al Casetón. Aprovechamos, si acaso, sólo las plataformas para asomarnos al tremendo abismo que se ha abierto bajo nuestros pies, siguiendo por el camino de servicio.

Unas escaleras de hormigón, estrechas y pendientes, suben por la peña hasta la plataforma del Casetón.
  Ésta se encuentra en el extremo final del canal de aguas. Una rejilla impide el paso de piedras, ramas y otros objetos que arrastra la corriente, evitando que se precipiten mezclados con el agua por los tubos.
  Iniciamos el largo recorrido del Canal de Reñinuevu contra corriente, buscando su nacimiento. De esta forma, los tramos en que hay que caminar por el muro se harán más llevaderos. El movimiento del agua favorece una sensación de mareo, menos acusada cuando la corriente viene de frente.
  En su arranque, el sendero de servicio del canal gana algo de altura con respecto al mismo. Sube apenas unos metros hasta un viejo poste de la luz. En este punto se desvía la vía normal de ascensión al Cuetudave, que remonta por la inclinada panda en dirección a la cumbre. Vencida la peña por la red de túneles y escaleras, se abre el camino a la montaña; evitando los antiguos pasos por Trecerreo o por el Sendero Bermejo, bastante más delicados.

 
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