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Canal de Urdón: El Cares de Cantabria (Macizo Oriental) |
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El recorrido del canal se puede dividir en bloques, coincidiendo con las vías de escape.
El primer tramo sería el comprendido entre el Casetón de Electra de Viesgo y el Túnel de los Muertos, así llamado por los obreros muertos en su construcción. No ha de llegarse a este punto, donde se encuentra una pequeña caseta, sino que puede dejarse la compañía del canal a la altura de las praderías que suben al Collao de Osina. Este tramo suele utilizarse para pasar a la vía normal del Cuetudave entrando desde La Hermida.
El Collao de Osina es la collada en que se une la peña del Cuetudave y la Sierra de Bejes. Al otro lado, por la vertiente del desfiladero de la Hermida, baja una calzada romana hasta el pueblo de La Hermida. El camino no se coge en la misma collada, sino que ha de bajarse por las praderías hasta llegar a un viejo invernal en ruinas, por donde se pasa (izquierda) a la calzada que serpentea por la Canal de Osina.
En este sector destacan el túnel del Cantilluco y el recorrido que lo separa de la Planchada de Osina (en las praderías que suben a la collada), un tramo bastante expuesto del canal que actualmente ha sido reforzado con un cableado a modo de quitamiedos.
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 El túnel del Cantilluco se encuentra tras la primera toma de contacto con el canal, una vez que nuestro camino se ha unido con la variante apuntada en su momento que atraviesa sobre la Canal de los Vertederos.
Es el único punto del recorrido en que el sendero de servicio del canal se mete en uno de los túneles que éste atraviesa.
El paso sobre las aguas es posible gracias a una plancha de hormigón fijada a las rocas laterales del túnel. Cuando aumenta el nivel del agua puede rebasar sobre la plancha dando el efecto de caminar sobre la corriente.
La tremenda contradicción de este recorrido por el Canal de Reñunuevu radica en que la grandiosidad de sus parajes va íntimamente ligada a la abundancia del caudal que reconduce para su aprovechamiento hidroeléctrico; en tanto que la seguridad depende en gran medida de la merma de dicho caudal.
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 El canal supone un serio riesgo para la fauna del entorno. Un animal que caiga en el mismo se ve imposibilitado de salir de la trampa y es arrastrado por la corriente. La muerte llegará por ahogamiento o agotamiento.
Es un aviso muy a tener en cuenta, pues, aunque los hombres contamos con más recursos, la fuerza de la corriente puede dar pie a situaciones muy comprometidas.
Reitero la advertencia de señalar que, aunque no se trata de un recorrido reconducible a la escala de dificultades del montañismo, ha de afrontarse con un mínimo de preparación. Lo más adecuado es limitar la travesía a personas que se desenvuelvan con soltura en terrenos escarpados, a los que se les supone un aceptable sentido delequilibrio.
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 Los nervios se pondrán a prueba a la salida del túnel. Entre éste y la Planchada de Osina hay un tramo en que ha de caminarse por el muro del canal. La peculiaridad radica en que se atraviesa una zona cortada a tajo en las paredes del Cuetudave, presentando unos metros relativamente aéreos. Las barandillas no dejan de ser un engañoso quitamiedos que tratan de contrarrestar la sensación de mareo que acarrea la corriente de agua.
Sin embargo, este recodo del canal ofrece una visión de conjunto del desfiladero del río Urdón, alcanzando casi a ver el extremo final de nuestro recorrido, en el entorno del casetón de Reñunuevu. Esta caseta se destaca al fondo del desfiladero, en mitad del monte, bajo las recogidas camperas compartidas por las majadas de La Llama, la Cerezal y Truea, en la pista que pasa de Bejes a Sotres por el Jito de Escarandi. Sobre este bucólico conjunto de cabañas, presidiendo el hayedo del Monte La Llama, irrumpe la piramidal mole del Mancondíu.
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