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Collao Jermoso -parte Iª: Torre del Collao Solano- (Macizo Central)* |
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 De la peña al bosque; de La Rienda al hayedo.
La senda de La Rienda puede ser comprometida para ir con niños o con gente con mucho miedo a la altura. Sin embargo, el Hayedo de Asotín nos transporta a los bosques idílicos de suelos medio desnudos, tan sólo recubiertos de viejas hojas crujientes.
Quizás la gran contradicción de esta ruta es la anteposición de la peña al bosque; cuando, debería ser al contrario, disfrutar de la humedad del bosque, mientras esperamos el desperezarse de los rebecos.
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 El camino del hayedo, de transitado, apenas deja más espacio que a la contemplación forestal. Los jitos y las manchas de pintura (PR) parecen una tomadura de pelo.
Si conviene recordar que su trazado forma una mala diagonal -casi dibujada con el pulso firme de un nonagenario- que corta de la esquina inferior derecha (extremo final de la senda de La Rienda) a la esquina superior izquierda (entrada en la Cuesta Robequera) de esta mancha de hayas (sentido ascendente de la marcha).
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 La diagonal del bosque no es perfecta. El sendero asciende bastante directo. En la parte alta del hayedo, sale a la cuesta de matorral, iniciando un tramo suave de flanqueo, para retornar a las últimas hayas (foto ampliación), en la base de la Torre del Collao Solano.
En los suspiros finales del bosque, nos detenemos en un jito natural. Un bloque de piedra regalado por las paredes de la Torre del Friero (vigía de la Canal de Asotín y de los valles del alto Valdeón).
Un buen lugar, para tomar un respiro y echar el último trago, antes de salir al implacable sol (foto miniatura).
En este peñasco, confluyen los caminos de La Rienda y el ,menos aéreo, de acceso de las vacas (que se coge en Barrejo -que describiremos en el descenso-).
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 La Cuesta Robequera es un tramo esforzado que enlaza el Hayedo con la Vega (de Asotín). La colonización vegetal y las fuerzas terribles de la naturaleza han desdibujado el arranque del sendero.
Los avellanos, pequeños arbustos de mayor agilidad que las hayas, van engordando con el paso de los años, entrelazando sus ramas sobre el sendero. Pequeño contratiempo para los que llevamos una mochila de dos días, con la consiguiente esterilla.
Las avenidas de agua también son un factor a tener en cuenta. Una tormenta en el Hoyo Las Mojosas, puede causar un gran desastre.
En la foto miniatura se conjugan el sendero, las hayas y los avellanos. Y quiere apuntarse el efecto devastador que veremos en la página siguiente.
Foto ampliación: Hayas.
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