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Collao Jermoso -parte Iª: Torre del Collao Solano- (Macizo Central)* |
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 De la pedriza se escupe un sendero unitario que, en costosos tornos, va ganando altura para ponerse en la base de los desplomes de la Torre de Las Mojosas.
Sin solución de continuidad, el sendero de transforma en un paso tallado, en el inminente vacío de estos cortafuertes extremos de las Peñas Cifuentes (cordal de la Torre del Friero).
Foto miniatura: La Rienda.
Foto ampliación: Cordiñanes. En esta foto se contempla, desde el aire, el breve camino recorrido: el pueblo; la nozaleda; la pista de construcción del túnel del canal (por cuya boca exterior, en la vertiente de la Canal de Asotín, se desploman los tubos que alimentan a la central de Barrejo); el desvío al canchal que, en sus días, pudo amenazar a Cordiñanes de haber existido, y el trecho de transición entre la pedriza y La Rienda (donde queremos ver a unos montañeros que descienden al pueblo).
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 La Rienda fue un paso tallado para portear el mineral de las minas del Rabicu. El topónimo es suficientemente esclarecedor. El sendero de la foto miniatura era el paso que debían recorrer los burritos con el mineral. En pura lógica, los arrieros debían llevar del ramal a los burros.
Existe otro paso tallado en el Argayo de Nuestra Señora, en los abismos insondables del Collao Solano. Fue un proyecto inacabado. Por el embudo en que convergen los argayos Mermejo y de Nuestra Señora, se pretendía el acceso de burros y ganado a los pastos de las caídas del Pamparroso. El camino de la minas debía atravesar ambos argayos. Hoy sólo es un sedo para pastores y montañeros.
Foto ampliación: Cornión (Macizo Occidental) desde La Rienda.
En primer término los Picos de Arestas. A su derecha se va perfilando la Peña Santa. En la esquina opuesta quedan La Robliza y Peña Blanca. Entre éstas y Peña Santa, en un plano más próximo, la Torre de Los Cabritos (vigía de las canales de Capozo y Mesones).
En la parte inferior, a la izquierda, la revuelta de la carretera de Caín sobre el mirador del Tombo. En este giro arranca el camino que faldea hasta la Canal de Capozo. En comba, en el lateral de la imagen, un atisbo del Camino del Bustio (de Posada de Valdeón al mirador del Tombo), una variante pedestre a la carretera de Cordiñanes.
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 ¿Es La Rienda un paso para niños?
Un padre preguntó a un pastor, en Cordiñanes, por el paso de La Rienda.
El pastor vio a dos críos dentro del coche y, dijo: ´Para entrar en Asotín lo mejor es bajar a Barrejo´.
Al final los críos comprendieron lo que habían oído al pastor. Su hermana, que no era montañera, iría más tranquila por Barrejo. Pero su hermana no estaba allí.
Por Barrejo el camino es más largo, se pierde mucha altura y es algo más difuso. El camino de La Rienda, aunque algo aéreo, es directo.
Al final fueron por La Rienda; porque para subir hasta la Torre del Llambrión, no era cuestión, por un paso malo, de agotarse dando rodeos.
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 La Rienda alterna tramos tallados, muriados y traviesas naturales (pocas). La más expuesta es la vertiente que mira a Cordiñanes, con desventíos insondables. Gracias a una quebrada montaña rusa, tejida en la peña, gana el canto superior de los contrafuertes de finas agujas que se hunden en el Cares.
El canto es un balcón de reposo, aguas vertientes a Cordiñanes y aguas vertientes a la Canal de Asotín. Una parada obligada, para dejar impregnada la imagen de Cordiñanes. Pueblo más bello por su significado que por su estética.
Foto miniatura: Cordiñanes. Una última prespectiva del valle de Valdeón, desde este pueblo hasta el Puerto de Panderruedas. Cierran el valle las estribaciones meridionales del Cornión.
Foto ampliación: Cordiñanes.
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 Devolado el canto, La Rienda da la espalda a las casas de Cordiñanes y se dirige a la Canal de Asotín.
Hace tiempo, nos tropezamos con un grupo de Boy Scout en La Rienda. Estaba formado por un montón de jóvenes. Parecía una hilera de hormigas por los pasajes de La Rienda o un tren de inmumerables vagones. El ritmo que marcaban era sensiblemente inferior al nuestro (ni mejor ni peor, sino inferior). En La Rienda adelantar es bastante complicado. En cada resquicio íbamos adelantando a uno, a dos o a un número mayor. Podríamos haber esperado hasta el Hayedo de Asotín, pero aún nos quedaba mucha ruta que recorrer. Nos dirigíamos a la Torre de La Padiorna por la Canal de Asotín. El regreso lo haríamos por Collao Jermoso y la Canal Honda, para volver a la Vega de Asotín.
Fuimos alcanzando la cabeza del comité. Los primeros, aparte de los limpios uniformes y los pañuelos bien ajustados al cogote, portaban altos mástiles donde ondeaban los estandartes del grupo. Una imagen que jamás volvería a ver.
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 Esta vertiente de La Rienda no es tan vertiginosa como el tramo anterior, aunque -técnicamente- resulta más costosa para los no habituados a la montaña. El miedo a la altura es más liviano, de ahí que se aprecien mejor los fallos en que pueden incurrir.
Este camino es muy transitado. Por ello se van haciendo nuevos caminos por sitios paralelos menos comprometidos; pero, al mismo tiempo, el agarre de la peña se resiente considerablemente. En el paso de la foto miniatura, la llambria está tan lavada (pisada) que brilla. Las rugosidades de la roca desaparecen, y las suelas patinan en los apoyos.
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 Por el sendero de las minas del Rabicu bajaban las caballerías, confiadas en el verde del bosque. Sendero apacible, del que despertaban a la misma salida del Hayedo de Asotín. Las bestias cejaban en su empeño, al poner sus pezuñas en la primera llambria. ¡Apenas les quedaba Rienda que sufrir!
Esta misma llambria (fotos miniatura y ampliación), marca nuestra entrada definitiva en la Canal de Asotín. El sendero se interna en el Hayedo de Asotín.
La mancha de hayas comprime de parte a parte la canal, aprovechando los paredones y riscos de ambos lados de Asotín. Semeja una banda intermedia entre la alta montaña de la canal y los agrestes bajíos de Asotín.
El bosque se asienta sobre una sombría ladera, bajo la que se precipita un argayo que desdobla las dos sendas de acceso: La Rienda y el camino de las vacas, que se inicia, mucho más abajo, en Barejo.
La Rienda flanquea cortando los contrafuertes más desplomados de las Peñas Cifuentes; el camino de las vacas, asciende por el lado opuesto de la canal, por la base de las torres desgajadas del macizo del Llambrión.
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