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SAMELAR (Macizo Oriental) |
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 En un costado de la Cuesta la Vega, en la base de los paredones del Pico Acero, se extiende una franja de inclinadas traviesas que finaliza en el Pico La Nariz, modesto cueto con forma de cuerno de rinoceronte que domina los derrubios del Canchorral.
Sobre las traviesas se hace perceptible una vertical peña en cuyo centro cuelga la terraza inferior de una cueva. A esta oquedad se accede desde la parte superior. En el lateral izquierdo de la cuesta, ya entrados en el estrechamiento que la desfigura en la vertical de la collada que la culmina, se encuentra el pozo que comunica con la cueva. Se destrepan unos metros por el umbrío túnel, hasta llegar a una falsa terraza que se forma en su interior, desde donde se contempla el pueblo de Colio y el cauce reseco del río La Sorda. Un último destrepe lleva a la terraza colgada donde se resguardan las cabras.
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 La Cuesta la Vega finaliza en El Zapato, en la collada en que confluye la vereda que remonta esta cuesta y la que viene por los Puertos de Quión.
Se ascienden apenas unos metros por el flanco oriental del Pico Acero, doblando por una segunda collada a la vertiente norte de la montaña.
Durante la travesía se disfruta de una abierta panorámica hacia el Mar Cantábrico. A nuestros pies se encuentra el Puerto las Brañas, donde manan los arroyos que dan forma al río Corvera, llamado río de Bejes por regar las praderías que se extienden entre los dos barrios del pueblo de Bejes. El agolpamiento de sierras aparecen desgajadas por los desfiladeros horadados por el río Deva, y los afluentes que lo nutren (entre ellos el río Corvera, que desemboca en aquél a la altura de la localidad de la Hermida, en el desfiladero del mismo nombre)
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 El flanqueo de las laderas norteñas del Pico Acero, sigue el trazo de un marcado sendero. Un corto repecho le lleva a desvanecerse en el Prao los Treños, collada en que se da vista a los caóticos derrubios del Canchorral de Hormas.
El Canchorral es un auténtico glaciar de piedra. La capa superficial se asienta sobre una capa de arcilla sobre la que va resbalando hacia la boca del cuenco. Este movimiento va resquebrajando la antigua superficie del canchal, alimentándose a si mismo en un ciclo sinfín. El falso apoyo produce grietas en las paredes que circundan el cuenco, rompiéndose en grandes bloques que se precipitan sobre el fondo del circo. Su peso desplaza el canchal hacia la línea de fractura, donde el frontal se despeña por un abismo dividido en varios brazos. El tremendo rugido de las rocas al desplazarse ha atemorizado a los vecinos de Colio, que atribuyen tal estruendo a unos diablillos.
Las dos montañas que forman los pilares laterales del Canchorral son el Pico de las Agudinas y el Acero. En el paredón que cierra la parte posterior del circo, se asienta el extremo oriental de la larga cresta del Picón, que llega a los mismos pastos del Collao la Laguna (Llaúna).
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