 |
|
|
|
|
SAMELAR (Macizo Oriental) |
|
 |
|
|
 En el Prau los Treños se coge la vereda que sube por todo el canto que delimita el canchal por la derecha. Asciende rápidamente, a caballo entre las paredes que enjaulan a los diablillos y el vertiginoso cuenco de la Concha Valcayo, en la vertiente del Puerto Las Brañas.
En la parte superior se desentiende ligeramente del filo. Busca una pequeña canaleta. Enseguida devola una collada y retorna a los abismos del Canchorral. El sendero atraviesa a escasos metros del acongojante corte, con el riesgo de verse engullido por el vacío.
Se continúa faldeando en paralelo a la larga crestería del Picón, por la parte superior de la ladera que desciende hacia una hermosa y recóndita vega. Por los derrubios del canchal, boca abierta entre el Acero y las Agudinas, se vuelve a vislumbrar la lejanía de Pido.
La larga espina dorsal del Picón presenta una característica roca de conglomerado tipo pudinga, fácilmente reconocible por los cantos redondeados.
Al ceder el crestón del Picón, cuya cima se eleva por encima de los mil novecientos metros, se dobla el canto subsiguiente pasando al Collao La Laguna.
|
 El Collao la Llaguna se encuentra a caballo entre Trulledes (Puerto de Potes) y el puerto Las Brañas, perteneciente a Bejes. Vertiginosas laderas, atravesasadas por porfundos regones que arañan la campera superficial, se ciernen en abanico sobre la plácida hondonada de aquel puerto. Del Puerto las Brañas apenas queda el recuerdo de su ubicación, oculto al final del interminable embudo de la Canal del Valle.
Interrumpe los suaves relieves de la collada, también afectada por las calvas terrosas, una alargada charca, que no son sino los vestigios de una antigua bolera.
Sobre el collado se yerge el vertical farallón de Paré Corvera. Se asciende por la campera en dirección a la pared. Antes de llegar a su base, se inicia una travesía a la izquierda que, sin darnos cuenta, nos lleva, a través de una inclinada calva de la campera, al pie de la imponente muralla.
|
 Siguiendo la base de la pared, se encuentra una bocamina. El Sendero de la Endia alcanza la panda que cuelga sobre la vertical de la mina. El inicio no dista mucho de la boca de la mina, pero pasa desapercibido por encontrarse a contramano. Es un estrecho pasillo, al que hay que encaramarse por medio de una sencilla trepada. Pasado el ceñido pasaje, una airosa travesía lleva a la panda central.
El Sendero de la Endia trepa por la canal de la derecha, evitando las más inclinadas llambrias que conducen a la horcada de la izquierda. Con un poco de precaución para no desprender piedras sobre los que nos siguen, se sube con facilidad este corto tramo. Finaliza el sendero en la horcada por donde se devola a la Endia.
|
|
|
|
|
|
