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Picos de Cámara (Macizo Oriental)* Apéndice: coordenadas GPS |
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PEMBES - LLAVES (30 minutos)
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 Desde Pembes deberemos ir faldeando a media ladera, sobre la cuenca del Deva, para retornar a Mogrovejo. No alcanzamos a ver el siguiente pueblo de esta parte del recorrido, Llaves, que se encuentra tras el canto que cierra el falso valle en que nos encontramos por el Este. Destaca, sin embargo, la pequeña antena que se encuentra en la collada de paso hacia la vertiente de Llaves.
El camino se coge en la misma iglesia de Pembes, extremo final de la carretera que llega al pueblo. Pegados al muro de la iglesia, entramos por una rampa hormigonada que pronto degenera en un buen camino carretero de acceso a las praderías.
Entre la carretera de Pembes y el Pico Jano, que se aprecian en la ampliación, se interpone la cuenca del alto Deva.
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 Desde las orillas del Deva hasta los altos pastizales, todo el Valle de Liébana se halla recubierto de inmensas manchas forestales. Hayedos y robledales alternan con otras especies propias del clima mediterráneo como la encina o el alcornoque (más abundantes en otros municipios de la comarca lebaniega). Pero, entorno a todos los pueblos, cede el monte para dejar paso a las praderías de siega.
Pembes no es una excepción. Durante los primeros compases de esta parte del recorrido, seguimos el cuidado camino que va vertebrando las distintas fincas del pueblo. Libres de las manchas boscosas disfrutamos de una panorámica abierta a este rincón de Camaleño. Sobre las praderías y bosques de este rincón de Camaleño emerge la peña de Cumbre Abenas, que ya nos es familiar (fotos miniatura y ampliación).
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 El camino carretero parece terminar al entrar a la última pradera. Mantenemos la dirección, adivinando su rastro en el pastizal, y enseguida enlazamos con un sendero, más perdido entre la maleza del estío, pero que aún conserva parte de su vieja caja.
En adelante, el recorrido entra en los dominios del bosque. Predomina el roble, menos tupido que el haya. De ahí que cuente con un sotobosque más rico en especies vegetales. En la ampliación podemos observar uno de los tramos de bosque de este paseo por los pueblos lebaniegos.
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 En la miniatura se aprecia la riqueza forestal del Valle de Camaleño. La frondosa montaña de la imagen, forma la collada por la que devola el camino que baja de Pembes a Cosgaya, denominada Campo las Santas, porque en su tiempo hubo una ermita en el lugar. Los barrios de Cosgaya se aprecian en la izquierda de la fotografía, vertebrados por la carretera que sube a Fuente Dé. En el pie de la imagen se aprecia una segunda carretera, es la que sube a Pembes, al lado mismo del desvío de Llaves. El camino antiguo permite un recorrido menos accidentado para enlazar ambos pueblos.
La ampliación recoge una perspectiva más abierta. El valle central sigue la cuenca del río Cubo. En el horizonte se recorta el Collao de Llesba, al lado de los picos del mismo nombre, puerta de paso al Puerto de San Glorio. Engaña la cuenca principal del Deva, que en Cosgaya gira entre las faldas de la Cordillera Cantábrica y la Sierra Veleña (en el extremo de la Sierra Carielda)
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 El tramo de bosque no es continuo, sino que en cada recodo del camino se abren grandes claros. El camino flanquea todos los pliegues de la montaña, en dirección al canto más definido que separa las vertientes de Pembes y Llaves.
Con un suave ascenso nos vamos acercando a este plegamiento, situándonos prácticamente en la línea de Pembes (fotos miniatura y ampliación).
Toda la cuerda boscosa de la Sierra Carielda cierra por el Oeste todo el desdibujado valle en que se asienta este pueblo lebaniego. La Sierra Veleña, que recibe el nombre de un antiguo monasterio emplazado en el lugar, es el apéndice natural de aquella sierra, que ya se descuelga sobre uno de los recodos del Deva.
Este giro del Deva, línea divisoria natural de los Picos de Europa, produce una contraposición visual de planos entre éstos y la Cordillera Cantábrica. En las dos imágenes del apartado, vemos irrumpir tras las manchas forestales de la Sierra Carielda la destacada figura de una de las cimas más reconocidas de la Cordillera, el Coriscao.
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 El canto de la antena, donde ya se dobla a la vertiente de Llaves, se caracteriza por un trozo de talud de roca descompuesta (foto ampliación). Se desprenden un par de ramales secundarios a la izquierda (que sube a entroncar con la pista que sube de Llaves al puerto, en el entorno de la Peña Oviedo) y a la derecha, por el mismo canto. No invitan a confusión, pues nosotros tenemos que doblar el canto, manteniendo la dirección, hacia la vertiente de Llaves.
En la ampliación la antena de referencia.
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 Al doblar el canto, enlazamos con el ramal de pista que da acceso a esta pequeña antena. Pronto damos vista al pueblo de Llaves (fotos miniatura y ampliación).
Desde esta breve ventana natural, podemos observar parte del recorrido que nos resta hasta Mogrovejo.
Al lado del pueblo se encuentra la iglesia de Llaves y Vallejo. Este otro pueblo se oculta en el valle que queda al otro lado del canto de la iglesia.
Sí alcanzan a verse, sin embargo, dos altas antenas en el canto del fondo. Son la nueva referencia para poder coger el camino que baja a Sebrango, ya en el último tramo del trayecto de regreso hacia Mogrovejo.
En el horizonte se recortarían las calizas de la Peña Ventosa y las prietas estribaciones de Peña Sagra.
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 El ramal de la antena es bastante corto, pues enseguida entroncamos con la pista principal del puerto (foto miniatura).
Enfrente tenemos la negra meseta de la Peña Oviedo, abrigada con un manto de arbolado, que conjunta con el faldón de las praderas de Llaves. Las hombreras se engalanan con los blancos pináculos de Ándara (foto ampliación).
Entre las torres que despuntan a ambos flancos de la Peña Oviedo destacan el promontorio de la Morra de Lechugales y la roma cima de Silla Caballo. La cresta de engarce entre ambas cimeras de Ándara, cierra los circos superiores de la Canal de Lechugales.
Por la pista llegamos en un par de minutos a Llaves. Encontramos una primera casa a la vera del camino y, al lado, otro pequeño grupeto que se deja a la izquierda. Entramos en Llaves sin perder la dirección que traemos, callejeando ajenos a la carretera del pueblo, que queda a nuestra derecha, al otro lado de las casas.
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 Llaves, fiel a la tiponomía lebaniega, es un pueblo tranquilo. Sin apenas plazas de aparcamiento, queda al margen de los circuitos turísticos de la comarca (foto miniatura).
Descubrimos su identidad tradicional al paso tranquilo de nuestro caminar. No nos detenemos, ni nos apuramos. Salimos, siempre al Este, por el estrecho ramal hormigonado que conduce a la cercana iglesia de Llaves y Vallejo.
Aquí es obligatoria una pequeña pausa. Al contrario que el recogido emplazamiento del pueblo, la iglesia se halla enclavada en una loma abierta a este rincón de la Liébana, con una panorámica abierta al valle (foto ampliación) que canta en una de muchas citas que leemos con detenimiento; precisamente la que dedica a los vecinos de estos dos pueblos: ´A todos los vecinos de Llaves y Vallejo, que ya no pueden disfrutar de...´.
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