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Cuesta de Següenco (Macizo Occidental) *Apéndice: coordenadas GPS |
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 Esta primera propuesta para subir a Següenco, parte de la ciudad de Cangas de Onís. La subida coincide con el primer tramo de la última etapa del SGR 105 Ruta de las Peregrinaciones (Oviedo - Covadonga). También coincide con el inicio de un PR local.
El punto de inicio queda fijado en el barrio de Cangas de Arriba. El Gran Recorrido ya viene callejeando desde el Puente Romano. Para llegar a este barrio basta seguir la calle general, en dirección a Covadonga y, sin llegar al ayuntamiento, a la altura de la plaza que lo precede, se gira a la derecha por una calle donde encontramos los taxis aparcados. Recto para arriba (nos corta una calle que cruzamos y seguimos subiendo, ya por la calle de la iglesia), llegamos al Aula de la Monarquía, antigua iglesia parroquial de Santa María de Cangas de Arriba (foto miniatura).
En llano a la izquierda llegamos al Campo de San Antonio, donde se encuentra la capilla del mismo nombre (foto ampliación). En Cangas se celebran las fiestas de San Antonio de Padua.
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 Detrás de la capilla de San Antonio hay una pequeña plazuela, donde se ha habilitado un edificio como escuela taller. Por su derecha se toma una callejuela que, convertida al final en mal sendero de tierra, sube directa a la explanada del cementerio.
Una poste señalizador del pequeño recorrido local nos invita a entrar por un oscuro pasillo ceñido entre los muros del cementerio y una tupida hilera de abetos. Esta estrecha carretera es la que nos sube al área recreativa del Llano del Cura. Las señales del GR nos ayudan a evitar el asflato indicándonos una variante por una pista que se desgaja de la carretera en una de sus revueltas.
La pista sale de nuevo a la carretera ya junto al cartel indicador del área recreativa. En el coteruco del extremo de este rellano de arboleda se ha puesto un monolito (foto miniatura). Este mirador sobre la ciudad de Cangas de Onís deja mucho que desear. Las faldas del promontorio están tomadas por la maleza, los eucaliptos y las torretas de la luz, entorpeciendo una limpia vista del entorno. Ahora, el lugar, como área de descanso y esparcimiento, separada del incesante bullicio de Cangas, está bien logrado.
La ampliación está tomada ya en la pista que sube a Següenco, enlazando con el siguiente apartado. El primer plano corresponde a la base del tronco de un eucalipto, que son los árboles que dominan esta primera parte de la ascensión. En la collada del fondo, quiere verse una casería asentada encima de Nieda. Es la collada de paso de una de las rutas a Següendo, concretamente la que empieza en Susierra (enlazando los pueblos de Narciandi y Nieda).
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 El faldón norteño del Cornión es un plano inclinado de desproporcionadas dimensiones, del que se desgajan individualizados subcordales. La Cuesta de Següenco es la última cima destacada de uno de estos apéndices del Cornión. De su cimera parten hacia el valle peladas lomas de repoblación surcadas por un complejo entramado de pistas. Entre sus surcos se ciñen valles o vallejas deudores de las dos importantes cuencas fluviales que delimitan este declinar del Cornión: el Sella y su afluente por la derecha, el Güeña.
El GR 105 remonta contracorriente por el cordal principal, que entra en cuña entre ambos ríos, remansando en la Ciudad de Cangas de Onís, en la mecedura de estos linderos fluviales del Cornión.
Esta cuña Noroccidental de los Picos de Europa en general, y del Cornión en particular, está formada por un entramado de pelados brazos de cuesta, que individualizan este esquinado sector de las estribaciones de este conjunto montañoso. En la parte baja vamos a encontrar algunas manchas de eucaliptos (foto miniatura), mientras que en un plano intermedio serán las repoblaciones de pinos las principales protagonistas.
En la parte puramente descriptiva, señalar que en el Llano del Cura termina el ramal asfaltado. En la explanada de aparcamiento arranca la pista que sube a Següenco, en curva ascendente hacia la derecha, de la que se desgaja una pista secundaria en plena revuelta. Otro ramal secundario cae a la derecha de nuestra pista troncal unos metros más arriba, en el inicio de nuestra ascensión por el esparcido eucaliptal.
Si en un principio la pista apunta a la vertiente del Sella (por cuyo costado se desvía este segundo ramal apuntado), enseguida pasa a la vertiente opuesta del cordal, flanqueando sobre la valleja que ciñe sus umbrías hacia el Güeña. En este lateral de la cuesta llegan a situarse en paralelo, a distintas alturas (siendo la nuestra la superior), hasta tres pistas.
El desnivel alcanza considerables procentajes que han obligado a hormigonar su trazado para facilitar la subida de vehículos. Se sigue siempre por el ramal principal, del que, en pleno repecho apenas sí se puede reseñar un par de ramales secundarios. El más interesante es el que nos entra a contramano por la derecha, ya en la última parte de este primer tramo continuado de ascenso, simplemente por tratarse de una pista abierta para la repoblación que se desgaja de PR que baja a Caño, y a la que se hará una somera referencia en su momento.
Una doble revuelta marca el final del asfixiante repecho, en la cabecera de la vaguada que forman la cuesta que se viene flanqueando y una llomba secundaria que cae en dirección a Nieda. Otra pequeña mancha de eucaliptos crece en esta cabecera de valleja (foto miniatura). Al rellano de la primera revuelta llega una estrecha pista secundaria procedente de aquel pueblo (y a la que también nos referiremos en páginas posteriores).
Nada más coronar podemos desviarnos al coteruco de nuestra derecha, relativamente destacado en la uniformidad del conjunto, desde el que ya vemos la Cuesta de Següenco y lo pueblos y cordales de la cuenca del Sella. También alcanza a verse Cangas de Onís, ligeramente oculta por las cuestas que hemos venido remontando (foto ampliación).
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 Superada la sofocante subida, la pista se toma un breve respiro. Llanea por el lateral derecho del crestón somital de este sector de transición del cordal. A la vera de la pista crecen algunos pinos, ejemplares aislados de las pobladas laderas inferiores que vierten al Sella, donde se están concentrando las principales labores de repoblación.
Al final del breve tramo de descanso la pista se abre en tridente. A la derecha cae el PR local por la Valleya. Nuestro GR sigue de frente, remontando un nuevo trecho de cuesta, por su costado oriental, perdiendo definitivamente todo contacto con la cuenca del Sella. La pista de la izquierda viene de Nieda (en realidad llega también de Cangas de Onís, pero recibe en una encrucijada de pistas en la umbría de un reducido pinar el ramal secundario que se describirá en el itinerario que discurre por aquel pueblo).
La pendiente no tarda en suavizarse. La pista se encamina al Collao Uñañez (foto miniatura), depresión en que cede la Cuesta Uñañez, reconocible por las antenas que ondean en su cimera. A la altura de la collada el GR dobla e inicia un largo faldeo por aquella cuesta. La carretera de Següenco gira a media valleja, paralela a nuestro trazado pero a una altura inferior. El pueblo de Nieda recibe los rayos del sol en las laderas de pradería del fondo de la valleja, en la franja intermedia en que aquélla se abre en un amplio valle.
La foto ampliada está tomada en el corto tramo llano del GR, en que éste mira a la cuenca del Sella. Junto a la campera iluminada de la izquierda baja el PR local que muere unos metros más abajo en la carretera del Pontón, cerca de Caño (recorrido que se describirá en la siguiente página). Las vegas que reciben el haz de luz de la derecha pertenecen al pueblo de Avalle, vecino de Caño.
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 El GR dobla el canto Norte de la Cuesta de Següenco, en una falsa collada con pretensiones de mirador. El cordal se abre a la amplitud de los valles deudores del Güeña, llegando a abarcar los cordales que delimitan el valle de Covadonga. Un solitario pino proporciona un rincón de sombra en este pelado canto de la cuesta. Pero, al igual que en el Llano del Cura, la maleza se extiende por todo el entorno, librándose únicamente el pequeño rellano de la collada.
Nada más doblar el canto, se pasa a la vertiente Nororiental de la Cuesta de Següenco. La pista desciende suavemente, internándose en un reducto de bosque autóctono (foto miniatura), a las puertas del pueblo de Següenco.
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 Següenco se asienta en las laderas orientales de la Cuesta de Següenco, siendo visible desde la mayoría de los rincones de las cuencas del Güeña y del río Covadonga. Llega al pueblo una carretera que se coge a las afueras de Cangas de Onís, en dirección a Covadonga, que es la misma que pasa por el pueblo de Nieda.
La pista que traemos baja a morir a esta carretera en las mismas puertas de Següenco. La señalización del GR se desvía unos metros antes, entrando al pueblo a una altura superior. Ambas alternativas son válidas. Si se quiere continuar hacia Covadonga (GR) o al Mirador (antenas de Següenco) habrá que atravesar todo el pueblo. Al final, bajo la pista en que pasa a convertirse la asfaltada calle troncal del pueblo, y pegada a un tendejón, encontramos la fuente El Carril, una fuente de agua medicinal con la imagen de la Virgen de Covadonga. En la parte superior del bloque en que mana la fuente encontramos algunas piedras talladas.
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 Atravesado de parte a parte el pueblo de Següenco (de Norte a Sur), se sale en llano por una pista en los linderos del monte. Unos doscientos metros más adelante se encuentra un cruce señalizado. Para seguir al mirador basta dejarse llevar por la tendencia natural de la pista, hacia la derecha. El GR 105, por su parte, traza la revuelta en dirección opuesta, a la altura de un invernal señalizado con las marcas de pintura de dicho GR.
La pista en la que ahora se ha entrado, que apunta una suave tendencia ascendente es la que continúa a Villangostu. Devola el collado del mismo nombre para caer a morir a la majada de La Pandiella. Nosotros apenas la seguimos unos metros, pues no tarda en encontrarse el cruce que nos desvía, a la derecha, hacia el Mirador. La subida a lo cimero de la Cuesta de Següenco (750 m.) es bastante liviana, pues la pista busca suavizar el desnivel mediante largas tiradas de parte a parte de la cuesta.
Al otro lado de las antenas se ha habilitado el mirador, con paneles explicativos en los que se perfilan los cordales del entorno. Desde el mirador (que mira a Cangas de Onís), apreciamos el trazado del GR 105, al que se une una de las pistas secundarias apuntadas, la que -procedente también de Cangas- enlaza con una de las subidas de Nieda.
La Cuesta de Següenco, por su privilegiada posición en las estribaciones de los Picos de Europa, goza de amplísimas panorámicas en todas las direcciones. El macizo madre del que depende, El Cornión, es también protagonista; mas, dada la enorme extensión del mismo por este lateral Noroccidental, aparentan catedrales calcáres orográficamente ajenas a este universo de peladas cuestas de repoblación. Su contemplación es una delicia, aunque pocos son los días en que el Cornión muestra sus galas con plena nitidez. Sin embargo, esta cimera puede ser disfrutada hasta en los días en que los frentes del Norte asolan el arco cantábrico, por la amplitud de sus vistas, la modestia de su altura y la proximidad de pueblos como Següenco.
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