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Imágenes de una vida en la montaña (XIII) |
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La ampliación del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga al conjunto de los tres macizos de los Picos de Europa, con todas sus carencias, conflictos, errores y dificultades, supuso un importante avance en la protección de esta unidad orográfica. Sin embargo, habremos de lamentar con nostalgia la negativa del nuevo parque a conservar el apelativo de Covadonga ínsito en su identidad y germen.
Tensiones proviciales, territoriales o de otro género han propugnado una denominación aséptica que, creyendo ver en Covadonga un símbolo con extraordinarias connotaciones, rompe en realidad con la modesta historia de los orígenes del actual Parque Nacional de los Picos de Europa, en particular, y de la protección de los espacios naturales españoles de especial interés, en general.
No sé si seremos dos, cinco, cincuenta o quinientos quienes defendemos la denominación del actual parque como ´Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y de los Picos de Europa´. Somos conscientes del error descirptivo que invita a entender la Montaña de Covadonga como algo separado de los Picos de Europa, cuando en realidad forma parte de los mismos; sin embargo, es el mejor tributo que se puede rendir al primer Parque Nacional español y a su promotor, D. Pedro Pidal, que quiso iniciar el Covadonga la segunda reconquista, la de la naturaleza. Más allá de simbolismos históricos y religiosos, Covadonga es, para el montañismo y el ecologismo nacionales, el Norte a que apuntan todas las brújulas.
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Un recorrido por las imágenes que van dejando huella en nuestro paso por la montaña queda huérfano sin un capítulo dedicado a Covadonga.
En Covadonga se hizo algo único en el mundo, como proclamó el Rey Alfonso XIII; el arte de la Naturaleza, la Religión y la Historia se unieron en el lugar del nacimiento de una Nación. Podemos prescindir de connotaciones históricas o religiosas, pero no podemos dejar de visitar Covadonga y su Montaña; porque el asombro ante la Naturaleza no sólo es el origen de la Filosofía, sino también de la Religión, y la disputa por el territorio y los recursos son el origen de la Historia, concretamente de la negra historia del ser humano.
Adentrémonos en los caminos del puerto bajo del entorno de Covadonga, en la Ruta de las Peregrinaciones (que rebasa el mero interés religioso y de peregrinación), en sus erías, ríos, bosques y vallejas, y veamos en Covadonga, al menos, un intento, con sus limitaciones, de conservar y regenerar la riqueza natural que encierran los Picos de Europa, para que pueda ser disfrutada en toda su plenitud por nuestras generaciones futuras.
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