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Rutas por los Picos de Europa

Peña Parda (Macizo Occidental)* Apéndice: coordenadas GPS

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Ermita de la Virgen Blanca (Soto de Valdeón)El pueblo de Soto de Valdeón se intercala entre Caldevilla y la capital del valle, Posada. Comparte con éstos las orillas del Cares, en su despreocupado fluir por las bondades de Valdeón.
  El ramal de entrada a Soto, deja la carretera que baja de Panderruedas casi a las puertas de Posada de Valdeón. Las obras del nuevo puente están prácticamente concluidas. Al otro lado del Cares, en su margen izquierda, nos recibe una de las varias calles o travesías del pueblo. Pasamos delante del bar, entroncando con la calle asfaltada que vertebra todo el pueblo, vieja caja del antiguo camino del valle.
  Torcemos a la izquierda, encauzados entre casas y huertos hasta una próxima bifurcación. El ramal de la derecha se mete entre los hórreos y las casas de este rincón de Soto, en tanto que el otro parece envolverlas por el exterior. Aunque se trata de un desdoblamiento intrascendente, pues ambos ramales vuelven a confluir en la parte posterior de la gran iglesia parroquial de San Pedro, aquél nos permite descubrir ´la Capilla´ (ermita de la Virgen Blanca), fundada en el siglo XVI. La familiarmente conocida como ´la Capilla´ es la protagonista de la miniatura, arquitectura religiosa que brilla con luz propia en el fondo del valle, enmarcada bajo las calcáreas catedrales pétreas de los Urrieles. En la ampliación se recoge un rincón de Soto, visto desde el camino que sube al Collao Bustiello.
  El vehículo puede dejarse en la explanada que se esconde en el frontal de la iglesia de San Pedro, individualizada de esta calle troncal de Soto por una ajardinada arboleda.


Caldevilla de ValdeónLa iglesia parroquial es compartida por los vecinos de Soto y de Caldevilla. Coincidimos con la salida de misa. Sin darnos cuenta vamos charlando con un grupo de mujeres camino de Caldevilla. Tras asistir a la Eucaristía regresan a sus quehaceres.
  No es un desplazamiento excesivo; pensándolo bien no sé si está más cerca Caldevilla que el otro extremo del mismo Soto. La caleya asfaltada que une ambos pueblos es la continuación de la calle que vertebra el pueblo de Soto y por la que hemos llegado a la iglesia, un tramo asfaltado del viejo camino del valle, el que usaron nuestros padres para acercarse la ruta del Cares antes de la construcción de la carretera, hablamos de hace cuatro días.
  Enseguida aparecen las casas de Caldevilla, que despuntan a verse entre los árboles de la vera del camino.
  -´No tenéis hoy un buen día para caminar´, dice una de las mujeres que nos acompaña, vecina de Caldevilla.
  La niebla se apodera de las montañas del entorno. La humedad se deja sentir en el ambiente. Pero el hombre del tiempo ha anunciado mejoría para la tarde. Quién sabe.
  -´Con un poco de suerte mejora por la tarde´, respondo.
  La verdad es que tampoco importa mucho. La temperatura de la mañana es ideal para caminar, y el bosque envuelto en la niebla es casi un lugar mágico, un reino atemporal donde realidad y mitología se confunden.

Torre del FrieroApenas rozamos lo que es el pueblo de Caldevilla. La carreteruca pasa al lado de las casas y fincas de esta vera del Cares, concentrándose el núcleo poblacional de las más inclinadas laderas de la margen derecha del Cares, entre su cauce y la carretera que baja del Puerto de Panderruedas.
  Nos despedimos de las mujeres que acabamos de conocer en el pueblo vecino, que siguen el asfaltado hacia el puente que se encuentra a nuestra izquierda y que cruza al núcleo principal de Caldevilla. Nosotros continuamos de frente. Cede el asfaltado, y degenera en una buena pista de tierra que se ciega en la umbría de la arboleda que la envuelve.
  La entrada está señalizada, pues por ella discurren varias rutas de senderismo o pequeños recorridos del Parque Nacional. El destino más habitual es la Vega de Llos, que nosotros pretendemos conocer en el regreso de Peña Parda.
  Remonta la pista el curso alto del Cares, en sus primeros pasos por el fondo del Valle de Valdeón; sin embargo, el contacto con el río es casi testimonial, se reduce al fino sonido de su arroyar diluido entre los cantos del viento entre las hojas de los árboles de ribera. Las praderías de la vera del Cares separan la pista de su cauce, amparando la asustadiza timidez de la infancia del río. Matas arbustivas se ciernen sobre su fresco lecho, como madres protectoras de la cristalina criatura.
  A nuestras espaldas emergen los baluartes de las Peñas Cifuentes, primera muralla defensiva de los Urrieles. Ciegan la salida natural del Valle de Valdeón, enfrentándose con su fortaleza al ya por entonces joven río. Batalla desigual que ha mantenido durante millones de siglos una montaña con un pequeño torrente. Gesta heroica del Cares que, cual rey David, ha forjado su reinado sobre la victoria de un Goliat pétreo que infravaloró la valía de su oponente por su tamaño. Capitulación de la montaña que ha dado una envenenada vía de comunicación al valle a través de la Garganta Divina. Valdeón y Sajambre vierten sus aguas al Cantábrico, pero sólo abrazaban a sus vecinos asturianos a través de impensables caminos abiertos en los más desafiantes abismos. Valdeón y Sajambre miraron durante siglos a León, pues los altos puertos de la Cordillera Cantábrica habían sido vencidos por el peso de las legiones romanas.

bifurcación: cuencas del Cares y del Río ArgoyaAcompañada por las praderías, la pista progresa por el fondo del valle. Gana altura casi sin advertirlo, pues se acompasa al cauce de un remansado Cares. Cerca se encuentra la principal bifurcación de pistas, que parece evocar la dualidad de valles en que ahora se desdobla la cabecera del valle.
  La pista de la izquierda parece apuntar al Puerto de Panderruedas, aunque su uso actual se desvía a las praderías del fondo de la cuenca del río Argoya. El río Argoya es un afluente por la izquierda del Cares. Forma un valle lateral que recoge las aguas que le aportan un abanico de riegas menores con las que nos iremos cruzando en nuestro recorrido.
  La pista que remonta de frente corta a media altura las laderas que vierten a esta cuenca deudora del Cares. Echando la vista atrás contemplamos la bifurcación a modo de despedida del río Cares, que parece representarse en la pista que hemos dejado. Cerrada queda la portilla, y con ella el cómodo paseo que nos separa de Caldevilla (foto miniatura).
  La subida se vuelve constante. Las piernas acusan el cambio. Otra parada, otro respiro y otro vistazo a las montañas que vamos dejando a nuestras espaldas. La Cordillera Cantábrica delimita por el Sur la depresión de Valdeón. Corresponde este sector al señorío del Gildar, cuyos dominios se extienden entre los puertos de Panderruedas y Pandetrave (foto ampliación).

culebra lisa europeaTaludes quebradizos abrasados por el sol argayan sobre la pista en sus inicios. Matorral y terreno árido y reseco, diríamos castellano. Valles altos de frescas noches. Tierra de ofidios, pero de ofidios adaptados a las duras condiciones de la montaña.
  Las culebras y víboras son animales de sangre fría, que necesitan del sol para mantener su temperatura corporal. El calor es también fundamental para la eclosión de sus huevos, de ahí que las zonas de montaña hayan sido colonizadas por especies ovovivíparas. Los huevos se retienen durante algún tiempo en las vías genitales, hasta el punto de que en algunas especies la eclosión se produce en el mismo vientre de la madre.
  Las dos especies emblemáticas de nuestras montañas son la culebra lisa europea (coronella) y la víbora seoane. Puede encontrarse a esta víbora incluso por encima de los dos mil metros. Su cuerpo se vuelve negro, aunque manteniendo el clásico dibujo en zigzag, en este caso de un llamativo amarillo. Con esta adaptación cromática se protege de la radiación ultravioleta.
  Por seguridad nos hemos decantado por fotografiar a la culebra lisa europea. Sus redondeadas pupilas (las pupilas de la víboras son verticales) nos han inspirado la confianza necesaria para acercarnos a hacer la foto. Bueno, sus pupilas y el hecho de que el experto que nos acompaña nos haya asegurado que esta culebra no tiene veneno. Sólo clava su par de dientecillos dejando un par de agujeritos. En realidad viendo como el biólogo Fernando Montes jugaba con ella, nos hemos envalentonado (foto ampliación).

pista de la majada de ArgoyaEn la primera parte del ascenso los árboles que crecen a la vera de la pista asemejan una falsa alameda, pues el cauce del río discurre bastante alejado del trazado de la pista.
  Emboca visualmente el extremo calcáreo de un individualizado submacizo del Cornión, el de la Torre Bermeja. Extremo que rompe sobre la Cimera del Frade, a caballo entre las vaguadas que vierten al dobra y el cuenco de pastizal de Jover, que vierte al río Argoya en su fluir al Cares.
  Los Moledizos (cima bajera) es el torreón calizo que destaca tanto en la miniatura como en la foto ampliada. En ésta, en la base de la peña, la Cimera del Frade baja a combarse en el Collao del Frade. Cambia la configuración de la roca en las peñas de su izquierda, modesto cordal que se extiende en dirección al Puerto de Dobres, en el sector del Pico Jario.
  La pista se adentra efímeramente en una umbría valleja, antes de retornar a un terreno abierto de praderías y matorral que va girando al compás de la cuenca orográfica a la que se debe. A  la derecha, en este tramo de transición, el hayedo recubre toda la redondeada cimera del Pico Cuerno.

Majada ArgoyaUn cartel del Parque Nacional indica que se entra en la Majada de Argoya. Apenas un par de construcciones desplazadas del núcleo principal de la majada que se recoje pista arriba. No se llegará a éste, pues ya apunta el desvío hacia el Collao de Dobres.
  Los amantes del senderismo pueden seguir toda la pista (coger siempre la principal) hasta la Vega de Llos, donde muere. Un recorrido más suave sería desviarse a la altura de un bebedero al Collao Bustiello, desvío que se utilizará en el descenso de Peña Parda y que está señalizado con los horribles postes del Parque Nacional. En suma, en el desvío al Collao Bustiello o en la misma Vega de Llos, los que opten por el recorrido senderista volverán a coincidir con el recorrido más amplio por la Peña Parda.
  La foto de la miniatura está tomada en este ´barrio´ de la Majada Argoya. Al fondo el Collao de Dobres, entre la interrumpida Cerra de Dobres (izquierda) y El Abedular. El peñasco que despunta a la izquierda del Collao de Dobres es el Cueto los Callejones o Pico Samaya. El Collao Escobaloso está separado del horquillado Collao de Dobres por una roma loma, y es el punto de inflexión de la ladera del Abedular. En la ampliación las nubes borran literalmente el Cueto los Callejones y se aprecia la Cerra de Dobres en toda su plenitud.

 
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