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Picos de Valdecoro (Macizo Central)* Apéndice: PR del Parque Nacional. |
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NUEVO TRAMO DEL PR-PNPE 24: PORTILLAS DE ÁLIVA - FUENTE DÉ.
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 24, 24, 24, 24... ¿De qué me sonará a mí ese número del PR?
Después de mirar en varios libros encontré la respuesta. Ese sendero de pequeño recorrido del Parque Nacional de los Picos de Europa ha sido alterado. En origen era un PR que bajaba del Cable a Espinama. Era tan sencillo, como seguir la vieja y amplia pista minera. ´Donde dije digo, digo Diego´. El nuevo PR-PNPE 24 ya no baja a Espinama, ahora se dirige ¿directamente? a Fuente Dé. ¿O habrá pinturas a ambos extremos? ¿O habrá otro PR anterior que baje a Pido -véase Espinama, por ser pueblos vecinos- sin sufrir el polvo de los coches?
Con tantas incógnitas, no me extraña que la familia de la ampliación esté despistada (por eso me preguntaban por Espimana). La respuesta se ofrece con otra pregunta: ´Dónde tenéis el coche´. Naturalmente en Fuente Dé. Pues seguiremos el nuevo PR-PNPE 24.
¿Critico el puente? El río Nevandi apenas es un arroyuelo. Con la nueva base del puente, se ha perdido el sendero que lo cruzaba. No obstante, un puente siempre se agradece. Mas, para un regato, ¿no valdría más un paso estrecho y con barandillas? (sobre todo, viendo la gran cantidad de niños que bajaban ese día).
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 Pasado el puente, por un sendero de tierra muy pisado, se faldea bajo los peñascos que forman en Boquerón (primer plano de la foto ampliada, con los Picos de Valdecoro al fondo).
Breve travesía de la que escapan senderos que flanquean las morrenas de matorral caídas del Cueto Redondo (foto miniatura). El sendero superior se encamina al Prao Bustiello, antesala del Valle del Aguasel. Los inferiores mueren en las morrenas de matorral, por debajo de estos pastos.
En este punto, no lejos del nuevo puente, el PR gira en doble torno, para empezar una bajada directa ladera abajo. El frecuente paso de la gente y un poste del PR, no dejan lugar a dudas. O no debería dejar lugar a dudas, pues un par de montañeros siguieron los senderos del ganado. El día era claro (ver foto miniatura). Los encontré tirándose matorral abajo, a caer por el talud de la pista de Tobín. Una vez en la pista sólo tenían dos opciones: derecha o izquierda. Un cincuenta por cierto y volvieron a equivocarse.
Si hubiera sido una familia con niños y hubiera entrado la niebla, ¿qué pasaría? Lo normal en estos casos sería dar la vuelta, rehaciendo el camino. La aparente falicidad del descenso, se vuelve en nuestra contra, pues los pasos, en este caso, deben darse en sentido ascendente (es decir, volviendo a la alta montaña -cansancio, bajada de temperatura...-).
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 En origen, el PR-PNPE 24 seguía el trazado de las pistas mineras que subían de Espinama. Esta nueva variante abandona la falicidad de la pista, por los senderos de montaña. Este tramo es breve, pero ya he apuntado en el apartado anterior que no es, con respecto a la orientación, inocuo.
El paso de un nivel a otro, requiere siempre un dominio previo del nivel anterior. La ruta del Valdecoro, está indicada para principantes, pese a presentar algún paso de primer grado (nivel de montañeros). La misma ruta está planteada para recorrerse en circuito, como muchas otras de esta página y similares. En muchas líneas he reseñado que un circuito son dos rutas: una de ida y vuelta por uno de los lados de la montaña, y otra de ascenso por la ruta desconocida. Eso sin contar los cambios de tiempo y equivocaciones de pasos o sendas.
El paso de senderista a principiante es también muy débil. Pero un senderista no debe pasar a montañero en un día; del mismo modo que un turista no está capacitado para pasar a principante en una semana de asueto.
El PR-PNPE 24 nace como un reclamo para senderistas, para pasar una jornada de paseo. Los senderistas se mezclan con los turistas y el viejo sendero para a confundirse con una vereda de principiantes (foto ampliación).
La pista de Tobín, enlaza los Invernales de Igüedri con esta majada. La entrada muere a las orillas del río Nevandi, no enlazando con la pista de Espinama por los prados de siega. El Orgamismo de Parques Nacionales quiso evitar esta servidumbre se paso construyendo una senda que, de turística, no tiene nada (aunque se trata de un tramo muy corto).
Como montañero y principante busqué muchas veces el paso más accesible por este tramo de cuesta. Ahora el sendero está hecho y no hay pérdida (¡¿?!), pero el desnivel es importante. Pues se arregla con escalones (foto miniatura). La sencillez deviene en complicación. Se trata de una tabla apoyada en dos pequeñas estacas. La tabla se desplaza y las estacas quedan al aire. Al final hay que sortear la tabla y no tropezar con las estacas (que se van cubriendo con los tapinos y el polvo). Mejor atajar por la ladera de matorral como siempre.
Una de las consignas del Parque sería la de no atajar, para no erosionar los caminos. Una de mis consignas sería la de reclamar que no se hagan caminos alterando la configuración del antiguo. Otra sería la de decir a este organismo que es mejor aumentar el grado de dificultad de la ruta, que engañar a la gente poniendo escaleras para encubrir los desniveles de la cuesta que se ha de afrontar.
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No ha pasado un año y he vuelto a los Puertos de Áliva. Esta vez, por las rutas ´naturales´ de los pueblos. Enlacé con el PR del Parque Nacional por encima de Tobín.
Al llegar al río Nevandi, cuesta arriba, entre la niebla, remonté hasta el Boquerón.
A veces (es decir, la mayoría de las veces), vale más gastar un poco más de dinero que hacer una económica chapuza. Alguna crítica debió hacerse al Parque. En menos de un año (por lo menos en este tramo), las escaleras ya presentan un aspecto más firme.
¿Escaleras sí, o escaleras no? El Parque parece decantarse por los paseos de tacón. Pero, he de reconocer, que las nuevas escaleras han quedado bien ancladas.
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 El sendero hecho a base de fesoria (azada), cae a un camino carretero a la orilla del río Nevandi. Para la izquierda no tiene continuidad, pues se difumina en las praderías. Damos por bien sufrido el tramo montuno para evitar el paso por las fincas. Como recompensa, los vecinos del valle nos regalan un paseo llano por los altos forestales de la cuenca alta del Deva. El bosque sube a pegarse a los riscos del salto reseco del Aguasel, mientras las nieblas juegan con los picachos de Valdecoro (foto ampliación).
La pista la creía casi cegada, pero aún pasan los vecinos de Pido y Espinama en sus labores agrícolas. Otros ramales han desaparecido (apenas se aprecia una vereda de paso), justo por los que el viejo PR llamaba a confusión. Ahora el camino faldea en llano (antes también, pero las señales invitaban a dar un rodeo rompepiernas), evitando el tobogán del antiguo PR. En un descuido se volvía a Espinama, dependiendo de la dirección de la ruta.
¿PR-PNPE 24? No. Existía un PR anterior. ¿Qué ha sido de él? El PR-PNPE 24 cambia de recorrido y se cruza con otros provenientes de otras Administraciones o de otros grupos o asociaciones. Al final, en la desorganización está la confusión.
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 En la miniatura se apunta un cruce bien señalizado con marcas de continuidad, aspa de dirección equivocada y poste de direcciones (Fuente Dé, por un lado; y Áliva e Igüedri, por el otro).
Gracias al aspa referida, la gente no puede confundirse de ruta. Por desgracia, la compactación del sendero por las pisadas tampoco deja lugar a dudas.
Aquí está la mayor incongruencia. ¿Porqué gastar dinero en construir un sendero de pequeño recorrido, cuando había uno anterior, que utilizaba pistas antiguas y recalaba en los pueblos del alto Deva?
¿No sería mejor repintar todos los años y arreglar los desperfectos de postes y paneles, con una inversión menor?
¿No acabará el nuevo del PR-PNPE 24 como el viejo PR? Hacer obras es fácil, lo complicado es conservarlas.
Ese aspa de dirección equivocada del PR-PNPE 24, se corresponde con el camino antiguamente señalizado que baja a Pido.
Foto ampliación: Una pedriza del PR, tapada por la fuerza de la vegetación (¿qué queda de la pedriza?, lo mismo que de las pinturas del antiguo PR).
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 El sendero es precioso (foto miniatura). Pero, ¿no lo era también el antiguo?
Por cabañas, praderías y bosque también se bajada a Pido / Espinama.
El PR-PNPE 24 supone un gasto innecesario. Enlaza varias pistas antiguas. Para unirlas recurre a labrar un sendero artificial.
Bien es cierto, que al dejar el coche en Fuente Dé, tendríamos que ´sufrir´ una hora de ascenso (pero no todo por carretera, como dice el panel del PR). ¿Es que es llano el nuevo PR? En cuanto se deja el antiguo, se inicia un buen repecho. Sólo hacen falta ver los escalones de la foto ampliación (si duran).
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 El PR-PNPE 24 faldea por los bosques del alto Deva, siempre con tendencia horizontal, abriéndose paso hacia Fuente Dé. En este hocicar por las laderas forestales, tropieza con una variedad de pistas.
La configuración del terreno invita al montañero a bajar ladera abajo; la tozudez del Parque, se empeña en hacer un sendero a contracorriente. Todas las pistas que vertebra el nuevo PR, se descuelgan hacia las vegas del Deva, fincas de Espinama y Pido. La horizontalidad del PR obliga a caminar saltándose las pistas antiguas. Sólo con postes y marcas de pintura puede mantenerse esta tónica. ¿Hasta cuándo? Hasta que empiecen a despintarse las marcas y a caer los postes.
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 El sendero, en ocasiones pista, se define como un paseo forestal. Las hojas pocas veces dejan ver los tesoros de Liébana.
En uno de esos rincones, hago un guiño al pueblo de Pido (foto miniatura). Faldeo alto por los bosques del alto Deva, sin dejarme caer a las orillas del río madre.
Sigo sin encontrar sentido a una camino que me aleja de la compañía vecinal. En los pueblos he aprendido a preguntar por los viejos caminos, por su toponimia o por la etnografía que modeló este Parque Nacional.
En el montañismo popular sólo he aprendido a desvincular pueblo y montaña.
Del pueblo a la montaña y de la montaña al pueblo (foto ampliación).
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 Parecemos anclados en un paréntesis, entre la herida alta montaña y las fincas de la cabecera del Deva, ganadas al primitivo bosque.
Estas fotos (miniatura y ampliación), apenas son retazos de una senda ´a un bosque pegada´.
Foto miniatura: Una de las cabinas del teleférico trepando a la estación superior del Cable. Peña Olvidada asiste impávida al espectáculo.
Foto ampliación: Caserío del Naranco, regente del alto Deva. Remoña se alza como fortaleza pétrea de los prados de siega.
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 Bajando otra de las pistas que nos vuelven a invitar a hacer uso del sentido común, el PR-PNPE 24, sin aviso (el porte indicativo, tarde o temprano caerá), rebalga el pequeño talud de la pista.
Una grata sorpresa espera al que viene todo el camino desesperando. No oculto que El Parque hace cosas que están bien. Con cables y postes de madera, delimita una servidumbre de paso para los montañeros. Una línea que atraviesa por el centro una campera de hierba alta. Separa con acierto el terreno de paso y la zona herbácea de sustento agrario.
Breve apéndice, que vuelve a sorprendernos, ahora de modo negativo, al salir de este pasillo. El sendero que se adentra en el bosque, se coge unos metros por encima nuestro. Tenemos que recuperar el desnivel por una empinada rampa de tierra. ¿Existió alguna vez ese camino, o fue un invento del Parque? Los caminos antiguos nunca dieron giros ni cambiaban de nivel de forma tan acusada.
De nuevo, una de cal y otra de arena.
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 Pasada la servidumbre, el sendero se interna en otro de los más hermosos rincones del PR. Pero mi cabeza va divagando distraída. No paro de mirar si se trata de un sendero antiguo o de un surco labrado a fuerza de azada.
¿Importa? Personalmente creo que sí. Mientras los antiguos caminos del puerto se van perdiendo por el abandono, abrimos otros sin más sentido que guiar a la masa hacia los puntos más masificados del Parque.
Quizás los antiguos lebaniegos transitaran un sendero con desiguales deniveles (al que los sedentarios ciudadanos sólo pueden remontar mediante escalones) -foto miniatura-; aunque, me resulta más extraño que cortaran la base de un árbol para hacer el sendero más corto (foto ampliación).
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 De las tablas (o escaleras) saltamos a unos bloques de piedra, que quieren semejarse a un puente. Jugamos al salto de la rana con los críos que cruzamos durante todo el sendero (foto miniatura).
Del regón, también jugando a la goma con una cinta de cierre, se pasa al último tramo de pista. Entre bosquete y prederas se cae a un cruce de pistas. El PR-PNPE 24 no finaliza en Fuente Dé, sino que mece en otro antiguo PR (foto ampliación).
Entre la umbría del ramaje, nos preguntamos dónde estamos.
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 El PR-PNPE 24, nació como una variante de la ruta primitiva del mismo. Mucho antes de pintarse la montaña, la gente subía en el teleférico y bajaba por las pistas mineras a Espinama.
Con la primera señalización de ese PR del Parque, no se hizo más que marcar los contados cruces de pistas (y algo más, pues sobraba pintura).
Una vez en Espinama, había que regresar al coche. A subir carretera para adelante.
El Parque pensó. Si hacemos un camino nuevo en llano, evitamos la carretera y la subida.
Pues, no señor. La carretera igual la evitaron, pero la subida, no.
El cruce de pistas puede pasar desapercibido al que no conocía el entorno; pero muchos montañeros llevaban muchos años conociendo este camino con el que entroncamos (fotos miniatura y ampliación). El Parque ha pintado ´su ruta´ sobre otro PR (Fuente Dé - Santo Toribio de Liébana), por el que, indistintamente, se baja a Espinama o se sube a coger el coche en Fuente Dé.
El cruce no está en Fuente Dé, sino a pocos metros del Caserío del Naranco. Aún nos queda una sufrida subida entre árboles, prados, cercados, torretas de la luz (para dar energía al complejo de Fuente Dé), altavoces llamando a la gente que espera el funicular (2.150 a media tarde), y las banderas de los hoteles al otro lado del escondido Deva.
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 El sendero toca a su fin. Por estos tablones (foto ampliación) entran los esforzados turistas a ducharse en el Parador Nacional de Fuente Dé. Mientras la vida en el Parque Nacional agoniza.
La foto ampliación se ve muy hermosa. Pero no basta con esconder la porquería debajo de la alfombra.
El nacimiento del río Deva (fuentes del Deva), está herido de muerte. Me asomo a las cristalinas aguas del río madre, y más que animalillos acuáticos, descubro una lata y un neumático de coche. Normal si se llevan los vehículos a los altos pastos.
La vegetación de ribera quiere proteger al río. Antes de crecer con ese brío, la orilla dejaba ver las inmundicias del progreso. Todas la aguas fecales que regaban el nacimiento de la diosa Deva.
León quiere un teleférico, Asturias también. Hay que sacar dinero de donde se pueda. Algún utópico sueña con preservar algunos ecosistemas naturales. Para eso está el Parque Nacional. El Parque tarda en entenderlo, los turistas y montañeros también.
¿Es más bello el piasaje urbano del entorno del teleférico, que el primitivo circo glaciar donde nació uno de los afamados ríos que deslindan los Picos de Europa?
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 Cuando el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga se extendió a los tres macizos de los Picos de Europa, el teleférico de Fuente Dé ya estaba allí.
Corresponde al Parque desviar los fondos económicos a otras zonas más acordes con el espíritu que lo vio nacer, sin seguir hurgando en la herida.
En Fuente Dé se concentran varios Senderos de Pequeño Recorrido (PR). El más interesante, por su desconcertante final, es la Senda del Mercadillo. ¿No era un camino para unir los ´mercados´ de Valdeón y Liébana? ¿Qué sentido tiene acabarlo en Fuente Dé? Lo menos habría que bajarlo hasta Pido.
Estamos anclados en una mentalidad decimonónica. Hasta donde llegue el coche...o el cable.
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