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Rutas por los Picos de Europa

Picos de Valdecoro (Macizo Central)* Apéndice: PR del Parque Nacional.

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San CarlosEl recorrido opcional por los Pozos de Lloroza nos devuelve a la estación superior del teleférico, un circuito de ida y vuelta tras el que se recobra el hilo de la ruta. En esta nueva etapa del recorrido, habrá que coronar los cabezos que delimitan todo el pastizal de Áliva. Por los lindes del puerto se llegará a los pasos que doblan hacia el Collao Valdecoro.
  De nuevo se muestran dos imágenes contrapuestas. En la miniatura un panel explicativo de las panorámicas que se abarcan desde el reforzado mirador del Cable. Las rampas y escaleras conducen a un edificio habilitado como refugio, contiguo a la estación superior del teleférico. Al fondo, la montaña.
  En la ampliación se ha sustituido el hormigón por el pastizal; aunque no deja de ser una mera imagen de postal (pues la urbanización del entorno anula toda la identidad intrínseca de la alta montaña), creo que la imagen gana con el cambio.

El CableDejamos la estación superior del teleférico por la pista que se cuela entre la cafetería y el refugio, breve repecho que alcanza un rellano ante el que se abre el muno de torres que circundan la meseta de Lloroza (foto ampliación). Peña Olvidada, por su proximidad y dimensiones acapara todo el protagonismo. Aprovecho la luz del sol para resaltar otras afamadas torres del entorno que, por su mayor lejanía quedan empequeñecidas por los volúmenes de Peña Olvidada, como son la Torre de los Horcados Rojos -en el extremo- y los Picos de Santa Ana (foto ampliación).
  En este rellano superior, donde aparcan los todoterreno que hacen el servicio de taxi o hacen de improvisada tienda, arranca propiamente la pista. Apenas la vamos a seguir unos cien metros. Traza dos arcos, antes de cortar los taludes de las romas cabezas que delimitan la meseta de Lloroza de los pastizales de Áliva. En el giro del segundo arco, nos colamos entre los cables de los cierres de la derecha, entrando en la cabecera de la concha que se entuba sobre el Camino del Hachero, embudo escalonado que rompe sobre las pindias laderas de grijillo convertidas en vertedero que preceden a la rampa de salida de aquel camino. Un sendero atraviesa a media altura esta cuenca superior, atravesando algún tramo de compacta llambria tumbada.
  Esta concha natural da forma a una boca natural abierta al profundo circo de Fuente Dé. La estación superior del teleférico, asienta firmemente sus cimientos sobre la terraza de un sólido espolón calcáreo. Los cables caen por el abismo en una comba pendulante que sólo se adivina con el cruzar de las cabinas. La estación inferior se disimula entre los pinos, y los pinos entre los coches, y el Parador -a su vez- trata de disimularse aprovechando los barridos de sombra que proyectan las veloces nubes. La carretera pasa por ser la colita hormigonada de la recogida vega en que brotan las fuentes del Deva y los desperdicios del desvarío.

Peñas Cifuentes y Canal del EmbudoAl otro lado de la cóncava concha, la senda se difumina en la campera de una amplia collada 1.874 m.). Se ha coronado el cordal de romos cabezos que delimita en arco por el extremo Sudoeste los Puertos de Áliva. El Macizo de Ándara despunta al otro lado, emergiendo de los pastizales de Áliva como un complejo conjunto calcáreo uniforme (ver foto ampliación).
  Sin devolar la collada se empieza a subir el cabezo de la derecha (1.902 m.), bajando a una nueva vaguada de campera que, en este caso, vierte sobre los farallones que delimitan el circo de Fuente Dé. La campera forma un plano inclinado que se va estrechando hasta acabar en un embudo argayado que rompe sobre los paredones que se deploman sobre las colladinas que se enlazan a través del Camino del Hachero (ver foto miniatura).
  Este argayo terroso de la miniatura puede considerarse el extremo Sudoccidental del cordal. Éste presenta dos líneas convergentes. La primera nace en la Horcadina de Covarrobres, en las faldas de Peña Olvidada, en la misma vertical de las agujas de Tajahierro. Orientada de Norte a Sur, delimita con sus modestas formas la hondonada de canchal y pastizal de los Puertos de Áliva de la meseta de Lloroza. Al llegar a este vértice, el cordal gira en dirección Este, cortado por el Sur por la barrera calcárea de la que se desprenden los Picos de Valdecoro.

Peña del Joracu (Picos de Valdecoro) y PidoTiene el cordal en el que nos encontramos forma de boomerang. Alcanza los 1.972 m. en el extremo Norte, en el cabezo que delimita, asustado por la magnitud de Peña Olvidada, la Horcadina de Covarrobres. Las cerras del sector del Butrón, en que ahora nos encontramos, rondan los mil novecientos metros, bajando de esta cota en las colladas intermedias.
  Desde este punto de inflexión del cordal, ascendemos ´rolando´, cual brisa, al Este. Pese a la amplitud del puerto, que permite perderse en infinidad de caminos, colladas, vaguadas y cabezos, ascendemos por el corte de los farallones que delimitan este tramo de la sierruca. Asomamos el hocico en las falsas colladas que se intercalan en el canto, disfrutando con la evocadora mirada a las profundidades del Valle de Camaleño. Un poblado mosaico de bosques, praderías y caseríos ya familiares, enmarcado en una envolvente orografía de piramidales pastizales de alta montaña y emergentes pináculos calcáreos.
  Por la colgada peña surcan las traviesas de los correosos rebecos, en dirección al Collao Valdecoro. La comba de la collada se frena en la Peña del Juracu, primera cimera de los Picos de Valdecoro, definida por las calvas terrosas de los costados que miran de reojo los barrios de Pido (fotos miniatura y ampliación).


Puertos de Áliva y Macizo OrientalCoronamos la primera prominencia de esta nueva orientación del cordal, sita a la misma altura que el extremo opuesto, el Cueto Redondo (1.914 m.) cuyos faldones orientales marcan el declinar de la sierruca.
  La conquistada cimera se desdibuja en una altiplanicie llastrada que se prolonga por los altos pastizales de Áliva. Su modestia se disimula en la majestuosidad de un circular entorno sinfín. La aparente uniformidad del compacto Macizo de Ándara, contrasta con la quebrada dispersión de torres, canales, crestas y cordales de los Urrieles y con la más lineal formación de la antiquísima Cordillera Cantábrica.


Fuente Dé y Peña RemoñaDescendemos, siguiendo la cuerda del cordal, a la collada contigua (1.892 m.). Cede la cortada de la vertiente sur del cordal, invitando a las curiosas ganaderías a aventurarse por las colgadas laderas de esta vertiente. Una alambrada que se pierde por los cantiles del Cueto Redondo trata de encerrar al ganado en los lindes del puerto.
  El paso para doblar hacia los laterales que vierten al Collao Valdecoro se encuentra en el Collao de La Junciana (1.864 m.). Esta collada precede la cotera del Redondo (1.914 m.). Dobla por su depresión un pisado camino, que gira a contramano en relación a la orientación del cordal que seguimos, en un faldeo en diagonal descendente hacia el Collao Valdecoro. Entre la collada en que nos encontramos y el Collao la Junciana se intercala un convexo promontorio (1.907 m.).
  Familiarizados con el paso por el Collao La Junciana, devolamos por las laderas sureñas de la collada en que nos encontramos, pues queda en la misma vertical del Collao Valdecoro. Esta variante más directa pierde el contacto con los vastos pastizales de Áliva, pero mantiene la referencia visual de las estilizadas puntas que cercan la hondonada de Fuente Dé.
  La ladera, en la que emergen solitarios peñascos, baja a una colgada submeseta. En horizontal hacia la derecha, las veredas de los animales conducen a una collada en la que se empalma con las colgadas traviesas que retroceden en dirección al Butrón.

Picos de ValdecoroLa submeseta está formada por el falso rellano en que queda frenada la ladera por la que se viene descendiendo. El paso no es franco como en el caso del Collao La Junciana, sino que ha de entrarse por un estrecho y breve canalón (Iº). La angostura se escalona a la izquierda de una colgada aguja, desplomada sobre unas plataformas de parés cerradas al paso del ganado. La sucia caliza evidencia el paso de cabras y ovejas por esta corta acanaladura, que salva el corte y se abre en las mansas laderas que conducen al Collao Valdecoro (1.784 m.).
  En la miniatura aforamientos calizos sobre el Collao Valdecoro. del que sale el sendero que faldea en dirección a la cima intermedia de los Picos de Valdecoro. La misma cima aparece en la ampliación, pero con una mirada más abierta hacia el Valle del Aguasel y el Castro Cogollos. Por la abertura del valle, y tras la incipiente Sierra de Carielda se agolpan las desiguales sierras y cordales lebaniegos y palentinos.

Collao ValdecoroAl Collao Valdecoro llega la variante de subida apuntada en la subida por el camino del Hachero. Al fondo (foto miniatura) identificamos los ya familiares picos de Remoña, La Padierna y San Carlos.
  Toda la vaguada que fluye hacia el Oeste, abriéndose paso entre los Picos de Valdecoro y el Cueto Redondo es el Valle del Aguasel, por donde bajaremos a los Invernales de Igüedri.
  Siguiendo la comba del collado, se corona la Peña del Juraco (1.837 m.), primera de las elevaciones de los Picos de Valdecoro.
  No es esa la cima que hemos elegido en esta ocasión, sino que nos desviaremos hasta la torre central. Un frecuentado sendero (foto ampliación) faldea en horizontal bajo el canto cimero del cordal, en dirección a las peñas de la oculta torre que asombra a quien se acerca por el fondo del Valle de Camaleño.

Collao ValdecoroLa travesía faldea separándose del fondo de la vaguada. A medida que se aleja del Collao Valdecoro empieza a disfrutarse de una vista de conjunto del entorno. Peña Olvidada empieza a despuntar tras el cordal que delimita los Puertos de Áliva (foto miniatura). Entre ésta y el San Carlos, con permiso de las nubes surge la piramidal caliza del Tesorero, punto de confluecia de las tres Comunidades Autónomas que comparten la propiedad administrativa de los Picos de Europa.
  El Cueto Redondo (foto ampliada) hace honor a su nombre. Sin embargo, la cima se desplaza algo hacia las laderas de la cara oculta, que vierten a los pastos de Áliva. El Collao La Junciana, que no llega a verse en la foto, es la depresión que precede al Cueto Redondo. Las ovejas bajan pastando por el camino que corta en diagonal descendente hacia el Collao Valdecoro. La cuenca del alto Nevandi se cuela por detrás de las peñas del Cueto Redondo, por el valle que se forma entre éstas y Cumbre Abenas (foto ampliada).

El Joracao (Picos de Valdecoro)Desde la cumbre del Valdecoro (1.816 m.) tenemos una perspectiva más amplia, aunque lateral, del cordal de Cumbre Abenas y El Corvo (foto ampliación). A la izquierda de ésta peña se apunta la comba del Collao de Cámara, engarce con las altas calizas de Ándara.
  El Castro Cogollos es el pequeño peñasco adosado a Cumbre Abenas, con las laderas atravesadas por la pista que baja a Mogrovejo (de la que se desdobla el ramal de Pembes). En las praderías de la margen izquierda del río Nevandi el sol ilumina el escorzo que la pista de Espinama traza sorteando los invernales del conjunto de Igüedri.
  En la miniatura, todo el canto que se extiende desde la torre central de los Picos de Valdecoro hasta el Joracao o Peña El Juracu, máxima altura del cordal.

Picos de ValdecoroLa torre inferior de los Picos de Valdecoro (1.763 m.) puede ascenderse desde el Valle del Aguasel. Presenta las laderas más pendientes, aunque existen también veredas de los bichos que atraviesan hacia su cima. Comparte con la torre central los paredones que miran hacia Espinama, siendo el Joracao una cima desplazada y menos desplomada que se esquina sobre las cangas que vierten hacia la cabecera del Deva, pastos de Fuente Dé y Vega del Naranco. En la cima de aquella torre inferior hay una caseta metálica para meter las tarjetas, pero -a juzgar por los comentarios- es utilizada fundamentalmente por los escaladores que frecuentan las vías de las verticales paredes sureñas de la montaña.
  El fondo del valle del alto Deva acoge los pueblos de Espinama y Pido (foto ampliación). Ceden las manchas boscosas en las orillas del río, talados sus árboles para el aprovechamiento de los pastos. El bosque mantiene sus dominios sobre los plegamientos de las faldas de las montañas.
  En la parte alta de la Cordillera el bosque linda con los vastos puertos. Pequeños circos, vestigios del glaciarismo, esconden algún que otro lago de montaña. En la cúspide las romas cimas de una cordillera antigua, más redondeada que sus vecinos los Picos de Europa, por esa bien llevada vejez surcada por las grietas romas de la erosión.

 
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