 |
|
|
|
|
Picos de Valdecoro (Macizo Central)* Apéndice: PR del Parque Nacional. |
|
 |
|
|
 El circo de Fuente Dé está cerrado por el Norte por un muro que se eleva por encima de los dos mil ochocientos metros de altitud y que se extiende desde Peña Remoña hasta los Picos de Valdecoro.
Peña Remoña es un inexpugnable bastión formado por varias torres que se caracteriza por la franja de estratificadas traviesas que corta sus verticales paredes. Está desgajado de la pared que delimita el circo de Fuente Dé por la Canal del Embudo (foto miniatura), un angosto y desplomado canalón sombrío ´que poryecta los surcos de sus argayos hasta el mismo centro de la Vega. La punta que se afila en el extremo de la barrera rocosa, sobre la misma tajada de la Canal del Embudo es la Padiorna (Padierna). Serpenteando por la estrecha falda de empinadas laderas que cuelgan sobre las profundidades de la canal, serpentea el ruinoso camino carretero de los Tornos de Liordes.
Al otro lado del farallón se encontrarían los Picos de Valdecoro, separados de su extremo oriental por el collado del mismo nombre, amplia collada de pastizal que se abre en el extremo más vulnerable del murallón.
En el centro de la pared se forma una panda herbosa tapizada de gravera, colgada en un desplome del que, en época de lluvia o deshielo, rompe una delgada cascada. El Camino del Hachero es una prolongación de la vieja pista minera que alcanza esta panda superior de la cascada. Un brecha en la pared de la extensa muralla, en el extremo izquierdo de la panda, es la Canal de la Jenduda, más directa que el Camino del Hachero para alcanzar la meseta de Lloroza, pero que presenta un corto resalte de trepada en su parte inferior (IIº).
La foto de la ampliación está tomada en la panda que se forma en el centro del murallón, por encima de la cascada. La Vega del Naranco son las praderías del extremo inferior izquierdo. Al fondo se aprecia la nave de la quesería, de la que sale el valle del río Las Bárcenas, que diverge en tres valles secundarios. Las cumbres de los extremos, pertenecientes a la Coridllera Cantábrica son el Coriscao (izquierda) y la Tabla Mal Rota o Escaño (derecha).
|
 Se atraviesa toda la vega de Fuente Dé, en dirección a la Canal del Embudo. En el centro de la campera, el enorme surco abierto por los argayos desbocados de la canal, cede en abanico, mansamente, frente a un solitario árbol (esquina inferior derecha de la miniatura). Siguiendo el surco del argayo se entronca con la pista minera que lo corta.
Tras un par de tornos por los lindes del bosque que puebla las faldas de Peña Remoña, afronta una larga diagonal ascendente hasta la bifurcación entre las dos rutas principales: los Tornos de Liordes y el Camino del Hachero.
El desvío se encuentra en una revuelta de la pista. Los Tornos de Liordes cortan en largas diagonales las, aún vastas laderas laterales de los bajíos de la Canal del Embudo, 34 irregulares revueltas que llevaban a las minas de la Vega de Liordes. El Camino del Hachero sigue de frente, en diagonal ascendente hacia la panda que ocupa el centro del murallón que delimita el circo de Fuente Dé, a colocarse sobre la cascada que moja los desplomes que cercan la vega.
Entra en dicha panda central cruzando la riega que nutre el salto de agua. La vence en dos largos tornos. En la segunda revuelta, pronunciado giro a la derecha, se aprecia el sendero de tierra que sube a la Canal de la Jenduda, común al principio con la amplia rampa que se cierra en embudo en busca del paso de La Celada. La pista minera muere en los ruinosos barracones de las minas, sitos en plena collada bajo los cables del teleférico. Se muestran los barracones en la ampliación, con los picos y la collada de Valdecoro al fondo.
|
 Devola la falsa collada el abandonado camino minero por el frontal de los barracones. Desciende brevemente por la otra vertiente del canto hasta la boca de la mina. Abajo restos de las estructuras para descolgar el mineral, colgados sobre la Canal del Hachero.
Por el mismo filo del otro lado del enorme pozo de la mina, se remonta entre restos de basura e incómoda pedrera, a fin de ganar unos metros antes de doblar el canto herboso contiguo, tomado de matorral. Es importante esta corta subida porque el sendero dobla el canto por la parte superior, marcando los bichos algunos senderos que invitan a travesías algo más bajas. Este tramo es uno de los pocos sitios delicados, en que ha de pasarse con cuidado, pues el sendero de húmeda tierra es muy estrecho, y pasa por la parte alta de un pequeño salto de unos metros.
Superado este pasaje se inicia una travesía por la cabecera de la cegada canal, entrando en una acanaladura que remonta a una de las colladinas que se suceden en la ascensión.
Desde esta primera collada la senda sube directa unos metros, retomando la travesía ascendente que se inicia encaramándose en una pequeña piedra cubierta de tierra (Iº). Alcanzada una segunda colladina, continúa la travesía entre los bloques desgajados de un pequeño paré, en busca del centro de las laderas del Collao Valdecoro, centro en que se forma un pequeño llamargal.
En la vaguada de llamarga se gira en redondo, cambiando de sentido y faldeando por las laderas que cortan sobre el paré que se acaba de pasar por abajo. En las falsas vallejas que pliegan las laderas se forman un par de pequeñas graveras, por cuya parte superior atraviesa el sendero que sube directo al Collao Valdecoro. El Camino del Hachero sigue flanqueando la parte inferior de las laderas hacia otra sucesión de colladinas (foto ampliación). En una roca, situada sobre una de estas colladas, se encuentra el desvío principal del camino antes apuntado que sube directo al Collao Valdecoro, y que busca pegarse a la base de los farallones que se extienden hasta la collada. En las paredes en que cuelga el casetón de la estación superior del teleférico, corta la rampa de salida del Camino del Hachero, en la variante a la meseta de Lloroza.
|
 Apuntada la variante directa hacia el Collao Valdecoro, vamos a dar un pequeño rodeo saliendo a la meseta de Lloroza. Seguimos el Camino del Hachero en dirección a la estación superior del teleférico.
Devoladas las colladinas, el sendero afronta una corta travesía descendente sobre el cegado circo cabecero de la Canal del Hachero. Un pequeño argayo de tierra pone en evidencia la inestabilidad de un sendero que, aunque discurre suficientemente apartado del cóncavo corte, debe recorrerse con precaución.
En la miniatura la foto se retrotrae en el tiempo, mostrando una visión de los paredones que ciegan la canal desde abajo. Está tomada al devolar el delicado canto que cierra la zona de la bocamina.
En la ampliación, vista del complejo de Fuente Dé por la abertura del circo de paredones que ciega la Canal del Hachero. La carretera serpentea bordeando el caserío y las praderías de la Vega del Naranco. En la recortada línea somital de la Cordillera Cantábrica, la Tabla Mal Rota, los Altos de la Mostajal y los Altos de la Bejerina, que precede a los más suaves relieve de los Puertos de Somo.
|
 Finalizada la travesía, el sendero se pega a unos paredones azulados (foto ampliación). La gravera vuelve incómoda la subida. Corto repecho al abrigo de la peña, desde el que se emboca la rampa de salida, bajo la pared sobre al que pende la estación superior del Cable.
Entre este pasaje y la referida rampa, se extiende una pindia ladera de transición de molesto suelo de gravilla. La poco agradecida subida, tiene el encanto añadido de la porquería que tiran desde El Cable. Gomas, latas, cristales -entre los que se incluyen frascos de medicamentos- e incluso alguna moneda de duro o de veinticinco pesetas. Una ladera en que es fácil sufrir alguna culada, sobre todo en el descenso, pero que debe evitarse, sobre todo cuando no se cuente con la inmunidad que proporcionan las preceptivas vacunas antitetánicas.
Se remonta toda la ladera, bajo la atenta mirada de la gente que se asoma al colgado mirador del Cable, y ante la abertura de la concha en que cede la verticalidad del farallón cimero del Cable, entre la estación superior y las cabezas del Butrón, en los linderos cimeros de Áliva.
El sendero vuelve a pegarse a la peña, en la vertical de la estación superior del teleférico, atento al intermitente zumbido de las cabinas que suben y bajan y bajan y suben sin cesar. Afronta la corta rampa de salida, que se remonta en un par de viajes de teleférico.
|
 El sendero se pierde brevemente en las pedreras de la collada que culmina la rampa de salida. Inicia una travesía, ligeramente ascendente, a fin de entrar por las verdes traviesas cimeras que cortan las peñas que miran a los abismos de Fuente Dé. No llega a verse la Collada de Liordes, depresión que comprimen las cortadas de la Padierna y de Peña Remoña, oculta tras la rampa herbosa y cegada en embudo de La Celada; mas por su abertura irrumpen las calizas torres de Salinas y del Hoyo de Lirodes (fotos miniatura y ampliación).
Apenas se andan unos metros por las apuntadas traviesas, cuando hemos de desviarnos, subiendo directos por una acanaladura de llambria. Sencilla trepada (Iº), que se bifurca en la parte superior, sacándonos por una adivinada diagonal que se proyecta a mano derecha.
|
 Unos corredores calizos, entre el canto somital de la meseta de Lloroza y las peñas que caen sobre la travesía y la rampa de salida que se acaban de recorrer, conducen a la estación superior del teleférico. De nuevo las peculiaridades del terreno nos recuerdan la necesidad de renovar el refuerzo de la vacuna antitetánica. Un nuevo basurero de oxidadas latas y rotos frascos de cristal de dudosa procedencia, filtran a la tierra los nutrientes que hacen proliferar con fuerza las transgénicas ortigas.
Las obras de remodelación de la estación del teleférico obligan a buscar la salida por los pasillos del refugio contiguo a la estación/cafetería.
En la mapliación se recoge una de las panorámicas que se disfrutan desde la balconada de la meseta de Lloroza. En el fondo del valle Pido y el caserío del Naranco, en el extremo de la vega del mismo nombre. En el centro, en la entrada al valle que sube a los Puertos de Salvorón o a la Vega de Arriba, la nave de la quesería de Pido. En lo cimero de la Cordillera, tomado el sector de Peña Prieta por las nubes, el Coriscao y la Tabla Mal Rota o El Escaño.
|
 Desde el Camino del Hachero se puede -como ya apunté en su momento- atacar directamente el Collao Valdecoro, acortando el recorrido. Me he decantado, sin embargo, por la subida hasta la meseta de Lloroza para ofrecer la posibilidad de desviarse hasta los Pozos de Lloroza.
Basta seguir la pista que llega a la estación superior del teleférico hasta lo que se conoce como La Vueltona, en que ésta gira en redondo, atravesados los llerones occidentales de Peña Olvidada, encaminándose al Collao de Fuente Escondida, bajo las minas abiertas en la Torre de Altáiz (meseta anexa al Pico San Carlos -mole en sombra de la miniatura-). De la misma revuelta de La Vueltona sale el camino que sube a Horcados Rojos, siendo además de destacar la pista que se une en el único cruce reseñable, en la Horcadina de Covarrobres, procedente de Sotres y de los pueblos lebaniegos de Mogrovejo o Espinama, entre otros.
El Pico San Carlos es la mole sombría que ocupa todo el centro de la miniatura. En la charca se refleja el Madejuno, recibiendo los rayos de un invisible claro de sol.
El Pico San Carlos aparece también en la ampliación, empastado con la submeseta de Altáiz que precede a su cimera. La vaguada del centro de la imagen corresponde a la Canal de San Luis, por donde remonta el sendero que en su cabecera se desdobla en las veredas que coronan la Colladina de las Nieves y la Padiorna (modesta montaña tapizada por una rosada de nieve a la izquierda) y la que dobla la línea del cordal en dirección a Collao Jermoso.
El redondeado monolito de la derecha del San Carlos es la Torre del Hoyo Oscuro, menos esbelto que el Madejuno (que es el que ocupa ese lugar en la perspectiva que se ofrece en la miniatura).
Los Pozos de Lloroza ocupan el primer plano. Son una serie cuencos de desigual tamaño donde se forman una sucesión de lagos de montaña. El breve período de bonanza que invita a una actividad frenética en el crecimiento y desarrollo de las distintas especies de fauna y flora, puede hacerse eterno para el ciclo del agua, que se filtra por el poroso suelo calizo o se evapora con los calores del verano a mayor velocidad de la que son capaces de cubrir los aportes hídricos de los pozos.
|
|
|
|
|
|
