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Imágenes de una vida en la montaña (V) |
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Algo estamos haciendo mal. Muchas son ya las especies en peligro de extinción o vulnerables a la alteración de su hábitat. Con la creación de las distintas figuras de protección previstas en nuestra legislación se trata de revertir este proceso. ¿O quizás sea sólo una marca para atraer el turismo?
Los principales puntos de entrada al Parque Nacional de los Picos de Europa son los Lagos de Covadonga (una pista minera reconvertida en carretera turística de acceso al corazón de la montaña), Fuente Dé (un teleférico que porta a los turistas al pie de las torres cimeras de Los Urrieles) y la Ruta de Cares (un camino tallado en la roca para dar servicio a un canal de agua para el aprovechamiento hidroeléctrico del río Cares). ¿De verdad creemos que lo que la sociedad demanda son espacios vírgenes no adulterados, ecosistemas bien conservados? En verdad hay una engañosa demanda de naturaleza que no es capaz de prescindir de las comodidades de la ciudad. Una visión urbanizadora de la naturaleza, totalmente despreocupada por las interacciones del hombre en los ecosistemas, en este caso, de montaña. Una sociedad que ha dejado de maravillarse por la naturaleza en estado puro y que reivindica el acondicionamiento turístico de las montañas como una exigencia ineludible de las sociedades modernas.
El desarrollo turístico de los pueblos de montaña sólo requiere una cuidada educación medioambiental. Limpiar los caminos que el declive del pastoreo condena al olvido y potenciar una actividad tradicional, también en vías de extinción, que ha modelado el paisaje de la media montaña. Esta es la montaña que se representa en el parque Nacional de los Picos de Europa, la de las majadas, los bosques, los ríos con sus impenetrables desfiladeros, y la desnuda caliza de la alta montaña; no la de las carreteras, los teleféricos y la masificación. Este es el verdadero encanto del antiguo Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, ´el reino encantado de los rebecos y las águilas´. Los últimos rincones en que la más voluminosa de nuestras rapaces, el águila real, siga surcando los cielos en busca de una descuidada cría de rebeco que poder despeñar por los abismos que un día inspiraran a D. Pedro Pidal la creación del primer Parque Nacional español.
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