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Rutas por los Picos de Europa

La Santuca de Áliva (Macizo Oriental)*

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RUTA ALTERNATIVA DE DESCENSO: LA SIERRA CARIELDA.
Puertos de ÁlivaLa Sierra Carielda nace en la Horcada del Acebal, de ahí que el primer tramo de descenso sea común hasta esta collada con el recorrido de la procesión. El sendero recorre toda la columna vertebral de la sierra, inmerso en un ecosistema eminentemente forestal en que es fácil sorprender a alguna de las especies animales vinculadas al bosque, caso del escurridizo corzo. Esta variante es ideal tanto para los calurosos días estivales, como para jornadas grises de nieblas y orbayo, dado que lo característico es la umbría de robles, acebos y hayedos o el tenebroso juego con las nieblas del valle. Estación asociada a los bosques es el otoño, en que sus hojas se engalanan con las más ricas tonalidades; aunque tampoco desmerece la variedad de tonalidades que los brotes de primavera regalan al color verde.
  La ruta rebasa ligeramente los límites del senderismo, pues las viejas pistas pueden confundir en un par de puntos al caminate y meterle en las laderas de la sierra, en un complejo laberinto de sendas y pistas. Sencillos recorridos, con variedad de alternativas, para que el principiante empiece a familiarizarse con las complejidades orográficas en los cordales boscosos. No obstante, aquí se describirá el sendero más lineal y evidente, el que vertebra todas las variantes de la Sierra Carielda.
  En la miniatura las nubes frenadas en la boca del Puerto de Áliva, rompiendo contra las laderas occidentales del Castro Cogollos. En la ampliación una vista de los invernales de Igüedri desde la pista que baja a la Horcada del Acebal.

Sierra Carielda desde el Joracón de la Miel (Cumbre Abenas): foto cedida por José A. Castro BustoEn la miniatura (foto cedida por José A. Castro Busto), se muestra una vista panorámica de la Sierra Carielda tomada desde el Joracón de la Miel, cima somital de Cumbre Abenas. En la esquina inferior derecha de la foto, con permiso de los contrafuertes de este cordal, se confunden las pistas de Mogrovejo (atravesando el puerto Jollán) y de Pembes, esta última doblando en la Horcada del Acebal. Doblando la collada visualmente, empozado a orillas del curso alto del Deva, se aprecia el pueblo de Espinama. La sierra se extiende por toda la parte inferior izquierda de la imagen, enmarcada por los valles secundarios que vierten al Deva en el sector de la Cordillera Cantábrica señoreado por el Coriscao.
  En la ampliación (foto también cedida por el mismo autor), una caminante contempla el Valle del Aguasel, marcada vaguada que se forma entre las caídas de los Picos de Valdecoro y El Redondo. La foto está tomada cerca del entronque de las pistas que suben de Pembes y de Mogrovejo, por encima de la Horcada del Acebal.

Horcada del AcebalLa Horcada del Acebal (1.396 m.) apunta con su cuerda la columna vertebral de la Sierra Carielda. A caballo de las cuencas hidrográficas de los ríos Nevandi y Trespalacios, ambos accidentes orográficos bajan deslindando los pastos y bosques de los pueblos de Espinama y Pembes. Frontera natural que se está reforzando artificialmente con la prolongación de la alambrada que recorre la Horcada del Acebal.
  En la collada se abandona la pista de Pembes, pasando al otro lado de la alambrada. El sendero se empieza a dibujar en los lindes de la campera, flanqueando por el costado derecho (Oeste) del pequeño cueto que da forma a la Horcada del Acebal, combándola por el Sur. Senda de tierra que se adentra en un corto tramo de escobales que pugna por tapar su rastro.
  Doblado este modesto cerro, se inicia el largo caminar por la llomba cimera de la Sierra Carielda. Puede estructurarse el recorrido del cordal en dos tramos bien diferenciados: el primero se intercala entre la Horcada del Acebal y una disimulada antena, acosada por los escobales; en tanto que el segundo correspondería al tramo de descenso restante hasta el Collao Tojo. El punto intermedio que marca la divisoria es una pista que sube desde Espinama por el Invernal (ruinas) de La Regeda, y que llega al abandonado repetidor.


Picos de ValdecoroTras un efímero paréntesis, las espesuras boscosas que recubren los laterales de la Sierra Carielda se cierran sobre su cuerda cimera. Las abiertas panorámicas de un cordal que se prolonga en cuña retorciendo el curso del alto Deva, son filtradas por las hojas de los gigantes robles que acaparan todo el protagonismo del recorrido. Sólo puntualmente, en collados o claros intermitentes y escasos, puede el caminante estirar el cuello y alcanzar a ver alguna de las hermosas cumbres de los Picos de Europa. Uno de esos mágicos momentos impulsa los primeros compases de la Sierra. Los Picos de Valdecoro (en la miniatura) irrumpen sobre las copas de la arboleda, antes de dejar su imagen atrapada en la espesura del bosque.
  La senda serpentea en un ondulado descenso por toda la llomba de la Sierra Carielda. Acebos y hermosos ejemplares de robles van jalonando el camino. Muere en la pista que sube de Espinama, antes apuntada, pasado un rellano recubierto de matas de arándano. Esta pista entra por nuestra derecha, procedente de Espinama.


mojón de pastosUna vez que se confluye con la pista que sube desde Espinama, se sigue por ella, igualmente por toda la llomba del cordal. Corto ascenso por el bosque al que aún no ha llegado la alambrada que se está levantando por toda la Sierra Carielda. Aparece, eso sí, de cuando en cuando, un mojón que pone de manifiesto esos lindes entre Pembes y Espinama.
  La pista muere en un rellano de campera, en lo alto de un nuevo cueto de la sierra. Un tronco a la vera del camino y un claro en el bosque, rodeado de escobales, es el entorno en que se esconde el repetidor. El abandonado caseto se encuentra desplazado a la derecha de la pista, en otro tiempo de cara a Espinama, mas en la actualidad acosado por los escobales que lo rodean y lo ocultan a la vista del caminante. Maraña de vegetación que hace difícil asomarse a intentar ver el empozado pueblo de Espinama (y el barrio vecino de Pido).


Corral de los Lobos (foto ampliación)Pasado el repetidor, las trazas del sendero descienden suavemente por un hermoso bosque. Dejan de cabalgar por la cresta del cordal, entrando en una llanada a la izquierda de su cuerda cimera (ver foto ampliada). En esta umbría planicie, vuelven a marcarse las sendas, hasta ir recuperando la forma de una vieja pista. Llega a una encrucijada, que no es más que una isleta triangular desdibujada por los retoños que crecen en la caja de las desusadas pistas. A la izquierda baja una pista a meterse en los costados orientales de la sierra (por ella puede cortarse a empalmar con la pista del puerto en El Duérzano, a la altura del Vao las Aguas). La misma pista confluye con la nuestra un par de metros después, formando esta curiosa intercesión.
  Se continúa en descenso hasta que la pista se entuba en un túnel de gruesas ramas (ver foto miniatura) que nos transporta a otro de los contados collados abiertos de la Sierra Carielda.


Se sigue la comba de la collada. El camino retoma sentido ascendente, para faldear por el costado izquierdo de un nuevo cueto del cordal. Cede ligeramente el bosque en este recodo, permitiendo contemplar todo el sector de la Sierra Carielda que ya se ha recorrido. Por encima de la sierra, emergen las torres calcáreas de Peña Olvidada y Peña Vieja, afiladas puntas pétreas que forman los pináculos de un bloque compacto de verticales paredes. También, a nuestra espalda, alcanza a verse el romper del Central sobre la cabecera del Valle de Camaleño. La caliza de los Picos de Europa tajada sobre los boscosos valles de los ríos que vierten al Deva. Despunta Peña Remoña, con sus características franjas de pastizal estratificado horizontalmente en las verticalidades que ciegan el circo de Fuente Dé, y la punta de La Padiorna, entre las que se cuela un embudo sombrío y cegado, en cuyos laterales se han labrado el paso los viejos mineros de Liordes.



Pembes (foto ampliación)Superado este corto repecho, la pista retoma sentido descendente. Enseguida se ha de abandonar. Gira a la izquierda. Un sendero cae ladera abajo, antes de un nuevo giro de la pista en el que se pierde en el recodo de una de las lomas laterales de la sierra. Todas estas pistas vertebran las laderas orientales de la Sierra Carielda, las que miran hacia Pembes, dando forma a una complejo entramado de caminos que llenarán los grises días del otoño.
  El sendero cae ladera abajo. A medida que va perdiendo altura, va marcándose una valleja que baja paralela por su derecha. En este suelo de hojarasca brotan de nuevo abundantes matas de arándano. Se retorna a los lomos del cordal. Entre el ramaje de los árboles intentan adivinarse las casas de Pembes. Una visión familiar y efímera en una panorámica constreñida a las formas del bosque.


Coriscao (foto ampliación)Siempre por el lomo del cordal se alcanza un nuevo rellano. Crece en el mismo un hermoso ejemplar de roble de descomunal tamaño (foto miniatura). Apenas un hermano mayor en la riqueza forestal de la cabecera del Valle de Camaleño, representada en su sentido más pleno en los hayedos del valle del Río Lera.
  Debe prestarse mucha atención en este punto del camino. Nada más entrar en la llanada, ha girarse a la izquierda, cogiendo entre los escobales una pista que sale por este lateral del rellano. A penas se ha entrado en la pista, vuelve a dejarse, por un sendero que arranca a su derecha. La senda faldea nuevamente por los boscosos laterales de la Sierra Carielda, con tendencia a recuperar el lomo de lo que no es más que uno de los brazos del frontal de la misma. En la travesía por el cordal, el sendero nos ha ido desplazando a uno de los subcordales en que se abre el extremo de la sierra.
  La senda muere en el Collao Tojo, cortada por la pista que dobla el collado. Pindias vallejas caen sobre las profundidades del Deva. Enfrente las curvas estratificaciones del Coriscao, y los plegamientos de sus faldas, reductos forestales de los ríos Peñalba y Lera.


Collao TojoEl Collao Tojo es el punto de engarce con la Sierra Veleña, un apéndice desgajado del extremo Sudoriental de la Sierra Carielda. Dobla la collada una pista, ruta de enlace entre los pueblos de Pembes y Las Ilces.
  Continuando la pista hacia la derecha se iría al Invernal de la Fuentes (foto ampliación). Dotado de un poco agraciado adosado, el invernal se encuentra en la parte superior de un prado que se extiende por una vaguada que se ciñe en su parte inferior a los apretados contornos de una incipiente valleja que se pierde entre el monte que corta sobre los bajíos del Deva. Por la cabecera del prado, rodeando su alameda de linderos, un anegado camino, rescoldo de la pista que llega al invernal, se pierde también en el monte con dirección a Ilces.
  Apuntar que este camino entronca con una revuelta de una nueva pista. Bajando por ella se llegaría al barrio de Las Ilces; en tanto que tomándola en sentido ascendente se iniciaría la larga travesía hacia Espinama (ruta con muchos cruces, aunque, en general, pugna por mantenerse a media altura). Corta en horizontal el frontal de la Sierra Carielda, no adquiriendo un marcado sentido descendente hasta el último invernal (el camino que baja pegado al invernal nos devuelve también a Las Ilces, el ramal de Espinama sube pegado a los cierres de sus praderías, iniciando el descenso doblado el collado subsiguiente).


Sierra VeleñaDesde el Collao Tojo (1.052 m.) se pasa a la Sierra Veleña. Esta modesta prolongación de la Sierra Carielda, presenta un flanco de roca descompuesta, mal asentada por las raices del espinoso matorral. Terreno árido y abierto, vertebrado por veredas de las cabras, que contrasta con el viejo bosque que puebla su cara oriental.
  Una vez en la pista que dobla el Collao Tojo, y apuntada la variante al Invernal de Las Fuentes, se sigue por aquélla pasando a la vertiente Oriental de las estribaciones de la Sierra Carielda. Troncos viejos y estrechos de débiles árboles marcan los primeros compases del descenso, hasta llegar a un alrgado bebedero para el ganado.
  Libres de la espesura del bosque, podemos contemplar las cortadas sureñas de Cumbre Abenas y, cuando nos lo permiten las nubes, la cúspide calcárea de Ándara. Vista intermitente que iremos alternando con largas tiradas por la umbría forestal del Valle de Camaleño.



pista Collao Tojo - PembesLa pista recibe por su izquierda un par de ramales procedentes del costado oriental de la Sierra de Carielda. Baja entre los árboles, encañonándose en tramos entre profundos taludes. Apuntan las primeras praderías, ganadas al monte por los vecinos del valle. Se hace evidente la proximidad del pueblo. Abundan cada vez más los terrenos de pastizal, mas apenas aparece un solitario invernal a la vera del camino.
  En la miniatura se recoge la foto del único invernal del descenso y una de las primeras praderías ganadas a los reductos forestales de la Sierra Carielda.
  En la foto ampliada se recoge una imagen de la principal intersección del descenso, en pleno bosque.

Desvío Campo Las Santas (Arroyo Trespalcios)En cada claro del bosque retomamos la compañía visual de Cumbre Abenas y de la más modesta meseta rocosa de la Peña Oviedo. Siempre por la pista principal se llega a una pronunciada revuelta donde ésta gira a embocar una pendiente bajada por las laderas de la margen derecha del Arroyo Trespalacios. Aguas abajo, a orillas del río, encontramos la última bifurcación. La pista de la derecha sigue al Campo Las Santas (Campo La Santa), collada por la que devola a Cosgaya. Cruzando el arroyo por un puente, salimos en perpendicular al mismo, en suave ascenso hacia el próximo pueblo de Pembes.
  En la foto ampliada, en la alameda que corta en horizontal el linde superior de las praderías, en la vertical de Cumbre Abenas, quieren verse los Invernales del Vao las Aguas.

PembesEn Pembes se da por cerrado el circuito. Se entra por uno de los laterales de este pueblo fantasma. Los vecinos han quedado en el puerto comiendo al pie de La Santuca. Paseamos entre las callejuelas vacías, disfrutando de una arquitectura tradicional cuya conservación es digna de elogio. Rincones de ensueño, casi medievales, integrados en un entorno privilegiado. Pueblos bien comunicados que han conservado su fisonomía.
  Retornamos a la iglesia. Una mujer llega también del puerto. Ha de volver a sus quehaceres. ´La mayoría -dice- han quedado arriba´. Aún es temprano. Desperdigados irán regresando, esperando la Fiesta del 2 de julio, la Fiesta de La Salud.

 
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