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Peña del Alba (Macizo Occidental) |
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Una segunda alternativa para completar la breve ruta puede llevarno al repetidor que se ve desde la cima de la Peña de Alba. Se retorna a la pista y se sigue hasta su final. Contrariamente a lo que pueda parecer ésta no llega hasta el repetidor, sino que muere en los lindes del bosque en ninguna parte. Durante el recorrido por los últimos metros de pista no se pierde de vista el Valle de Cabrales. Un vergel de praderías, acogido entre modestas pero perfiladas montañas, y antesala de uno de los distintos desfiladeros que va horadando el río Cares en su fluir hacia el mar. Poo y Arenas (centro neurálgico del concejo) son los pueblos que comparten este extremo del valle.
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Del extremo de la pista sale un ramal secundario, embarrado y semiabandonado. Es un corto camino carretero que lleva a las puertas de un prado perdido en mitad del monte. En la misma entrada del prado arranca, a mano izquierda, un perdido camino que remonta directo paralelo a una ruinosa muria. Sube de frente a una cabaña acosada por la maleza. Pasa por su izquierda. En un rellano se difumina momentáneamente, para salir por un lado. Gira y remonta por la cuesta de la parte posterior de la cabaña. Asciende por un terreno mixto de monte y cuesta, hasta llegar a una podrida portilla. Al otro lado pasa la descuidada pista que da servicio a las antenas, cincuenta metros a nuestra derecha. Las antenas se ubican en el extremo de un cordal tomado por la maleza. La vista no es tan espectacular como desde la Peña de Alba, quizás por la roma ondulación de la cuesta. Un relieve suave que difiere de los estratégicos miradores o atalayas que buscan perfiles más definidos. No obstante, desde las antenas puede verse el pueblo de Inguanzo (del que procede la pista de acceso al complejo). También permite descubrir una perspectiva peculiar y distinta de la montaña sobre la que ha girado la descripción de nuestra ruta, la Peña de Alba, coqueta montaña adornada con un marcado collar.
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