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Rutas por los Picos de Europa

Nociones de dificultad en montaña




Dificultad: no hay ruta fácil. La dificultad de una ruta será siempre una cuestión subjetiva. Conocer los propios límites y no sobrevalorar nuestras capacidades son los principios fundamentales a la hora de elegir una ruta. Muchos me dicen que es más seguro trepar o dar algunos pasos asegurados con una cuerda (encordándose en sitios ´fáciles´). Yo pienso que lo verdaderamente seguro cuando se duda de la capacidad personal para enfrentarse a una dificultad es darse la vuelta.

He preferido guiarme por una escala objetiva a fin de que toda persona, una vez que conozca su nivel personal, pueda saber de antemano si está capacitado para completar cada ruta. En este apartado sólo se señala la dificultad técnica del recorrido, aunque -frecuentemente- se añadirá algún apunte que pueda ser de utilidad para los que, a nivel personal, carezcan de una completa formación en todas las facetas del montañismo (orientación, climatología, técnica, material, alimentación, ética y psicología). La preparación física es un dato a tener muy en cuenta, pero ha de analizarse más en relación con la duración y el desnivel de la ruta que con la dificultad en sí misma considerada; pues las trepadas más complejas que se puedan describir son más psicológicas que físicas (aunque deberían afrontarse con unos mínimos conocimientos técnicos).






La escala de dificultad técnica elegida se corresponde con los siguientes apartados:


Senderismo. Recorrido por buenos caminos, incluso señalizados, que no conlleven un peligro extrínseco en caso de pérdida. Por regla general el senderista carece de una formación básica para desenvolverse con garantías por la media y alta montaña, de ahí que se critique la extensión de la red de senderos señalizados a este ámbito. Alguna de las rutas de este nivel aparecerán catalogadas como de nula dificultad.


Principiante. Persona que se inicia en la montaña y que, por tanto, no debe aventurarse en el mundo de la alta montaña. La explotación turística de la media y alta montaña conlleva una urbanización de la montaña que mitiga los peligros derivados de su aislamiento secular, pero que siguen latentes y pueden aflorar en las situaciones más delicadas y poner en serio riesgo al que se ha saltado el grado de principiante.








Montañero. Es aquel individuo que comienza a conocer el mundo de la montaña y sus riesgos. No ha de tener ningún problema para recorrer la mayoría de los entresijos de los Picos de Europa. Domina la trepada (Iº), entendiendo por tal los recorridos por mal terreno en que son necesarias las manos para mantener el equilibrio. Está capacitado para intentar todas las rutas catalogadas como fáciles, aunque debe tener siempre muy en cuenta el desnivel a salvar y la duración del recorrido.


Más allá del primer grado se extiende el mundo de la escalada. La historia de este deporte, el entrenamiento, el material y la evolución ligada a un mayor conocimiento ha llevado al hombre a alcanzar un nivel increíble. De ahí que el término trepada (en sentido estricto, pues en sentido amplio trepar también es escalar) se utilice habitualmente para designar los grados inferiores de la escala de la escalada:IIº-IIIº. En todo caso no debe olvidarse que la técnica básica es la misma para todos los grados de la tabla (la progresión ha de hacerse siempre, para lograr la máxima estabilidad, cumpliendo la regla de los tres puntos de apoyo -nunca se moverán dos miembros a la vez- y procurando que la vertical del centro de gravedad del cuerpo recaiga sobre la superficie de apoyo, es decir, el espacio imaginario que une los puntos en que los pies están apoyados), sólo que, en los más extremos, son obligadas excepciones a los principios generales. Las rutas aquí descritas se moverán entre el segundo (IIº) y el cuarto grado (IVº), máxima dificultad a que puede llegar un montañero ocasional.

Dentro de cada técnica de escalada (con independencia del grado de dificultad) han de superarse tres fases: principiante, medio y conocedor. El principiante desconoce los principios de la técnica, es incapaz de hacerse una representación mental de la posición de su cuerpo y por tanto su progresión en la pared es incorrecta. La realización defectuosa de los movimientos afecta a la estabilidad y favorece la caída. La escalada no es fluida. Necesita la supervisión de otra persona.

Alcanza un grado medio el que conoce la técnica. Evoluciona con fluidez y la posición de su cuerpo es la correcta. Está capacitado para recorrer cualquiera de las rutas aquí descritas dentro del grado de dificultad que empieza a dominar (debe tenerse en cuenta que puede encontrarse con pasos de su nivel, pero que no podrá superar por requerir una técnica que desconoce, en cuyo caso volverá a la fase de principiante respecto de esa técnica concreta).

La tercera fase es la de conocedor. No sólo se domina la técnica, sino que esta se vuelve algo natural que fluye al exterior ante las más adversas condiciones (frío, miedo, agotamiento, rotura de una presa, caída de la noche, pérdida de la vía). Habría logrado alcanzar el nivel ideal para acometer cualquier ascensión dentro de su grado.

Ya he señalado que para recorrer las rutas aquí descritas basta un grado medio de conocimiento, pero ha de tenerse en cuenta que ello conlleva que, ante circunstancias externas adversas, como no se ha asimilado aún la técnica, el miedo vence al montañero y empieza a cometer los errores propios de un principiante. De ahí que hayan de tenerse muy en cuenta las condiciones tanto personales, como ambientales antes de aventurarse en cualquier recorrido.





A continuación paso a reseñar los grados de escalada que se pueden encontrar en algunas de las rutas:

4 a. Poco difícil (IIº). Abundantes presas y apoyos. Lógicamente ya nos adentramos en el mundo de la escalada, es decir, las manos ya no se utilizan exclusivamente para mantener el equilibrio, sino que son imprescindibles para progresar.

4 b. Algo difícil (IIIº). El número de presas y apoyos es el justo para una progresión segura.

4 c. Difícil (IVº). Comienzan las verdaderas dificultades para un montañero medio. Escasean las presas y los apoyos, encontrándose algo distanciados entre sí.

Recomiendo a todos aquellos que se aventuren en rutas cuya dificultad técnica se encuadra en uno de estos apartados, que se haga con dos o más manuales de escalada y participe en alguno de los cursillos que las federaciones de montaña y algunos clubes realizan a lo largo del año (o contrate a nivel particular los servicios de un profesional, no para subir a la montaña, pues entonces sería una tontería estar leyendo estas páginas -el guía ya conoce el camino, por lo que es innecesaria la descripción de la ruta-; sino para adquirir la formación adecuada).
  Una vez establecida la dificultad técnica de la ruta, el interesado en recorrerla habrá de fijarse en los apartados en que se recoge el desnivel y duración de aquélla. Pues pueden encontrarse itinerarios sin ninguna dificultad técnica pero que requieren de muchas horas de marcha y salvan fuertes desniveles, y, a la inversa, cortos recorridos muy difíciles técnicamente. La duración y el desnivel suponen un importante límite para las personas sedentarias. Éstas deberán iniciarse en rutas cortas (4 ó 5 horas de marcha como máximo) y con desniveles suaves (que no excedan de 750 metros).

 
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