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Imágenes de una vida en la montaña (XXI)* |
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Un mirador es ´un lugar bien situado para contemplar un paisaje´. Por tanto, el concepto de mirador es independiente de la estructura natural o artificial de su base. En las vías de comunicación o en las afueras de los pueblos se crean estructuras más o menos agraciadas desde las que extasiarse con las bellezas de la naturaleza.
El objetivo del mirador es el paisaje, en sí mismo considerado. El mar, la montaña, la naturaleza en general, entendida como una imagen de postal.
Si la montaña es una estampa, no tiene sentido afearla rebasando los límites urbanos; si la montaña tiene una dimensión que trasciende el mero sentido visual, no tiene sentido domesticarla para ofrecer algo que ya disfrutamos desde el valle (belleza), degradando sus otros elementos definitorios. Así distinguiremos miradores artificiales, que se restringirán al ámbito urbano, y miradores naturales, que no requieren ninguna obra adicional, pues ya han sido diseñados por el mejor arquitecto: la madre naturaleza.
¿Seríamos capaces de modificar una obra de arte hecha por el mejor artista? ¿Edificar sobre lo ya edificado y que, por su antiguedad y hermosura, ha adquirido el rango de patrimonio de la humanidad? Eso es la naturaleza, una obra de arte declarada por la sensibilidad humana patrimonio de la humanidad. Quizás sea neceserio, recoger ese pacto de caballeros por escrito, y conceder este título a todas las montañas del mundo.
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El mirador de la fotografía anterior está enclavado en un cotero, sobre el pueblo de San Esteban de Cubaña (Asturias).
Desde San Esteban arranca un camino que remonta por la Canal de Ciercos. El pico calizo del fondo es el Cueto Taconero, quedando oculto el pico Vigueras, vértice geodésico que culmina toda esta línea de la canal.
El Cueto Taconero reclama, así, un poco de protagonismo para los que se dirigen al mirador (y para los que coronan esta alataya de las verticales de Ciercos).
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San Esteban es pueblo sombrío de los inviernos de Ciercos. Todas las rutas de la ladera norte y los riscos astures se impregnan de blancas heladas. Pero en la primavera resurge el sol desperazando las fachadas del pueblo. Y el tiritar del invierno se transforma en un bucólico día estival en el áera recreativa que se encuentra pasado el mirador.
La Torre de Árguma es otra de las atalayas de Ciercos. Punta extrema del cordal que vierte a la soleada cantabria y ,por el momento, límite del Parque Nacional de los Picos de Europa.
Del camino que une los pueblos de San Esteban (Asturias) y Tresviso (Cantabria) prefiero no hablar. ¿Para qué llenar de ferratas la montaña, si hay rutas de senderismo al lado, como el camino de la Canal de Ciercos? Antes se muriaban los caminos de los pastores para permitir el paso de personas y ganado. Con troncos se armaban pasos complicados.
Es más seguro el acero, pero sólo por necesidad de los que llevan los ganados a los pastos de los riscos, no por relegar la montaña a un parque de atracciones (máxime cuando estamos hablando de un Parque Nacional, con lo que ello implica).
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