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Rutas por los Picos de Europa

Jultayu (Macizo Occidental)* Apéndice: coordenadas GPS

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1) LAGOS DE COVADONGA - COMEYA (45 minutos)
A) POR LA MAJADA DE BUJERRERA
Vega de Comeya (desde el Mirador del Príncipe)Desde la misma Llomba la Tiese, siguiendo la pista que vertebra toda su cimera, disponemos de una bajada directa a la Vega de Comeya (foto miniatura).
  Solo tenemos que seguir la morrena. Cuando esta emboca en dirección a la Porra Uberdón (Noroeste, v. cuesta de la miniatura), serpenteando por toda la llomba, nos dejamos caer directos al Norte por una falsa vaguada que parece rellenada con las escombreras de las minas. En este caso, la referencia en el horizonte será la montaña vecina del Uberdón, el más voluminoso Cuetu Salgaréu que vemos en la ampliación.
  A medida que se va perdiendo altura la vaguada va tomando forma. Nos colamos por una ceñidura de la misma, donde retomamos la amplia caja del antiguo camino de la majada de Bujerrera (foto ampliación).

GM Llama Ello de Villaviciosa en la majada de BujerreraEl camino es un vestigio de un tiempo que duerme bajo las ruinas de Bujerrera. Un vial que termina fundido en la lengua de alfombrado pastizal que parece fluir sobre el corte de Comeya.
  En un rincón de este césped de altura, al resguardo de las peñas que delimitan la recóndita vega, se desmorona el legado de la majada. Las altas copas de unos árboles que ahora vemos desprovistos de hojas (foto miniatura), pero que la tradición nos hace identificarlos con el fresno, por la vinculación entre este árbol y las majadas, delatan la ubicación de tan singular paraje.
  El mismo lecho de la vaguada de la vega de Bujerrera nos conduce a la boca en que quiebra el remansado pastizal. La ladera se precipita sobre una de las majadas deudoras del hundimiento de Comeya, una copia en miniatura de este poljé, regada por los meandros de dos débiles cursos de agua que se sumen en sus mismas entrañas.
  En la boca de Bujerrera nos tiramos completamente a la izquierda. Una línea de piedras que nace unos metros antes, en la pradera de la vega, nos van orientando para retomar el camino apagado en el recorrido de la majada.
  Desciende la pronunciada ladera en sucesivos tornos, escorándose a las peñas que dan paso a la lengua de salida. De nuevo sin sendero (aunque en la caja moribunda del extremo de una pista podemos encontrar las marcas de uno de los grandes recorridos del Parque, el de la Ruta de la Reconquista), vagamos por una meseta de campera, llamarga y dispersas majadas que, a mano izquierda, enlaza entre escombreras con el PRPNPE de la Ruta de Frassinelli.
  En estas escombreras de la cabecera de la Vega de Comeya enlazamos, pues, con la otra de las alternativas de descenso de los Lagos, relacionada con la minería, y que paso a describir a continuación.
  Foto miniatura: Majada de Bujerrera.
  Foto ampliación: Vega de Comeya y meseta de majadas donde baja el camino de Bujerrera.
B) POR EL ESCALERO (RUTA DE FRASSINELLI)
Minas de BujerreraMenos tranquilo que el camino de la majada de Bujerrera es el recorrido de las minas.
  Todo el entorno de las explotaciones mineras de Bujerrera se ha habilitado como entramado turístico. Una red de pasarelas y caminos nos permite ir enlazando los distintos elementos que configuran la oferta turística de Bujerrera. Aprovechamos igualmente estas sendas para dejarnos reconducir por la vaguada de Bujerrera hacia el paso del Escalero, por el que nos precipitaremos sobre la Vega de Comeya.
  Las dos imágenes nos muestran aspectos de la nueva cara de las minas. Quizás lo que más sorprenda es encontrar nieve dentro de la mina. ¿Será que el techo tiene goteras con copos de nieve?

Centro de Interpretación D. Pedro PidalDentro del entramado de Bujerrera se encuentra el Centro de Interpretación del Parque Nacional, D. Pedro Pidal.
  En un panel de su entrada principal se pueden leer unas líneas escritas por D. Pedro Pidal, promotor de la red de Parques Nacionales españoles, en que se recoge la filosofía que inspira estos espacios protegidos:
  ´La vida es contraste, y los que viven en las ciudades todo el año, hartos de la pared de la casa de enfrente, del ruido de la calle, de los escaparates de las tiendas, de las bambalinas de los teatros, de la estancia prolongada en el taller, el despacho o la oficina, de la vida artificial y urbana en una palabra, ansían, como es natural, poder contemplar una naturaleza virgen y bravía, cuanto más virgen y bravía mejor, en que no se hayan cortado los árboles, matado los animales, destruido o deteriorado el paisaje, en donde puedan vagar o esparcirse, curiosear libremente, oxigenando el cuerpo y el espíritu..., y por eso dicen en los Estados Unidos que ´al volver de los Parques Nacionales el abogado es mejor abogado; el ingeniero mejor ingeniero; el arquitecto, mejor arquitecto; el sastre, mejor sastre´. Que si todo el mundo pudiera gozar de los Parque Nacionales podría decirse que la cuestión social se habría resuelto´. Pedro Pidal, 1932.
  Después de leer estas líneas, y echar una vista alrededor, quizás sea la hora de ponerse a llorar. Camino de los cien años de la proclamación del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y aún no hemos aprendido nada. Y lo más triste es que seamos los propios montañeros los que no queremos librarnos de esa ´vida artificial y urbana´, sino extenderla a los últimos rincones de ´una naturaleza virgen y bravía´.
  La Sra. Tocino inauguró este centro...
  Hace más de ciento cincuenta años dijo un jefe indio...
  Quizás el hombre blanco haya llevado el progreso y la cultura a los salvajes. Quizás, sólo quizás.

Ruta de FrassinelliAl Centro de Interpretación podemos llegar desde el mismo aparcamiento de La Tiese, por la red de caminos y pasarelas que se internan entre los pináculos y pasadizos de las minas de Bujerrera, o siguiendo la pista que vertebra toda la Llomba de La Tiese, que, tras doblar en el Mirador del Príncipe, recala sobre el edificio reseñado, en la planicie del arboreto. Tenemos, también, al lado del arboreto otras edificaciones, donde se encuentran los baños y la maqueta del Parque Nacional.
  Al Norte de esta construcción, pensada en principio para poner restaurantes y tiendas, baja en escaleras el camino peatonal hacia el aparcamiento. Unos metros antes de la explanada de aparcamiento, entre las barandillas de madera, se cuela el sendero que baja al Escalero, señalizado como PRPNPE, Ruta de Frassinelli (fotos miniatura y ampliación).

El EscaleruEl sendero baja, entre cotoyas, en tornos por la ladera. Ésta vierte a la cuenca de desagüe del lago Enol. Baja casi hasta el lecho del torrente, dejando a la espalda los enormes taludes que sustentan la explanada del aparcamiento de Bujerrera.
  Cuando el río se encañona entre la peña, entra el sendero en llano en el paso del Escalero. Un pilar de las abandonadas explotaciones mineras sirve de referencia (foto miniatura). A su lado tenemos uno de esos carteles de latón verde del Parque indicando el paso (foto ampliación).
  El sendero entra pegado al pilar, entre éste y la peña, ya desentendido por completo del curso de un río que se despeña sobre la hondonada de Comeya.

El EscaleruEl dasagüe del Enol rompe en saltos por las ceñiduras de la peña, mientras el paso de los mineros se desvía hacia las mismas entrañas de la peña. Busca la salida de este colgado y cegado desfiladero por un túnel artificial. Pero la entrada del túnel queda suspendida sobre una torca abierta a las umbrías del despeñadero. Los oxidados raíles que sostenían las tablas para alcanzar el suelo firme del túnel, han sido sustituidos por un consistente puente de madera (foto miniatura).
  Se ha solventado así la inseguridad de un arriesgado paso de tablones sueltos, que llegaban a cubrirse de hielo con las heladas del invierno.
  Entramos en el túnel con parsimonia, dejando que nuestras pupilas se vayan adaptando a la falta de luz. Apenas llegamos a andar a tientas, la luz del otro lado se cuela entre la penumbra del pasadizo (foto ampliación).


El EscaleroEl otro extremo del túnel no es sino una gran boca natural (foto miniatura). El sendero continúa tallado a mitad de la peña (foto ampliación), para doblar hacia las acanaladuras que vierten a las campas de Comeya.
  Termina la travesía del Escalero en los últimos contrafuertes de la peña, protegido por las barandillas de madera del Parque. Este recodo del Escalero es particularmente peligroso después de una fuerte nevada, dada la tremenda inclinación del terreno. El estado de las últimas balaustradas certifica el empuje de la nieve en movimiento.
  La peña deja paso a una plancha de inclinada ladera que remansa en los pastizales cabeceros de Comeya.
  Aunque el sendero, tras los tornos iniciales, se va desviando marcadamente hacia la derecha, nos dejamos caer del mismo, ladera abajo hacia las escolleras de las minas.

Vega de ComeyaEn la base de la ladera cede el helecho ante el pastizal. La campera suaviza su inclinación (foto miniatura), extendiéndose entre espineras a caballo de su doble vertiente minera y pastoril.
  Los conjuntos de cabañas se concentran en los altos y hondonadas de los lindes de Comeya; mientras las pilastras y escolleras van guiando nuestro descenso al lecho de Comeya.
  Por la vaguada que se cuela entre las montañas de pedruscos (foto ampliación) entroncamos con la alfombrada caja de pista que apunté en la otra variante de descenso por la majada de Bujerrera. En el entronque lío de postes y señales, pues confluye nuestro esporádico PR, con un curioso GR que va de Covadonga a Cosgaya, en el Valle de Liébana, que llaman de La Reconquista pese a ir más despistado que las huestes de los sarracenos.

El EscaleroFusionadas las dos rutas de descenso de la meseta del Ercina, seguimos la pista que, a la vuelta de las escolleras, cruza el lecho del torrente alimentado con el sobrante del lago Enol (fotos miniatura y ampliación).
  Al otro lado del puente, una cabaña espera al montañero, a la sombra de su inseparable árbol, para indicarle los caminos de Comeya.
  Nuevamente se nos ofrecen varias alternativas de descenso. Quizás la más directa sea a través de Llano Canto, la enorme comba de engarce de la Porra Uberdón con el Cuetu Salgaréu. En esa vasta collada se entra en Las Maedas, un airoso flanqueo de las vertiginosas laderas de la Sierra del Collao Peréu, que se entuban en las apreturas de La Cárcova.
  Las llamargas y cotoyas dificultan este paso a través de la alta collada. El cansancio acumulado nos invita a seguir los más asequibles caminos reales que amigaban los pueblos del valle con los altos pastos del puerto.
2) VEGA DE COMEYA - LA FRECHA (1 hora)
Vega de ComeyaLlegar a la Vega de Comeya es poner el pie en la engañosa sencillez de un terreno plano linealmente vertebrado por una pista que se pierde en el escorado horizonte del Collao Uberdón. Sin embargo, no deja de ser la vega un tremedal, terreno pantanoso de escasa consistencia, a modo de isla de césped que navega sobre las húmedas turberas. La configuración del terreno obliga a ceñirse a las pistas o caminos del tremedal, más por imperativo natural que por disposición legal del Parque Nacional.
  Es ésta la gran dificultad de la Vega de Comeya, pues no es tan fácil seguir la pista como en un principio puede pensarse. Parece un chiste, pero no lo es. Perderse en la vega entra dentro de lo posible; eso sí, en condiciones adversas.
  La planicie presenta dos partes bien diferenciadas. Hace unos años aún se conservaban las ruinas de un casetón de las minas que marcaba el punto intermedio de la vega. El primer tramo iría hasta este casetón central y el segundo desde este punto intermedio hasta la salida por los faldones de cotoya de la Porra Uberdón.
  Afrontamos el primero de esos dos tramos, una interminable recta de líneas que convergen en el intermedio de la vega (foto miniatura). La pista es aquí un lecho alfombrado en que se apuntan un par de rodadas. En días grises tomados por la densa niebla, cuando nos sorprende la oscura noche (algo frecuente en recorridos tan largo como éste) o, cuando el manto nival recubre toda la superficie de la vega, la única referencia que nos queda es la difusa ondulación de la caja de la pista, un referente tan débil que fácilmente terminaremos trazando una línea directa al laberinto del tremedal.
  En este tramo se desgaja, a mano izquierda, un camino balizado con una alineación de piedras clavadas en el suelo. Nos abandonan aquí las marcas del GR, que giran en dirección a Covadonga. Una bonita variante de descenso al Santuario, pero que sigue la tónica general del GR, que se desentiende en la mayor parte de su recorrido de la ruta seguida por los moros en su huida de Covadonga. Lo mejor de este GR es imaginarse a los moros cabalgando por la ruta del Cares entre la gente.

Vega de ComeyaDel rellano en que se cimentaba el viejo caserón, se pasa a una plancha de hormigón a modo de puente sobre uno de los principales aportes del poljé de Comeya (foto miniatura).
  La caja alfombrada que nos ha traído hasta aquí, se convierte en una pista pisada y bien marcada. Se abre camino entre las turbas llamargosas de Comeya, que logran anegarla en alguna de sus ondulaciones (foto ampliación).
  La pista sigue camino hasta la base de la Porra Uberdón, girando en el linde de Comeya en suave flanqueo ascendente de los tomados faldones de aquélla (foto ampliación). Envuelve en su ascenso el sumidero o ponor de la depresión de Comeya.
  En la foto de la miniatura, recuperamos la compañia del Cantón, que se cuela visualmente por la ceñidura de la cuenye Cubiliega.
Estamos prácticamente al lado de la ruta de ascenso a la Vega de Ario. Esta larga ruta al Jultayu, no es sino una propuesta circular que engloba otras rutas, también circulares, más asequibles. Así, una sencilla ruta de 4/5 horas nos llevaría a la majada de Soñín, en los remansos del Cantón, desde la que nos dejaríamos caer a Comeya, enlazando aquí con la presente descripción. Desde Soñín también podría seguirse por el filo de la cumbrera que delimita la vega, bien para colarnos por Llano Canto hacia La Maeda, o para coronar la Porra Uberdón, donde se podría seguir el filo descendente por la Sierra del Collao Peréu, en retorno a Gamoneo, o enlazar en el Collao de Uberdón con el último tramo de ruta que pasamos a describir. Es decir, montaña a la carta para todas las edades, acorde a las capacidades y necesidades de cada uno. Montaña, en definitiva, sólo sujeta a la imaginación del montañero que convierte estas líneas en una mera fuente de ideas, y no en un recorrido acotado e inmutable.


Vega de ComeyaLa pista abandona Comeya elevándose pausadamente sobre el tremedal. Traza un ascenso largo y cansino, no agotador, pues en ningún caso trata de forzar los desniveles. La última cuesta hacia el Collao de Uberdón, la salva con los largos tornos que evoca un pasado ligado a la red de pistas mineras que vertebran los Picos de Europa.
  En la pronunciada revuelta de este punto del ascenso, descubrimos un sendero de tierra entre las rocas, un aparente atajo a la parte final del ascenso, pero que no es sino el camino que remonta a la próxima majada de Uberdón, amplia campera de ondulaciones, en la que se dispersan las cabañas que dan paso a la carretera de los Lagos, sobre el Mirador de La Reina.
  No nos percatamos de la presencia de la majada hasta que, saliendo por las puertas de Comeya, sentimos los rebaños al otro lado.
  Una breve mirada a la majada, pues enseguida dobla la pista por la abertura del Collao Uberdón.

Collao UberdónEl Collao Uberdón es la puerta entre dos mundos: la collada que nos devuelve a la modestia de la baja montaña, y la incertidumbre presta a engullir a un ejército acosado y derrotado en las entrañas de los Picos de Europa.
  Nada más devolar la collada podemos dejarnos caer por el lomo de la cuesta (foto ampliación), atajando una revuelta de una pista que se desdobla momentáneamente. El tramo más largo dobla en el cercado del antiguo comedero de buitres, en los costados de la Porra de Uberdón.
  Todos los caminos confluyen más abajo, en la base de la peña, bajo los contrafuertes del Mirador de La Reina.
  Forman estas peñas cortas acanaladuras herbosas de gran inclinación que apenas pueden contener la carga de nieve. En las grandes nevadas del invierno caen sobre la pista  compactos aludes que, semanas más tarde, aún dejan su huella en el camino (foto miniatura).
  Unos metros antes de recalar en el Collao la Caña, recibimos el casi perdido camino que bajaba del Mirador de La Reina, vestigio del más largo camino del puerto, cuya continuación hacia el valle marca nuestra próxima andadura.

Collao y Porra Uberdón desde el Collao la CañaEn el Collao la Caña, la pista que nos trae desde Comeya recala en la carretera de Los Lagos. Una comba de grueso cable ciega el paso a la pista a los vehículos particulares (foto miniatura). En uno de sus palos brillan las marcas del pequeño recorrido del Parque Nacional de la Ruta de Frassinelli, que venimos siguiendo desde Bujerrera. Al fondo de la foto vemos recortados en el plomizo cielo la Porra y el Collao Uberdón.
  En el Collao la Caña se ha habilitado una de las reducidas y contadas áreas de aparcamiento que se intercalan a lo largo de la subida a los Lagos.
  Los compañeros de marcha, rápidamente se tiran carretera abajo por la serpenteante Cuesta de Huesera. Pero la opción más cómoda y llamativa no siempre es la única válida.

perdido camino del puerto por las faldas de la Sierra La CañaLa Cuesta de Huesera es un tramo de la carretera de los Lagos que ha ganado notoriedad con la Vuelta ciclista a España gracias a la dureza de su rampa; más es también un valle flanqueado por los crestones calcáreos de los xerros de la Sierra La Caña y Sierra Mala.
  Buscamos la continuación del camino del puerto, malamente apuntado en la vaguada lateral del Mirador de la Reina, y gravemente afectado por pistas y carreteras.
  Rápida y sencilla es la opción de la carretera, para entrar por la Cuenye la Frecha; mas tenemos una alternativa bastante asequible por las cabalgaduras de la Sierra la Caña que nos permite evitar el duro asfalto y el incómodo tráfico.
  En el mismo collado arranca un sendero que flanquea por los costados de la Sierra la Caña (foto miniatura), por encima de la carretera. Corona su cimera en el punto intermedio del xerro, devolando a la vertiente contraria.
  Sólo nos queda bajar del crestón hacia una media collada que ya nos gira en la cabecera de la vaguada que remansa en la majada de La Frecha (foto ampliación).

Camino Real (Cuenye la Frecha y Sierra Mala)De esta variante del camino del puerto apenas se conserva el apéndice que se desmarca de una revuelta del enconchado camino que se cuela por la Cuenye la Frecha (foto miniatura).
  La Cuenye la Frecha es una horcada que se produce por una quiebra entre la Sierra de la Caña y la Sierra Mala.
  Por esta ´uve´ natural se cuela el Camino Real o camino del puerto hacia el Valle de Huesera. En sentido de bajada, permite abandonar la carretera en ruta de retorno hacia los pueblos de los valles bajos (foto ampliación).
  En esta cuenye se abandona la ruta señalizada de Frassinelli, que continúa hasta el declive de la Cuesta de Huesera, donde ya retorna al monte, remontando por el Camino de Molledo hasta la majada de Tarañodiós.

Majada la FrechaEl empedrado del Camino Real pasa por los bajíos de La Frecha, majada articulada en torno a una finca muriada. El grueso de la majada no es más que un puñado de ruinas apiñadas en un abrigo del cuenco recogido al pie de unos pináculos calizos. Son, sin embargo, la cabaña y el invernal que regentan la finca los que definen La Frecha que se muestra a los ojos del Camino Real.
  Por la falsa vaguada que remonta por el lateral de la pradera, por el faldón de la Sierra Mala, retornaríamos a la cimera del cordal, allende los dentados xerros calcáreos, en las ondulaciones de Tarañodiós. Es vereda de engarce con la Ruta de Frassinelli, y paso al Camino del Rey, por la que discurren los últimos tramos de este PR en ruta de regreso a los pueblos de Teleña o, más al fondo del valle del Güeña, de Corao.

3) MAJADA LA FRECHA - GAMONEO (1 hora 45 minutos)
A) A GAMONEO POR EL COLLAO LLARGAMUNDI Y EL MOLINO DE GÜERAÑO.
Majada La FrechaMiro con nostalgia las dos imágenes del apartado, vivencias del ayer apagadas para siempre. Recogen recuerdos relativamente recientes de otro rincón de nuestros Picos de Europa que ha sucumbido al progreso.
  La miniatura está tomada en el ascenso hacia Tarañodiós. Muestra el reducto de arbolado que abriga el núcleo de la majada de La Frecha. Detrás la vaguada de ascenso a la Sierra la Caña, variante del camino del puerto, que apunta al Collao de Uberdón.
  En la miniatura se muestran los primeros compases de ese Camino Real con el que ahora compartimos un respiro de nuestro largo descenso. Un tramo terroso enel que se adivina el lecho de la vieja caja, desprendido definitivamente del enconchado que aflora en otros puntos del camino.

Sierra del Collao PeréuEl llanto que evocan las líneas del apartado precedente, es la expresión física del desasosiego que producen al montañero las nuevas cicatrices de la montaña.
  La perspectiva desde las alturas (fotos miniatura y ampliación) es espantosa, pero la imagen no mejora cuando regresamos a nivel de suelo. La caja de la pista se ha construido sobre el primitivo camino real, condenándolo a la desaparición. Un beneficio para los vecinos que aprovechan estos pastos, pero un grave perjuicio al patrimonio etnográfico y a la esencia del montañismo.
  Algunas veces hay que ceder ante las necesidades de mejores accesos a los pastos del puerto, pero no por ello vamos a dejar de desahogarnos mediante el lamento por otro camino perdido.
  Ahora bien, la apertura de una pista es un mal necesario; pero no debe servir de vía de penetración masiva con fines lúdicos. La pista nace con una única finalidad agricola y ganadera que justifica el impacto en el medio, pero fuera de esta afectación, debe prohibirse cualquier otro uso que pueda incrementar ese efecto nocivo en el medio.
  La Sierra Mala y la Sierra la Caña, marcan con su filo el límite externo del Parque Nacional. Viendo lo que ocurre al otro lado de la Cuenye la Frecha, dentro del ´espacio (des)protegido´, no es que queden muchos motivos de esperanza.

Corona el Canto y La Muda desde el Collao LlargamundiSi en las imágenes del apartado anterior veíamos la nueva pista desde el filo de la Sierra del Collao Peréu (bajada directa a los Gamoneos desde la Porra de Uberdón); en este apartado se muestra la perspectiva opuesta, concretamente la cárcova que aparece en ambas ampliaciones es la misma.
  La pista ha facilitado el seguimiento de la ruta, pues el desvío del camino de los Gamoneos, en el Collao Llargamundi, pasaba bastante desapercibido. Ahora es el único cruce que presenta la pista de La Frecha, en esta parte final de su trayecto.
  El Collao Llargamundi dista apenas medio kilómetro de aquella majada. Es además fácilmente reconocible por encontrarse en el mismo el cruce de pistas que bajan hacia Gamoneo y la que sigue el trazado del viejo Camino Real hacia los pueblos del valle (Llanu Con, Intriago o Soto L´Ensertal).
  Debemos coger el primer ramal reseñado, un apéndice secundario que se tira por la vaguada al Este de la collada, frente a la Sierra del Collao Peréu. Presenta unas rampas de gran dureza, de la que dan una idea las continuas revueltas del arranque (foto miniatura).

Las Maedas desde la pista de La FrechaEl descenso presenta dos tramos bien diferenciados. En el primero la pista busca espacio entre la vaguada que baja del Collao Llargamundi, de ahí el revoltijo de vueltas y revueltas de la hormigonada pista. Llega a un colladín, en un cueto en la umbría del linde del bosque (por el que sale una vereda a la riega del otro lado en dirección a Las Maedas), donde traza las últimas revueltas antes de desviarse a un pronunciado flanqueo descendente por las cuestas que se precipitan sobre el río Argañéu.
  En la miniatura vemos la traza del camino de las Maedas a media ladera de la Sierra del Collao Peréu. Un detalle del antiguo camino en la foto ampliada.

Gamoneo de CangasOtra vista más clara de Las Maedas es la que muestra esta ampliación. El peñasco de la izquierda es La Muda, primer promontorio de la afilada cuesta de la Sierra del Collao Peréu. En los xerros que se recortan al fondo de la prolongación lineal del camino se encontraría el Mirador de La Reina, en la carretera de Los Lagos.
  En la miniatura una de las rampas de la pista (la verdad es que es casi una única e interminable rampa) en su vertiginoso descenso hacia las profundidades del río Argañéu. Por las laderas de la otra vertiente del río, remonta la pista de Pioru hacia Sogaedo, uno de los pueblos de Gamoneo de Cangas.

PioruPioru es una banda de fincas escalonadas y delimitadas que ocupan toda una ladera en la misma boca del desfiladero del río Argañéu. La majada de abajo se alínea en una de las bandas que separan las fincas inferiores. Pioru Alto ya devola hacia la otra vertiente de este subcordal, apenas la comba de la collada hasta el linde con el Camino Real, que ya transita por la cara oculta de la sierra.
  En ambas imágenes descubrimos los invernales de Pioru, donde llega la pista de Gamoneo con la que tratamos de enlazar.

pista de La Frecha, ramal de GamoneoAl llegar al fondo de la cuenca del río Argañéu, entraba el camino en un magnífico castañéu. El rincón, húmedo y sombrío, era una delicia en los meses estivales. Entre las ramas se descubría el invernal y pradería de la vera del río. Algo ha cambiado, la simple apertura de la nueva pista supone una degradación del entorno que sobrepasa el mero impacto visual.
  Entronca con la otra pista de acceso a Pioru, cerca del lecho de la cuenca principal del Argañéu. Éste rebasa sobre una plancha de hormigón de la pista común de retorno a Gamoneo. Unos metros río abajo aún se conserva el puente de madera del camino primitivo (foto ampliación). Al lado, el molino de Güeraño. Quedan también en este rincón restos de cuerres o construcciones circulares de piedra donde se guardaban las castañas para su conservación.

Pioru, Gamoneo y El Río (Argañéu)La cuenca del río Argañeú corta la miniatura en horizontal por el centro, separando Pioru de las praderías de Gamoneo de Cangas. La vaguada que sube de frente, en el lateral derecho de la imagen, remonta hasta el mismo Collao Peréu. En su base, el invernal con la pradera de la ampliación, junto al que pasa la pista que nos sube a Gamoneo.
  Esta imagen está tomada desde el Camino Real, antes de doblar a la otra vertiente del subcordal que se proyecta entre los ríos Argañéu y Umandi

Sogaedo (Gamoneo de Cangas) y PioruOtra imagen ´aérea´, esta vez sacada desde el lado contrario, desde la cresta cimera de la Corona el Canto, que cierra la Sierra del Collao Peréu.
  A la derecha, el pueblo de Sogaedo, al que llega la pista de Pioru. Éstos invernales los vemos enfrente, con la franja de pradería bien delimitada. También se aprecia el extremo final de la pista en sus últimos tornos, antes de los invernales.
  Por el centro de la imagen la quebrada del desfiladero del río Argañéu, por donde baja el camino a Llano de Con. Éste se coge justo en el linde inferior de las praderías de Pioru.
  El lomo de pradera de la vertical de la Corona el Canto delimita las dos vaguadas que marcan el discurrir de la pista.
  En El Río (nombre que dan en Gamoneo a la zona del molino de Güeraño) enlazamos con esta pista cegada. Pasamos junto al invernal de la ampliación anterior y empezamos a subir por una sombría valleja (foto ampliación), que no es sino la cárcova en que muere toda la vaguada que vierte desde el Collao Peréu.
  La rampa no desmerece respecto de la que acabamos de bajar, sólo que ahora nos toca padecerla hacia arriba. El desnivel se vuelve aún más acusado en las cerradas revueltas de la pista, que buscan escapar de ese húmedo callejón.

Ería de SogaedoA medida que nos vamos desplazando hacia la vaguada contigua, el cegado valle de la ería de Sogaedo (foto miniatura), cede la cuesta. Por la derecha entra un ramal de pista. Llega de otro invernal, el mismo que se alcanza por el camino de Las Maedas. Por tanto, con las dos rutas reunificadas afrontamos los últimos metros de ascenso por el lateral del valle.
  En lo alto de la loma relucen las casas de Sogaedo (foto ampliación), regentes de un mosaico de praderías que nosotros contemplamos desde la fresca sombra del bosque que brota en la ladera opuesta.
B) A GAMONEO POR LAS MAEDAS
Las Maedas desde el BruxeruUna Maeda es un paso malo para las vacas. Por todos los flancos de la Sierra del Collao Peréu, cortan escabrosos senderos en busca de buenos pastos para el ganado menor. Las dos sendas troncales de estas Maedas son la que sube desde el Collao Peréu a Llano Canto, por la vertiente Nororiental de la sierra, y la que ahora vamos a coger, que comunicaba La Frecha con Gamoneo (estribaciones del flanco Noroccidental).
  La miniatura da una idea del terreno por el que se cuelan estas maedas. Desde la misma cima del Bruxeru (que, junto con la Porra Uberdón, forma la doble pirámide somital de la sierra) se precipitan las vastas faldas de cuesta que entuban en la Cárcova. Al fondo las praderías de Gamoneo.
  Ampliación: detalle de un paso de La Maeda.

cuenca cabecera del río ArgañeuNada más coger la pista en la majada de La Frecha, ésta corta en llano la ladera que vierte sobre una de las cuencas cabeceras del río Argañéu.
  La dirección a coger es sencilla, tenemos que bajar hasta la collada que vemos al otro lado del regón, en el frontal de la cuesta que divide las dos cuencas cabeceras del Argañéu. Incluso llega a verse el sendero que sale de la riega en dirección a la collada. También nos fijamos en un caseto blanco de pequeño tamaño, que parece un registro. Se apunta otro sendero que remonta hacia La Frecha por la margen derecha de la riega.
  Tenemos que caer a la riega casi a la altura de este registro. Cotoyas y helechos, junto con el talud de la pista, hacen casi imposible la operación. Después de tantas horas de marcha, y con el peso y el volumen de las mochilas, la mente ya aconseja seguir por la pista. Tampoco es el verano el mejor momento para entrar en estos caminos poco transitados de la baja montaña. Todo está en contra, salvo las ganas de disfrutar de una naturaleza en todo su esplendor y la inocencia de mis compañeros.
  Rodamos hasta el lecho de la riega por la única línea posible, en que el argayo del talud y el más limpio suelo del débil arbolado obligan a ceder a las prolíficas cotoyas.
  Por la orilla del regón, metidos en una auténtica selva, buscamos el sendero que sale en llano hacia la collada, por la margen derecha del regato.

collada de entrada a Las MaedasLa collada cabalga entre las dos cuencas cabeceras del río Argañéu. En este abrigado rincón crece una compacta mancha de castaños.
  Devolamos la collada y encontramos un camino que sale en llano a media ladera. La mejor opción es dejarlo y dejarse caer en diagonal respecto del mismo, por la vaguada del castañéu.
  Poco rastro queda de las sendas ante el empuje de los helechos. En la bonanza del estío los ganan la rabiosa tonalidad de verdes, pero en las distancias cortas, nos vemos inmersos en un bosque de maleza. Sólo el paso esporádico de algún rebaño permite seguir el curso del sendero.
  Tenemos que bajar hasta la otra riega cabecera del río Argañéu, algo más abajo de la enorme cárcova que quiebra la Sierra del Collao Peréu (foto ampliación).

Las MaedasA medida que nos acercamos al fondo del cañón los caminos van confluyendo, conformando un rastro evidente que nos conduce al rústico puente de la miniatura.
  Metidos de lleno en el profundo lecho de la riega, todo son prietas peñas e impenetrables cuestas. Un terreno vasto y a la vez angosto, que sólo puede surcarse por los recovecos de Las Maedas.
  Tenemos que salir del cañon, y la senda nos guía, trepando entre las peñas. Cogemos rápidamente altura hasta entrar en los corredores cuasinaturales que doblan los cantiles del Argañéu.

Las MaedasUna vez ganada bastante altura sobre un río que se hunde a los pies de estas escabrosas laderas, el camino afronta decididamente el flanqueo de las plegadas estribaciones de la Sierra del Collao Peréu. Los cantos prietos de la peña obligan a buscar paso entre los flancos más débiles. Surca el sendero sin excesivas dificultades todos estos modestos farallones, aunque no deja de ser una maeda, de ahí que no deja de haber algún paso que nos lleve a apoyar la mano en la roca.
  En las imágenes (más nítida en la miniatura) recuperamos la vista de las praderías altas de Pioru. En ambas se recoge también el paso por los cantos de La Maeda, que obligan a doblar a una nueva acanaladura cóncava con nuevas sorpresas.
  En la ampliación ya se apuntan los últimos cantos de la Maeda, antes de salir a una ladera más abierta que mira prácticamente al Norte, hacia Sogaedo.

paso de La MaedaUna línea horizontal y sencilla, que se apuntaba en anteriores apartados, en una ladera de helecho menos angosta, invita a relajarse. Caminamos plácidamente con la referencia del Collao Peréu y el xerro calcáreo de la Corona el Canto (foto ampliación).
  Mis compañeros ya se animan ante la comodidad del terreno. Siguen la senda que corta la ladera en comba hacia la vaguada del Collao Peréu.
  La foto de la miniatura no es una imagen que se me haya colado. La aparente placidez es engañosa, pues la Maeda aún suelta algún coletazo inexperado, más aún en los recorridos invernales en que el hielo o el agua pueden complicar el paso.

La Muda (Sierra del Collao Peréu)La vaguada del Collao Peréu la cruzamos horizontalmente, entre los árboles altos del bosque que recubre toda la angostura que se entuba en caída sobre el río Argañéu.
  Manteniendo siempre la horizontalidad salimos a una solitaria cabaña en el otro lado del cóncavo valle (foto miniatura).
  El sendero se reconvierte en el extremo de un ramal secundario de pista, que, también en llano, con bonitas y abiertas vistas, nos lleva a entroncar con la pista que sube del río Argañéu.
  El cruce se encuentra en un recodo de arbolado, que pronto se nos va abriendo, en nuestro continuado ascenso por la nueva pista, a la ería de Sogaedo (foto ampliación). La pista sigue su ascenso entre el linde del bosque y de las praderías.

Corona el Canto y La Muda (Sierra del Collao Peréu)A la altura del final del bosque, gira la pista por la base cabecera de la ería, en los últimos tramos de ascenso hacia Sogaedo.
  Los últimos suspiros de la pista protagonizan las dos imágenes del apartado.
  El xerro que domina toda esta franja cabecera de fincas es la Corona el Canto. Detrás, La Muda, primera prominencia del filo de cuesta que remonta hasta la doble pirámide del Bruxeru y la Porra Uberdón. La depresión que se forma entre la Corona el Canto y La Muda corresponde al Collao Peréu, que da nombre a la sierra.

La Salgar (Gamoneo de Cangas)Sogaedo es uno de los pueblos que conforman Gamoneo de Cangas. Hunde sus raíces en la cimera de una loma que frena en la atalaya que rompe sobre el desfiladero del Argañéu.
  Todos estos pueblos son punto final de la carretera de los Gamoneos. La nuestra, en retorno definitivo hacia el coche, sigue al principio la misma cimera de la loma. Desde esta privilegiada cabalgadura redescubrimos los otros núcleos de Gamoneo: Los Cuetos, Les Cuerries y La Salgar, donde llega el camino enconchado que escapa del desfiladero, procedente de Llano de Con (foto miniatura, con la Sierra de Priorio y Güeraño al fondo).
  Sogaedo, foto ampliación. Está sacada en el camino que baja del Collao Peréu hacia el límite de los Gamoneos. Dos son los caminos que bajan del collado hacia los Gamoneos, uno por cada costado de la Corona del Canto.

Esprón (Gamoneo de Onís)La comba de la collada en que nuestro ramal de carretera se une con el procedente de los otros pueblos de Gamonéu de Cangues, en la vertical de la Corona del Canto, marca el límite administrativo con Gamonéu de Onís.
  Devolamos la collada, siempre por la carretera, hacia la vertiente de este concejo de Onís. Hermosa bajada sobre la ería de Esprón disfrutando de la panorámica sobre el Cabezo Pandescura (foto miniatura) o La Jascal, así como el circo de modestas cumbres de cuesta que cierran este enclave de los Gamoneos (foto ampliación, la línea de la nieve prácticamente nos señala el paso de las otras Maedas).
  Aunque, quizás, la vista se nos vaya hacia Entrepeñas, la misma collada a la que dirigimos nuestros primeros pasos en esta larga búsqueda de las magníficas atalayas del Cornión.
  ¿Ha merecido la pena?
 


 
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