|
|
|
|
|
Imágenes de una vida en la montaña (XVI) |
|
|
|
Ha amanecido otro día gris y lluvioso. La protagonista va a ser el agua. La montaña ofrece múltiples alternativas para acudir a ese encuentro con el agua. La Canal de Ciercos ha resultado ser una buena elección. No hemos salido del coche y ya nos recibe un desbocado río San Esteban.
|
Engaramitado en una peña, el pueblo de San Esteban (de Cuñaba) parece a resguardo del rugir del río. La Torre de Árguma, con las abismales cangas de pastizal, emerge desafiante en el trasfondo del pueblo.
|
Muchos millones ha gastado el pueblo para recuperar el antiguo camino que comunicaba con el pueblo cántabro de Tresviso. Dinero invertido en llenar los costados de la Torre de Árguma de presas, ferratas y cableado. Labor ingente para desvirtuar la esencia de un camino que encontraba una bonita y sencilla alternativa en el camino que remontaba toda la Canal de Ciercos.
|
Dos puentes cruzan el cauce del río San Esteban. El primero sustenta el ramal asfaltado que entra a San Esteban; el superior, es el inicio de un camino de gran belleza y escasa dificultad.
|
Los paneles explicativos no dejan de ser informaciones breves de un determinado itinerario. Si los alejamos del pueblo nos encontramos con indicaciones insuficientes, que no pueden pretender suplir a las guías, mapas y brújulas que facilitan la orientción en la montaña. Además tampoco podrán confrontarse con las indicaciones de los vecinos respecto al itinerario a seguir.
|
El colorido de la Canal de Ciercos sorprende hasta los grises días del otoño. La espumosa agua del río, vertebra una garganta montuna de ricas tonalidades. La peña, las colgadas cangas, la ería de San Esteban y su recogido emplazamiento van desvelándonos sus secretos a medida que el camino gana altura por las laderas de la canal.
|
El camino se ve cortado por varias riegas en su subida hacia Sombeju. Débiles regatos que apenas remansan en los recodos del sendero, pero que no deben infravalorarse, porque cuando la lluvia no cesa las torrenteras rompen por todos los resquicios de la peña y pueden comprometer el paso por el camino.
|
Las gargantas y desfiladeros asturianos forman aislados microclimas que acogen especies propias del monte mediterráneo como la encina. Algunas llegan a alcanzar un buen tamaño, aunque dentro de los Picos de Europa el conjunto que más llama la atención cae por la vertiente del Cares, en el camino que baja de Trespandiu a Trescares.
|
Sombeju nos recibe con las grises siluetas de la Cabaña del Coteru. La nube se pega a las peñas de la canal, recortando su perfilados espolones.
|
El agua sucia de la corrosiva torrentera arrastra los terruños de las canales y pasos de la Sierra de Cocón. Esta bonita cascada es un bonito aperitivo para entrar en la cabecera de la Canal de Ciercos, en el circo de Sombeju.
|
Las cabañas de Sombeju se esparcen por la cabecera de la Canal de Ciercos, circo cegado por el envoltorio de la Galamería. Un gran salto de agua rompe sobre el curso naciente del río San Esteban.
|
Detalle de la cascada. Los troncos de los árboles de las manchas boscosas de la parte alta del circo aparecen amontonados en los rompientes de las cascadas, arrastrados por la fuerza del agua.
|
Vista general del circo de Sombeju.
|
El Collao la Galavín es la salida natural de la Canal de Ciercos. Es una depresión muy venteada porque confluyen las corrientes que remontan toda la canal con las que entuban por la garganta del Rubó, en la vertiente del Cares.
|
¿Qué mejor lugar para finalizar nuestro recorrido por un mundo de cascadas y torrenteras que esta plácida charca donde rebotan las azotadas gotas de agua?
|
|
|
|
|
|