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Imágenes de una vida en la montaña (X) |
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Soñó D. Pedro Pidal con mostrar las bellezas del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga a una sociedad urbanizada que había perdido el contacto con la naturaleza. Autobuses saliendo de Gijón con dirección a Vega de Ario y Ordiales. Su sueño quedó a medias, pues la doble carretera quedó truncada en el brazo troncal que muere en los Lagos. Quizás se haya conseguido en parte su propósito de acercar la naturaleza al hombre urbano, pues la concepción decimonónica de los Parques Nacionales sigue inspirando el concepto de montaña que han adoptado las administraciones públicas. No se escapan a este ideario las federaciones de montaña, más pendientes de llenar la montaña de refugios y señales, y de obtener descuentos en los teleféricos, que de adaptarse a los nuevos postulados del montañismo moderno. Líneas de autobuses salen de Gijón con destino a Los Lagos. Quedan unas horas de marcha aún para el mirador de Ordiales. Violando la normativa se llega en coche a Pandecarmen. Un camino de herradura es el único esfuerzo que se exige a los turistas. Hace cien años el Marqués de Villaviciosa tuvo un sueño; en los albores del siglo XXI nuestro sueño es recuperar la montaña que conoció D. Pedro Pidal. Montaña de pastores y ganados y de cumbres vírgenes en las que aún se puede practicar el montañismo que se ha dado en llamar ´heroico´ y se podrá seguir practicando por los siglos de los siglos.
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