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Rutas por los Picos de Europa

Peña Parda (Macizo Occidental)* Apéndice: coordenadas GPS

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El Collao Bustiello es una alargada depresión combada que se frena en las romas cimeras forestales del Pico Cuerno. Su peculiaridad radica en la curiosa poda a que aparenta haberse sometido el hayedo. El pastizal se extiende por todo el abanico de terreno que se prolonga al Oeste de la collada. La misma cuerda de la collada parece frenar el avance del hayedo, que se recoge en la vertiente oriental del Collao Bustiello.
  El sendero que lleva a Entremisos se oculta en el mismo centro del Collao Bustiello. Ha de avanzarse por el camino principal hasta el punto en que más se acerca al bosque, momento en que ha de dejarse (Este) para alcanzar los lindes del hayedo. En una falsa hoyada de la campera se coge el sendero que entra en el hayedo con tendencia tangencial descendente (Noreste) con respecto a la comba del Collao Bustiello.
  El tramo de bosque que ahora se inicia no es muy largo, mas esconde un rincón en que el hayedo cobra todo su poder de sugestión. Es un suspiro enlatado, pues pronto se funde el sendero en el extremo de una detenida pista.


El hayedo que recibe los primeros compases del sendero, pronto se torna en un bosque con predominio de matas arbustivas. Entre el ramaje se aprecian las murias de una hoyada de pradería recogida en este rincón del bosque.
  La vereda engaña con una pronunciada revuelta a la derecha; brusco giro que enseguida encuentra compensación con otro en sentido opuesto. Con este improvisado zigzag, que introduce una ligera confusión, el sendero va a seguir faldeando por todos los pliegues forestales, pero a un nivel ligeramente inferior.
  Al doblar este recodo del bosque se encuentran los restos de un tomado bebedero. Apenas quedan unos metros para que el sendero muera en una riega y resurja convertido en pista, mas ese instante que nos resta es de una intensidad tal que parece devolvernos a un pasado mitológico en un universo atemporal (foto miniatura y ampliación).


No se sale del bosque, pero el caminar por la pista parece poner término a esa complicidad que existe entre la naturaleza y el montañero cuando la sencillez del camino se restringe a un rastro débil y difuso. El caminante mueve las piernas y el corazón, pero el montañero mueve además los sentidos. El concepto del senderismo no se puede traspolar a la montaña por cuanto convierte al montañero en mero caminante; viola la secular omousión de montaña y montañero, creando pasillos ajenos a la naturaleza en que pretenden integrarse. Toparse entre la hojarasca de las nieblas mitológicas un cartel de chapa pintada de verde, con flechas y sencillos monigotes, confunde la mente al recibir imágenes contradictorias. La montaña cobra su sentido cuando el montañero llega a ser incapaz de discernir la realidad del tiempo en que se haya, aceptando que tras cada recodo puede compartir camino o soledad con los pioneros de la exploración de los Picos o con uno de los primeros moradores del valle. Los indicios del siglo presente han de quedarse recluidos en su jaula urbana.
  Del bosque se sale por una ventana abierta a las catedrales calcáreas de las Peñas Cifuentes (fotos miniatura y ampliación). La alta montaña encuentra en estos lindes del bosque un marco natural digno del mejor pincel.

Fuera del bosque, la pista corta las laderas de helecho y matorral que forman los faldones de este submacizo calcáreo de la Bermeja.
  En este corto tramo que lleva a Entremisos, se flanquea sobre una de las vaguadas que vierte al Cares a la altura de Soto; mas es preferible seguir rodeando por la pista antes de tirarse a tumba abierta por las tomadas laderas.
  Aprovechando un ejemplar aislado de roble, se plasman sus características hojas en la instantánea de la miniatura. Al fondo las Peñas Cifuentes (Torres del Friero, Hoyo de Liordes y Salinas). en la ampliación se completa la panorámica con las Torres de la Celada, la Palanca y el Llambrión, ya en el núcleo de los Urrieles. Los montañeros disfrutan del paseo que les lleva a Entremisos.

Un breve retal forestal desgajado de manchas más compactas anuncia la entrada en el entorno de Entremisos, donde encontramos este aislado chozo (foto miniatura y ampliación).
Al otro lado de este efímero apunte boscoso, se vuelve a las peladas laderas que se pliegan en los faldones sureños de la Torre del Collao Verde y los Picos de Pambuches. Destaca un promontorio en uno de estos pliegues que vertebran estos gruesos faldones. Se trata del Pico la Pandiella, cotero de paso en las rutas que suben desde Soto de Valdeón al Seu del Gato.

 
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