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Rutas por los Picos de Europa

Fiesta del Sagrado Corazón (Macizo Oriental)*

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1) La Canal de Juanfría
Canal de JuanfríaEl Sagrado Corazón (o Pico San Carlos), como toda montaña, puede ascenderse desde diversos flancos. En líneas generales puede resumirse diciendo que los vecinos de Tresviso suben por el Hoyo del Tejo, donde arranca la pista que sube al Casetón de Ándara; en Bejes se concentran la mayoría de los todoterreno para subir a la gente hasta las Vegas de Ándara, en el mismo pie de la montaña; por la Canal de San Carlos suben los nativos de los pueblos lebaniegos de Colio, Viñón, Argüébanes y Potes, entre otros; la Canal de Juanfría es la menos transitada, siendo la ruta más directa si se sube desde el pueblo de Lon.
  De todas estas alternativas me he decantado por esta última, por recorrer parajes de enorme belleza. Es una ruta bastante dura, que ha de salvar un considerable desnivel. Es demasiado exigente para las personas poco habituadas a salir a la montaña; sin embargo, éstas podrán disfrutar de rincones de gran encanto sin necesidad de completar toda la ascensión.
  En la miniatura puede verse una vista general de la Canal de Juanfría tomada en Las Vegas. El San Carlos es la cumbre de la izquierda de la imagen, cuyos contrafuertes caen sobre la Collada Juanfría, donde llegan las graveras de la canal. El camino de aproximación entra en horizontal desde los Puertos de Edes, atravesando Las Buscas. Es un viejo camino minero que muere en las paredes inferiores del San Carlos, en las Minas de Viaje. Una vista similar se recoge en la ampliación, en que se muestran en primer plano los pastizales de Las Vegas y el frontal superior del Monte La Mayor.
ver descrpción detallada de la ruta

Lon (Liébana)Aún no ha amanecido y ya nos encontramos dispuestos para la marcha. La misa es a las doce y no conviene descuidarse por el camino. Son varias horas de ascensión y el sacerdote no espera.
  En la montaña es importante madrugar cuando se afronta una dura marcha. En verano el calor y la deshidratación se acusan durante las horas centrales del día, siendo conveniente que ya nos sorprendan en la cima o durante el descenso, cuando el esfuerzo no es tan acusado. Durante el invierno la noche se echa encima enseguida, y la temperatura cae por debajo de los cero grados en pocos minutos.
  En la miniatura, entre la penumbra que apunta el próximo alborear, parece clarear sobre la caliza de la Rasa y los Llambriales Amarillos. Las ramas del árbol central tapan parcialmente la cima del San Carlos. Una tenue luz ilumina la iglesia de Lon, que se muestra en primer plano en la ampliación.

pista del puertoUna constante de las pistas lebaniegas son sus pronunciadas pendientes. El cuerpo, aún frío, se ahoga en cada rampa. Ha de frenarse el ímpetu de la salida y acompasarse el paso a un ritmo cansino y mantenido para que el cuerpo vaya entrando en calor.
  Sin prisa, pero sin pausa, el sol también ha despuntado por el horizonte. La sombra aún cubre el lecho del valle, pero los dorados rayos del alba tiñen de fuego las cumbres del entorno.
  En la miniatura ascienden los montañeros por la pista del puerto, mientras los rayos del sol ya inciden sobre la cima del Sagrado Corazón, semiempastado con las peñas que dominan lo puertos de Edes.
  En la ampliación, amanecer en Silla Caballo y en el subcordal desgajado de esta montaña que se proyecta sobre Liébana desgajando los puertos de Lon y Tanarrio.

LonEn el umbrío lecho del valle, Lon todavía no ha despertado. Disfrutamos de una de las marchas de aproximación más evocadoras que se puedan recorrer. Nos elevamos desde las praderías y bosques que recubren los valles, ascendiendo a las altas cumbre a través de todos los pisos de montaña. Las calles del pueblo despiden nuestra partida, hasta el pronto regreso a las tertulias de los vecinos con la caída de la tarde.
  En la miniatura queremos distinguir las casas de lon entre los claros de pradería del bosque. Al fondo se recorta, dorada por el tenue sol, la picuda cima del Pico Jano. La montaña que enmarca la ampliación es la formada por las cumbres de La Viorna y el Pico San Martín. Esta foto está sacada desde las calvas de La Picota.

La PicotaLa pista no pasa por La Picota, sino que traza un largo rodeo por las praderías y manchas forestales de sus faldas occidentales. Subimos muy atentos a la desviación, pues el viejo camino apenas aparenta un tomado sendero que se pierde entre el boscaje.
  El cuerpo ya ha entrado en calor. Cortamos directos por las llastras que forman la calva de La Picota, encontrando una curiosa construcción de piedra.
  Libres de la espesura del robledal, disfrutamos de una abierta vista de la vertiente lebaniega de Ándara. En la miniatura despunta la omnipresente silueta de Silla Caballo y las agrestes canales que flanquean la Tabla del Pino, deudoras de la Canal de Lechugales (con la que comunican a través de las Horcadas del Pino, Bajero y Cimero). En la ampliación tenemos el otro conjunto montañoso del macizo, individualizado del anterior por la amplitud de la Canal de las Arredondas. Destaca la cumbre de los Llambriales Amarillos, por situarse en el vértice. La cima del San Carlos se va confundiendo paulatinamente con las peñas que cierran el circo de pastizal de los Puertos de Edes, entre las que se cuela la Canal de Juanfría.

La PicotaEl camino pasa por un bosque de robles al lado de la casa de La Picota. A la izquierda se deja el promontorio pelado que se erige en destacado mirador del valle de Lon y de este sector del Macizo de Ándara. Conrinúa recto hasta entroncar de nuevo con una pista. Algo más arriba se llega al cruce en que ésta (porcedente del Collao La Hoz) se une a la pista principal del puerto, procedente de Lon, y que se ha dejado algo más abajo para acercarse a La Picota.
  En la miniatura alguno de los ejemplares de roble que se encuentran a la vera del camino. En la ampliación el adosado de invernal anexo a la casa de La Picota. Al fondo, el sol despunta sobre Peña Sagra y La Ventosa.

AndaluviaLlegamos al invernal de Andaluvia, protegido del sol de la mañana por la sombra de los robles que lo circundan. Encontramos un buen bebedero a la vera de la pista. El verano etá resultando especialmente seco, pero aún echa algo de agua. El panorama es hermoso. Ándara muestra sus vertientes más agrestes y sus líneas más bellas, como la singular montura de Silla Caballo.
  Cerca del invernal sorprende encontrar un solitario tractor aparcado. Normalmente se agrupan al final de la pista, unas revueltas más arriba, en la hondonada de Hoyo Moro.

Hoyo MoroNos sorprende encontrar sólo un par de todoterrenos en el Hoyo Moro. Hace cinco años se agolpaban en la explanada un buen número de tractores. Incluso encontramos en la Canal de Juanfría algunas vecinas de Tama que se habían decantado por esta ruta para llegar a la fiesta. No obstante, nos precede un grupo de montañeros que habían salido de Lon un poco antes que nosotros. Con todo, la subida por la Canal de Juanfría es un de las menos utilizadas para subir a la fiesta.
  Los todoterreno han aparcado a resguardo de los avellanos que delimitan la pradera del Hoyo Moro. El prado se ha muriado aprovechando la hondonada que caracteriza este enclave, sito en el plano de engarce entre las praderías y bosques de la cabecera del valle y los primeros contrafuertes rocosos de Ándara.
  Vemos en la miniatura las pardas peñas del Pandillu, entre las que se cuela el antiguo camino minero de los Tornos de Edes. La ampliación nos ofrece una última mirada a Silla Caballo, antes de adentrarnos en el embudo de los Tornos de Edes. Hasta no coronar el puerto,en la collada que devola hacia Las Buscas, no se recuperará la vista de la parte somital del macizo.

Potes y Peña SagraCoronado el Hoyo Moro, la pista traza una pronunciada reveulta en pleno altozano, difuminándose en la pradera. Enseguida se desdobla en dos ramales cegados y moribundos. El de abajo muere en un bebedero, donde sale una de las sendas que pasa a la majada de Osmedián, senda poco utilizada que se pierde con frecuencia.  La pista de arriba, lindante con muriado avellanal del Hoyo Moro, degenera en el perdido camino minero que sube a los Puertos de Edes.
  En el centro de la miniatura se perfila el Cueto Aravedes, que comprime el centro neurálgico de La Liébana, ciñendo la confluencia de los valles troncales de la Comarca en el entorno de la Villa de Potes. En el horizonte se recorta Peña Sagra y el sector de la Cordillera Cantábrica que cierra la estación de esquí de Alto Campoo.
  En la ampliación vemos como en nuestro lento pero continuado ascenso hemos ido escalonando el camino minero, la pista que muere en el Hoyo Moro, Andaluvia, La Picota y, en el fondo de este valle lateral de Camaleño, el pueblo de Lon. La Viorna y el Pico Jano separan los valles de Camaleño y Vega de Liébana. Delimita la comarca lebaniega la columna vertebral de la Cordillera Cantábrica, tras la que despunta la doble morra del Curavacas.

Valle de CamaleñoDesde el camino que entra en los Puerto de Edes miramos a la franja intermedia del Valle de Camaleño, señoreada por el pueblo de Mogrovejo y su torre medieval. Aquí la Cordillera Cantábrica muestra dos de sus sectores más afamados: el de Peña Prieta, máxima cota de la cordillera, y el del Coriscao, que ha acogido la ampliación del Parque Nacional de los Picos de Europa por la rica representación de la biodiversidad que aún atesoran sus bosques.
  En un primer plano, pese a su modesta altura, destacan Los Cabezos, pelados pastos que miran al Sur y que ocultan el poblado hayedo de su cara más sombría.
  En la ampliación, he recortado la foto a la altura de otras modestas montañas, La Viorna y el Pico San Martín, que forman un único conjunto montañoso de figura trapezoidal. Rebajo la altura de miras para devolver el protagonismo al valle, a Lon y los pueblos del entorno.

Tornos de EdesEl camino minero gana altura en muriados tornos doblando por una collada al estrecho embudo que se constriñe entre las peñas pardas de Mañimoco y el Pandillu. Por esta valleja serpentea al viejo camino en lo que se conoce como los Tornos de Edes. Por el centro arroya la torrentera alimentada en los manantiales del puerto.
  En la miniatura vemos el embudo de entrada al puerto. Recoge la ampliación los últimos tornos de la subida, antes de coronar El Pandillu. Nuestro grupo ya se aproxima al que le precede, siendo los últimos peregrinos que hoy ascienden por esta cara de la montaña.

MañimocoApunté como la peñas pardas de Mañimoco, con su apéndice de Santolaja, y del Pandillu, junto con sus respectivas colladas, forman los contrafuertes entre los que se ciñe la valleja por la que se cuelan los Tornos de Edes. Estos sonoros vergeles copan los extremos de este frontal sureño de los Puertos de Edes.
  Vemos en la miniatura las ovejas pastar en las resecas hierbas del Pandillu. En la otra punta de la vaguada el sol va conquistando las sombras de los Picos de Mañimoco. Uno de los montañeros que sube a la fiesta está ya bastante cansado. Su pareja queda en su compañía. Aún queda mucho por subir. Lo mejor es quedarse en este rincón a disfrutar del día. La montaña no es sólo para los más preparados, sino que guarda joyas paisajísticas a aquellos que saben apreciarla. ¿No es el marco calcáreo que se muestra en la ampliación una imagen digna de cualquier rincón de la alta montaña de los Picos de Europa?

Las BuscasEn la collada anexa a las pardas peñas del Pandillu el camino dobla y asciende faldeando las laderas de Las Buscas. Enfrente se alza altiva la cúspide de los Llambriales Amarillos, en el vértice de este conjunto de Ándara. A la izquierda despunta la punta de Silla Caballo Bajero, incapaces de plasmar en un sólo plano toda la majestuosidad de un rincón del macizo marcadamente desgajado por la Canal de Las Arredondas.
  En la ampliación dos ovejas llegan a la collada por la otra vertiente, siguiendo el camino que viene de las Cabañas de Lon, en la franja de transición entre Las Arredondas y Las Allemas. Al fondo peñas como el Mermeju La Tabla, La Tabla del Pino y Silla Caballo. Los marcados argayos de la Canal del Argumosu y de la Canal de Las Grajas (nombre que recibe por extensión de la peña así llamada que hay en las proximidades), trepan hasta las Horcadas del Pino Bajero y Cimero respectivamente, pasos entre las escarpaduras de Lon y la Canal de Lechugales.

Valle de CamaleñoEl camino entra en Las Buscas afrontando el final de su recorrido. Invita a echar una vista atrás, por las aberturas de las canales que quiebran las peñas de El Pandillu. Por las faldas del Pico Jano y de la prolongación del cordal hacia las Peñas de Llesba (antesala del collado del mismo nombre en que se encuentra el monumento al oso), arroya un impetuoso río Deva. Se oculta su cuenca alta tras las prolongaciones boscosas de la Sierra Carielda, ganando protagonismo su valle deudor del río Cubo.
  Muestra la Cordillera sus cimas más prominentes, su techo en los cielos de Peña Prieta y el Curavacas. Pero una mirada al frente nos devuelve a las murallas calcáreas de los Picos de Europa, a las envolventes verticalidades del Pico del Diablo, más conocido como La Junciana, pero más fácil de identificar desde esta vertiente lebaniega por el explícito topónimo de los Llambriales Amarillos. El San Carlos, punto culminante de las paredes de su derecha, queda fuera de lso márgenes de la foto evitando el desánimo y la invitación a sestear en estas plácidas camperas de la media montaña.

Canal de JuanfríaEl abandonado camino minero traza un último par de tornos, antes de morir empotrado en la peña. Unas cuevas en la roca son los únicos vestigios de las antiguas minas de Viaje.
  No llegamos a concluir este viaje por la ruta de los esforzados mineros, antes de pasar la riega que nos separa de la peña un sendero de tierra trepa por las pindias laderas herbosas de nuestra derecha. Se inicia la ascensión de la Canal de Juanfría (miniatura).
  La foto ampliada nos devuelve una panorámica de un sector del Valle de Camaleño. En la sombra apenas se apuntan las torrenteras que se descuelgan de la Canal de Juanfría y de los paredones de los Llambriales Amarillos. Mundo de argayos que se intercala entre el Monte Valláu (contiguo a El Pandillu) y la Collada de Somajía, soleado pastizal con algún arbolado disperso en la parte inferior derecha de la imagen. La Collada de Somajía es paso a la encrucijada de caminos que se distribuye por las Cabañas de Lon, Canal de Las Arredondas, Las Allemas y éste de la collada procedente del Pandillu.

Canal de JuanfríaLa Canal de Juanfría se estructura en dos partes bien diferenciadas. La primera es la comprendida entre el camino de las minas de Viaje y la Fuente de Juanfría. Es un terreno predominantemente herboso. Sólo brevemente entra la vereda en las pulidas llambrias del argayo que recorre la canal, tapizadas de fino grilillo depositado en las fuertes escorrentías.
  A la altura de la fuente se forma una amplia collada en el lateral derecho de la Canal, que permite asomarse sobre los peñascos que cierran los Puertos de Edes.
  La Canal de Juanfría tiene una disposición peculiar, pues no estructura verticalmente el Macizo de Ándara, sino que es una acanaladura diagonal que corta de izquierda a derecha las paredes del San Carlos. De ahí que permanezca oculta desde el valle y sólo destaque al observarse este rincón de Ándara desde peñas o collados situados en la franja intermedia del macizo, algo más al Oeste.
  La segunda parte de la canal es la que se recoge en la foto de la miniatura. Los montañeros evitan la gravera que la cubre, remontando desde la fuente por el linde entre el pastizal y la pedrera. Luego remontan directos a un pequeño covacho.
  la foto ampliada muesta una de las imponentes perspectivas que ofrece la peña de los Llambriales Amarillos.

Canal de JuanfríaLa cueva (foto ampliada) es poco profunda. Se ha ganado bastante altura y se encuentra en una zona abierta de la Canal de Juanfría, disfrutando de una vista privilegiada del Valle de Camaleño. El Pico Jano, Los Cabezos y la Peña Oviedo son las modestas montañas que fuerzan los plegamientos del Deva. En su cauce vierten las acanaladuras forestales que pliegan las faldas de la Cordillera Cantábrica. La Cordillera Cantábrica nos regala tres de sus cumbres más conocidas (de derecha a izquierda): el Coriscao, aguas vertientes al Deva; Peña Prieta, que mira al valle de Vega de Liébana, y el Curavacas, metido hasta la médula en la montaña Palentina.
  A la altura de la cueva los animales han asentado en la gravera una senda que atraviesa en horizontal hasta retomar el fondo de la canal. El sol se cuela por el ojo de una de las peñas que la flanquean.

Collada JuanfríaLa pedregosa vaguada emboca la Collada Junfría, donde se da por finalizada la canal. La cóncava campera de la collada concentra todos los rebaños del entorno, cual oasis en el más reseco de los desiertos. Cabras y ovejas chupan con afán los terruños de la collada, quizás buscando la sal que necesitan para vivir. Nuestro paso apenas interrumpe su actividad. Damos una nota de color en el monótono tintinear de los cencerros.
  La marcha exige una pausa, que agradecemos, en este rellano de campera ganado a los abismos del Can Carlos y que invita a contemplar la cima vecina del Samelar.

SamelarBajo la atenta mirada del Samelar, ha de iniciarse la larga travesía por los lleraos desprendidos de las paredes del San Carlos. Una travesía irregular, que obliga por momentos a perder bastante altura, por las proyecciones de los contrafuertes de la montaña en las laderas de grava que alimenta.
  En la foto ampliada se ofrece una vista aérea de la Collada Juanfría. La campera se difumina en la umbría que la recubre, pero es evidente la abertura hacia la Canal de Juanfría bajo la proa de agujas que proyectan las paredes del San Carlos.

Collada JuanfríaEn la miniatura vemos a nuestra compañera sufrir las incomodidades del desértico terreno calcáreo, con la Collada Juanfría al fondo.
  La ampliación nos transporta, en un simple cambio de dirección, a la placidez de los pastizales del Puerto de Potes. Cortes verticales de la montaña que cierran un circo de pindias argayaduras tapizadas de seco verdor que remansan mansamente en la hondonada de Trulledes.
  El principal regón es el que nace en el Collao la Llaúna (Llaguna), entre la bruscamente cortada cima del Alto las Verdianas y la puntiaguda cumbre del Picón. Al fondo las brumas se adueñan de la costa cantábrica, el litoral de las amarillas bahías de San Vicente de La Barquera.
  Por la base de la pared que corta las suaves laderas de Las Verdianas, un sendero evita las descarnadas calvas terrosas que arroyan por el puerto. Llega al sombrío canalón que se forma en un costado de la montaña, por donde se cuela el sendero de La Endia. Algún solitario de Colio ha elegido hoy esa opción para acercarse al Sagrado Corazón.

Collada San CarlosUna ladera de grava (foto miniatura) parece llevarnos al Collao San Carlos, amplia depresión que se incardina entre el Samelar y el San Carlos. El efecto visual es engañoso. Las sendas se van concentrando en acanaladuras y viras que enlazan las bocaminas abiertas en el corte que da paso a la collada, y que cierra la cabecera de la Canal de San Carlos. Trepando por una de estas acanaladuras o entrando por las estrechas viras, salimos a la cresta del San Carlos o a la comba de la collada respectivamente.
  En la ampliación un grupo de pergrinos charlan animosamente en el canto que lleva al Sagrado Corazón, recortados en las paredes del Samelar. Las mismas paredes que ocultan el Alto las Verdianas. En el lateral derecho de la foto aún alcanza a verse el Collao la Llaguna y El Picón.

 
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