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La Santuca de Áliva (Macizo Oriental)* |
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2) 1ª etapa de la procesión: de Pembes a la Horcada del Acebal.
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a) Breve descripción del recorrido.
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 Se sale de Pembes por la parte superior del pueblo, callejeando por sus calles ceñidas entre viejas casas de piedra. Una estrecha caleya hormigonada, sube directa a las explanadas superiores de Pembes, amplios espacios hormigonados que preceden a la pista que sale en dirección al puerto.
En la miniatura una de las cuadras que se encuentran en la parte alta de Pembes. En la ampliación el Pico Jano, en cuya cima hay una mina de cobre, visto desde las praderías de Pembes.
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 La pista deja el pueblo por el lateral izquierdo del pequeño depósito. Las primeras rampas se encauzan entre el muriado talud de los prados de Pembes. Remonta directa quebrando con su caja la uniformidad de las laderas de pradera que se extienden por la parte superior de Pembes. Visualmente fija su rumbo en dirección a Cumbre Abenas, aislado farallón estratificado que emerge en el horizonte de los altos puertos de Pembes.
Sin darse un respiro, gira en una pronunciada revuelta, afrontando las últimas rampas antes de coronar los invernales del Vao las Aguas.
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 Llega la pista a una portilla construida sobre un foso recubierto de tubos cilíndricos que permite el paso de vehículos pero impide el del ganado. al lado aparecen los primeros invernales del Vao las Aguas. Sigue la pista en falso llano, internándose parcialmente en las manchas boscosas desgajadas de la próxima Sierra de Carielda. Forman los árboles una alameda colgada sobre las pindias camperas que vierten al río de Trespalacios, en la vaguada que recoge las vertientes orientales de Carielda, pasillo forestal que engalana la adosada sucesión de invernales de la vera de la pista. La umbría del pasaje parece incrementarse con las ocres tonalidades prietas de las piedras con que se han construido estos invernales, rematados con una techumbre descuidada.
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 Finaliza el falso llano a la altura del Duérzano, una campera plantada de roble americano. De la pista principal se desgaja un ramal secundario que desciende entre los gruesos troncos de este robledal de ultramar. Esta pista se encamina al complejo entramado que se teje en las laderas orientales de la Sierra Carielda, que lo mismo lleva a coronar lo cimero de la Sierra, como faldea en ondulados recorridos a morir en la pista que baja del Collao Tojo, extremo inferior de la sierra.
La pista troncal del puerto traza en estos rincones sus revueltas más pronunciadas, al abrigo de la arboleda y dejando a su vera reducidas camperas y algún desperdigado y solitario invernal.
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 De las revueltas superiores apenas se desgajan de la pista principal dos o tres ramales poco definidos. Uno entra a las últimas praderías, escondidas entre el bosque en la antesala del Puerto Jollán; otro corta directo por los lindes de una loma poblada de arbolado, a entrar en los dominios del Parque Nacional de los Picos de Europa, en los bajíos del puerto de Pembes, por donde atraviesa la pista que viene de Mogrovejo.
La pista troncal del puerto de Áliva ya se desvía con tendencia marcadamente hacia la Horcada del Acebal, que se erige en el extremo superior de la Sierra Carielda. Esta collada es el punto de engarce de la Sierra con las faldas montunas del Castro Cogollos, primer peñasco del Macizo de Ándara, separado del cordal de Cumbre Abenas por la horcada del Portillo Jollán.
En la miniatura revuelta de la pista con la Peña Oviedo al fondo; en la ampliación vista de la Sierra Carielda con la nube metida en las nevadas cimas de la Cordillera Cantábrica (la cima del Coriscao tapada por nubarrones y algo menos acosada la Tabla Mal Rota y los Altos de la Mostajal).
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b) La procesión en imágenes.
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A la salida del pueblo se afrontan las primeras rampas de la pista, tomando la gente joven el relevo en el porteo de La Santa. El Abad Óscar encabeza la procesión.
Al fondo, en los plegamientos inferiores de la Sierra Veleña se forma la amplia collada del Campo la Santa (Campo Las Santas), donde había una antigua ermita. Por esa collada dobla el camino que sube de Cosgaya a Pembes, usado por los vecinos de este pueblo para bajar a misa, hasta la construcción de la iglesia de Pembes.
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En los invernales del Vao las Aguas finaliza el fuerte y largo repecho del inicio de la procesión. Se entra en un tramo de falso llano donde los fieles pueden retomar los cánticos y oraciones que resuenan en los ecos de la niebla.
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Se retoma el sentido ascendente y se apaga momentáneamente el ánimo de las oraciones. La niebla y los robles transforman el silencio en ofrenda a La Patrona.
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Desde el Duérzano (plantación de roble americano), la pista ya no da tregua. La procesión se orilla por unos instantes para dejar paso a la caravana de vehículos todo terreno que la escoltan. En ellos suben las garrafas de vino, los tortos y los refrescos que van a ofrecer a los pergrinos en la Horcada del Acebal.
Toda parada se aprovecha para entonar nuevos cánticos y plegarias. La niebla se espesa y se pide la intercesión de la Santuca para que luzca el sol en las camperas de Áliva.
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Se retoma definitivamente la marcha. El ascenso va a ser constante hasta la Horcada del Acebal. Breves paradas y un constante control del ritmo de subida evitarán que la procesión vaya perdiendo unidades.
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Han nacido en el pueblo, desde niños han corrido por estos montes y, además, es Su Patrona. Han pasado los años, pero se resisten a la rutina. Aún queda espíritu y fuerzas para volver un año más al puerto con Su Santuca. Otro año, Dios dirá.
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El manto de niebla es cada vez más tupido y empieza a desprender finas gotitas que humedecen el rostro sonriente de La Santuca. Con una capucha de plástico se La protege de las inclemencias.
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